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Hay un ambiente de tristeza y de amargura tremendas
Ayer leí a un hostelero de Pamplona decir que "es duro, pero como va a haber San Fermín, con la que está cayendo". Esos no me dan ninguna pena, los pobres tienen una disonancia de caballo, quieren ser oficialistas aunque se mueran de hambre. A esos siempre les doy una opinión más radical "aguanta, que ya queda poco"
Vi el cartel en un bar bar el día 13 de marzo que decía "yo me quedo en casa, haz tú lo mismo". Ni el Tato ahora, y hubo un día que un vecino mío se sentó en la terraza en otoño y le saludé, mi vecino anticovidiano por cierto y el único cliente de esa mañana, y empezamos a hablar de las sanitarias y sus puñeteros bailecitos en el Tík Tok, y uno de los dueños del bar en la puerta ya empezaba a darnos la razón.
Si aguanta, es porque tiene a una parroquia medianamente fija, pero solía estar petado y ya no. Igual con la primavera puede remontar.
Al lado un local de meriendas, un par de Charos amiguitas de un político del PSOE que impulsó su negocio con publicidad, que te miran con ardor de estomago si vas con la mascarilla bajada, no sea que entres en el local y te salten con el mantra covidiano, porque son del sector oficialista covidiano. Están deseando que entren al local pero no va nadie, mientras miran con cara de amargadas. A estas les doy dos asaltos, local vacío desde antes la Navidad.