Mi sobrino de 19 me ha contado como esta el mercado sensual y estoy flipando

Beltrán Latorre

Himbersor
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Los machos de muchas otras especies de mamífero mueren vírgenes y no lloriquean por ello. Una de las estrategias de la naturaleza para la mejora de la especie es que la hembra elija con quién desea aparearse. De este modo, elijen entre lo mejor del pool genético disponible. Con ello, los genes de peor calidad (en el sentido de su bajo potencial para adaptarse al medio en su momento sincrónico), tienden a desaparecer paulatinamente a lo largo de las generaciones.

Nosotros llamamos a nuestras hembras mujeres igual que llamamos a nuestras patas piernas o a nuestro hocico labios. Creemos ser la creación predilecta de algún dios antropomorfo y ello nos lleva a querer diferenciarnos en el único ámbito que dominamos y donde nos sentimos relativamente seguros: el del lenguaje verbal, donde somos excepcionales y que nos permite crear realidades paralelas que son distorsiones de la "realidad real". Por supuesto las realidades paralelas pueden tener efecto sobre la "realidad real" (véase la creencia en el dinero como medida y depósito de valor, la fe en los derechos humanos o en los diez mandamientos). Pero ello no quita que nuestras mujeres sean tan hembras como lo son las del chacal, la rata o el jabalí.

Pero la tendencia a sostener nuestra existencia sobre las realidades paralelas que segregan nuestras meninges, nos hace reposar sobre bases débiles, que pueden desmoronarse con facilidad. Cualquier crisis manda a la fe en el dinero o la fe en los derechos humanos, en los diez mandamientos o en la segunda venida del dios emplumado Quetzatlcoatl al cajón de las reliquias históricas (en el que, algún día, reposará también la historia en sí misma, que no es más que otra creación de nuestro lenguaje). En los últimos dos o tres millones de años, el ser humano tan sólo ha vivido en civilización (siendo generosos) 7000 años (es decir, apenas un 0,23% de nuestro tiempo sobre la tierra. La civilización podría ser perfectamente una moda pasajera.

Nada es igual en la naturaleza. Dentro de una especie, algunos individuos nacen con taras; o más perqueños; o menos astutos. Incluso el concepto de tara es relativo. En la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX, los aficionados a las mariposas empezaron a ver ejemplares de la mariposa de los abedules (normalmente blanca con motas negras) de color completamente oscuro. El color blanco con motas les había servido hasta entonces de camuflaje. Pero en el contaminado mundo de la revolución industrial, el color hollín de las nuevas mariposas permitía a estas pasar desapercibidas y los depredadores pasaron a cebarse con las blancas. Para finales de siglo, en ciudades como Manchester, ya no había mariposas blancas moteadas.

No existen dos piedras iguales. Ni dos plantas iguales. Ni dos hojas de una misma planta iguales. Ni dos gemelos iguales. La igualdad -como la perfección- es una entelequia humana. La ocurrencia de la igualdad ha intentado imponerse en la psique colectiva humana varias veces, a través, fundamentalmente, de las religiones judeo-cristianas y sus herederos, principalmente el marxismo y las ideologías iusnaturalistas. La igualdad en la posesión de bienes materiales no ha logrado imponerse, pero sí la igualdad en el acceso a encuentros sensuales. A través de la religión, han inventado y convertido en realidad instituciones como el matrimonio. Pero como un hombre puede fecundar a un gran número de mujeres, este se convirtió rápidamente en polígamo (la poliginia es un sueño húmedo de las feministas: apenas se ha dado en la naturaleza ni en la historia, ya que no parece tener utilidad evolutiva). Entonces, para permitir la igualdad en el acceso a las vaginas (y quizás hacer olvidar la igualdad en todo lo demás), se inventó la monogamia.

En la naturaleza es raro encontrar casos de violación. Animales como el león, se cuidarán de violar a una hembra que se mantiene activa cazando búfalos y que podría causarle heridas mortales o susceptibles de infección mortal. Es cierto que una mujer no puede defenderse de un violador como lo haría una leona. Puede ser que exista un dimorfismo sensual desde muy atrás en la evolución que impida a la hembra humana defenderse de machos mucho más corpulentos y fuertes o que se haya permitido a la mujer sobrevivir a lo largo de milenios sin tener que hacer los esfuerzos que hacen otras hembras (nuestra hembra sólo tiene una cría cada nueve meses, excepcionalmente dos, y esto la convierte en algo precioso a lo que hay que proteger para proteger la especie misma). Entonces, la estrategia de la hembra para no ser fecundada por machos con los que no desea aparearse es la formación de harenes a cargo de un macho dominante. Intenta birlarle la cierva al matón astado de la manada y morirás agotado y con heridas de cuernos por todo el cuerpo.

La organización basada en el espejismo de la igualdad, no parece haberle ido muy bien a la mujer: el hombre, aunque se ha agrupado en monstruosas ciudades que albergan millones de individuos, ha dejado de vivir en manada. Las pandillas -viejo residuo de la tribu- se disuelven poco después del matrimonio con carácter más o menos definitivo. El hombre tiende a vivir aislado en celdas de las enormes colmenas que ha construido y que -otra construcción del lenguaje- llama ciudades, quizás para ocultarse a sí mismo el horror de su evolución social hacia formas de vida propias de cierto tipo de insecto.

Muchos hombres no encuentran ni encontrarán jamás pareja. Sin un estado de guerra constante, su número es demasiado grande. Llevamos ya algún tiempo sin una guerra de las que sirven como descaste de machos humanos. El periodo fértil del hombre es más prolongado que el de la mujer (por lo que hay siempre un número mayor de hombres intentando aparearse que de mujeres). El deseo del hombre de plantar sus genes en un útero se manifiesta, necesariamente, con más frecuencia que el de la mujer de ser fecundada (un hombre puede fecundar cientos de mujeres en nueve meses, pero una mujer sólo puede ser fecundada una vez). Los hombres sin pareja tienden a concentrarse en grandes grupos (llámense estos manada, horda, ejército del Mahdi, cuarta brigada de infantería o tripulación de una patera) para conseguir bienes materiales y vaginas donde derramar sus alelos.

Ante una manada, horda, ejército del Mahdi, brigada de infantería o tripulación de una patera, un marido monógamo y sin ascendiente de macho alfa sobre el grupo atacante, no puede impedir que la mujer sea fecundada por individuos que no desea que la fecunden. A las mujeres no les gusta este estado de cosas. Una mujer soltera, no podrá impedir ser fecundada por individuos que no desea que la fecunden. A su vez, si cada hombre se queda con una sola mujer, muchas mujeres tendrán que emparejarse con individuos de bajo valor en el mercado sensual. Quizás tarados cuyo ascendiente sobre la mujer es tan débil que sólo pueden imponérsele mediante el uso de la violencia, extrema en ocasiones.

Las mujeres educan a los hijos y las hijas (es pertinente distinguir en este caso) y, por un automatismo que probablemente llevemos en el acervo genético de la especie, han comenzado a hacer lo necesario para que este estado de cosas cambie. Empiezan a educar (discretamente: son mujeres) a sus hijas para que acepten la institución de la poligamia por parte del macho dominante, que será el que elija el mayor número de ellas y, por lo tanto, habrá que compartirlo. Algunas, además, intuyen que, dada la anarquía de fin de civilización a la que nos dirigimos a toda prisa, conviene elegir a un macho que venga de esa anarquía que son ya los barrios del Maghreb o el golfo de Guinea. Por otro lado, estos machos vienen ya adaptados a la poligamia que se abre camino a medida que se les abren las piernas de nuestras mujeres. Y las mujeres ven quién es el invasor que se está asentando sin oposición y, por lo tanto, adivinan quien es el vencedor final en este fenómeno "migratorio". Como no conocen bien al personal, a veces se pasan de frenada y confunden la capacidad de adaptación con la psicopatía, que es una peculiar forma de inadaptación en la especie humana. Como la chica del "melillero" y el ácido.

El resto de los hombres, los que no van a ser elegidos para ofrecer protección frente a los que, como ellos, no pueden dar curso al mandato natural de reproducirse, ni, por lo tanto, para acceder al premio sensual que otorga la capacidad de proteger, deben resignarse. Los hombres que han sido educados en otro tiempo y tienen otras expectativas, están frustrados y lo pasan mal. Algunos, simplemente, se hacen afeminados. Pero en un par de generaciones tendréis todo tan asumido como un intocable tiene que pertenece a la casta inferior de la India. Y algunas noches de julio, mientras dormís, soñaréis que sois el macho dominante del barrio, que fecundáis a tres o cuatro hembras humanas y mancharéis las sábanas. Y después, moriréis y todo vuestro linaje desaparecerá con vosotros y con las fes viejas.
 
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PocoTú

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jorobar. Me despierto de la criogenizacion y aun recuerdo haber soñado que nada de eso pasaba hace 20 años.

Lo mismo, y mas.
 

Nut

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Los pequeños saltamontes acaban de descubrir que el mundo es como es por que así lo quieren las mujeres.....El machismo lo inventaron las mujeres. No lo sabias?
 

Adolfina

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O que se lo lleve a otro país y vea cómo se comportan los hombres de verdad.
Les falta mucho carisma a los hombres.
Conozco tipos extranjeros y sin ser tipos muy atractivos, salen con chicas.

Tiene que ser muy hombre rata, enclenque , tímido, para no ligar.
 

Quesnay

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Los machos de muchas otras especies de mamífero mueren vírgenes y no lloriquean por ello. Una de las estrategias de la naturaleza para la mejora de la especie es que la hembra elija con quién desea aparearse. De este modo, elijen entre lo mejor del pool genético disponible. Con ello, los genes de peor calidad (en el sentido de su bajo potencial para adaptarse al medio en su momento sincrónico), tienden a desaparecer paulatinamente a lo largo de las generaciones.

Nosotros llamamos a nuestras hembras mujeres igual que llamamos a nuestras patas piernas o a nuestro hocico labios. Creemos ser la creación predilecta de algún dios antropomorfo y ello nos lleva a querer diferenciarnos en el único ámbito que dominamos y donde nos sentimos relativamente seguros: el del lenguaje verbal, donde somos excepcionales y que nos permite crear realidades paralelas que son distorsiones de la "realidad real". Por supuesto las realidades paralelas pueden tener efecto sobre la "realidad real" (véase la creencia en el dinero como medida y depósito de valor, la fe en los derechos humanos o en los diez mandamientos). Pero ello no quita que nuestras mujeres sean tan hembras como lo son las del chacal, la rata o el jabalí.

Pero la tendencia a sostener nuestra existencia sobre las realidades paralelas que segregan nuestras meninges, nos hace reposar sobre bases débiles, que pueden desmoronarse con facilidad. Cualquier crisis manda a la fe en el dinero o la fe en los derechos humanos, en los diez mandamientos o en la segunda venida del dios emplumado Quetzatlcoatl al cajón de las reliquias históricas (en el que, algún día, reposará también la historia en sí misma, que no es más que otra creación de nuestro lenguaje). En los últimos dos o tres millones de años, el ser humano tan sólo ha vivido en civilización (siendo generosos) 7000 años (es decir, apenas un 0,23% de nuestro tiempo sobre la tierra. La civilización podría ser perfectamente una moda pasajera.

Nada es igual en la naturaleza. Dentro de una especie, algunos individuos nacen con taras; o más perqueños; o menos astutos. Incluso el concepto de tara es relativo. En la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX, los aficionados a las mariposas empezaron a ver ejemplares de la mariposa de los abedules (normalmente blanca con motas negras) de color completamente oscuro. El color blanco con motas les había servido hasta entonces de camuflaje. Pero en el contaminado mundo de la revolución industrial, el color hollín de las nuevas mariposas permitía a estas pasar desapercibidas y los depredadores pasaron a cebarse con las blancas. Para finales de siglo, en ciudades como Manchester, ya no había mariposas blancas moteadas.

No existen dos piedras iguales. Ni dos plantas iguales. Ni dos hojas de una misma planta iguales. Ni dos gemelos iguales. La igualdad -como la perfección- es una entelequia humana. La ocurrencia de la igualdad ha intentado imponerse en la psique colectiva humana varias veces, a través, fundamentalmente, de las religiones judeo-cristianas y sus herederos, principalmente el marxismo y las ideologías iusnaturalistas. La igualdad en la posesión de bienes materiales no ha logrado imponerse, pero sí la igualdad en el acceso a encuentros sensuales. A través de la religión, han inventado y convertido en realidad instituciones como el matrimonio. Pero como un hombre puede fecundar a un gran número de mujeres, este se convirtió rápidamente en polígamo (la poliginia es un sueño húmedo de las feministas: apenas se ha dado en la naturaleza ni en la historia, ya que no parece tener utilidad evolutiva). Entonces, para permitir la igualdad en el acceso a las vaginas (y quizás hacer olvidar la igualdad en todo lo demás), se inventó la monogamia.

En la naturaleza es raro encontrar casos de violación. Animales como el león, se cuidarán de violar a una hembra que se mantiene activa cazando búfalos y que podría causarle heridas mortales o susceptibles de infección mortal. Es cierto que una mujer no puede defenderse de un violador como lo haría una leona. Puede ser que exista un dimorfismo sensual desde muy atrás en la evolución que impida a la hembra humana defenderse de machos mucho más corpulentos y fuertes o que se haya permitido a la mujer sobrevivir a lo largo de milenios sin tener que hacer los esfuerzos que hacen otras hembras (nuestra hembra sólo tiene una cría cada nueve meses, excepcionalmente dos, y esto la convierte en algo precioso a lo que hay que proteger para proteger la especie misma). Entonces, la estrategia de la hembra para no ser fecundada por machos con los que no desea aparearse es la formación de harenes a cargo de un macho dominante. Intenta birlarle la cierva al matón astado de la manada y morirás agotado y con heridas de cuernos por todo el cuerpo.

La organización basada en el espejismo de la igualdad, no parece haberle ido muy bien a la mujer: el hombre, aunque se ha agrupado en monstruosas ciudades que albergan millones de individuos, ha dejado de vivir en manada. Las pandillas -viejo residuo de la tribu- se disuelven poco después del matrimonio con carácter más o menos definitivo. El hombre tiende a vivir aislado en celdas de las enormes colmenas que ha construido y que -otra construcción del lenguaje- llama ciudades, quizás para ocultarse a sí mismo el horror de su evolución social hacia formas de vida propias de cierto tipo de insecto.

Muchos hombres no encuentran ni encontrarán jamás pareja. Sin un estado de guerra constante, su número es demasiado grande. Llevamos ya algún tiempo sin una guerra de las que sirven como descaste de machos humanos. El periodo fértil del hombre es más prolongado que el de la mujer (por lo que hay siempre un número mayor de hombres intentando aparearse que de mujeres). El deseo del hombre de plantar sus genes en un útero se manifiesta, necesariamente, con más frecuencia que el de la mujer de ser fecundada (un hombre puede fecundar cientos de mujeres en nueve meses, pero una mujer sólo puede ser fecundada una vez). Los hombres sin pareja tienden a concentrarse en grandes grupos (llámense estos manada, horda, ejército del Mahdi, cuarta brigada de infantería o tripulación de una patera) para conseguir bienes materiales y vaginas donde derramar sus alelos.

Ante una manada, horda, ejército del Mahdi, brigada de infantería o tripulación de una patera, un marido monógamo y sin ascendiente de macho alfa sobre el grupo atacante, no puede impedir que la mujer sea fecundada por individuos que no desea que la fecunden. A las mujeres no les gusta este estado de cosas. Una mujer soltera, no podrá impedir ser fecundada por individuos que no desea que la fecunden. A su vez, si cada hombre se queda con una sola mujer, muchas mujeres tendrán que emparejarse con individuos de bajo valor en el mercado sensual. Quizás tarados cuyo ascendiente sobre la mujer es tan débil que sólo pueden imponérsele mediante el uso de la violencia, extrema en ocasiones.

Las mujeres educan a los hijos y las hijas (es pertinente distinguir en este caso) y, por un automatismo que probablemente llevemos en el acervo genético de la especie, han comenzado a hacer lo necesario para que este estado de cosas cambie. Empiezan a educar (discretamente: son mujeres) a sus hijas para que acepten la institución de la poligamia por parte del macho dominante, que será el que elija el mayor número de ellas y, por lo tanto, habrá que compartirlo. Algunas, además, intuyen que, dada la anarquía de fin de civilización a la que nos dirigimos a toda prisa, conviene elegir a un macho que venga de esa anarquía que son ya los barrios del Maghreb o el golfo de Guinea. Por otro lado, estos machos vienen ya inadaptados a la poligamia que se abre camino a medida que se les abren las piernas de nuestras mujeres. Y las mujeres ven quién es el invasor que se está asentando sin oposición y, por lo tanto, adivinan quien es el vencedor final en este fenómeno "migratorio". Como no conocen bien al personal, a veces se pasan de frenada y confunden la capacidad de adaptación con la psicopatía, que es una peculiar forma de inadaptación en la especie humana. Como la chica del "melillero" y el ácido.

El resto de los hombres, los que no van a ser elegidos para ofrecer protección frente a los que, como ellos, no pueden dar curso al mandato natural de reproducirse, ni, por lo tanto, para acceder al premio sensual que otorga la capacidad de proteger, deben resignarse. Los hombres que han sido educados en otro tiempo y tienen otras expectativas, están frustrados y lo pasan mal. Algunos, simplemente, se hacen afeminados. Pero en un par de generaciones tendréis todo tan asumido como un intocable tiene que pertenece a la casta inferior de la India. Y algunas noches de julio, mientras dormís, soñaréis que sois el macho dominante del barrio, que fecundáis a tres o cuatro hembras humanas y mancharéis las sábanas. Y después, moriréis y todo vuestro linaje desaparecerá con vosotros y con las fes viejas.
Tú, sin duda, eres de los que aman en cualquier época. Conozco tu estrategia. He visto a cientos de mujeres con uno como tú abocado a su oreja gritar en menos de un cuarto de hora: "¡De acuerdo. Tú ganas. Fóllame por donde quieras las veces que quieras, pero deja de darme la chapa!"
 

Nut

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Las mujeres quieren maridos parejas e hijos que las defiendan eficazmente de otros machos que las violarían. Ergo los educan en consecuencia.

Las mujeres no son seres indefensos tienen inteligencia y habilidades sociales. Y son las que PAREN.

Sin ellas no hay humanidad.

Eso de que son el sesso débil es un cuento chino.
 

Profesor Bacterio

Madmaxista
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Lo que me llama la atención es que vivo cerca de una zona turística y es frecuente ver "sugar daddies" guiris, esto es, tíos de 40 y pico e incluso 50 y pico con criajas buenorras de 20 y muy pocos. Pero contrariamente a lo que se suele pensar en estos casos la mayoría de las veces no se trata del británico o alemán cincuentón con una tailandesa, una mulata o una cubana, sino de gente de la misma nacionalidad o cuanto menos ambos europeos.

Tengo conocidos que trabajan en hoteles y me lo confirman, es muy habitual ver a alemanes, ingleses, centroeuropeos o nórdicos de 40 y pico o 50 y pico con niñatas a modo de "suggar babbies" de 20 y pocos, y por si alguien lo está pensando no, no parecen escorts, lo que no me saben decir es si se trata de parejas formales o ligues esporádicos, algunas veces incluso los ven con churumbeles lo cual indicaría que si que son pareja. Debe ser la bomba tener 50 y estar por ahí con una niñata buenorra de 20 y pocos.

Lo que no alcanzo a comprender es como es posible que eso suceda en países ricos y con pocas desigualdades sociales y en este sitio poco agradable nauseabundo que es hispanístán ver esto sea casi un expediente X. ¿alguien aventura alguna respuesta?
 
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De toda la vida los frikis han alargado su virginidad y los alfas a los 12 la perdían.

Lo que pasa es que ahora hay más elementos enfrikizadores en la sociedad (videojuegos aceptados, aceptación del frikismo en edades tardías) y las chicas gracias a Tinder y similares tienen más normalizado quedar con tíos sin temor a que sus amigas las critiquen.
 

Galvani

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Vuelve a hablar con él en 10/15 años.

Las carruseleras ya estarán extendiendo las redes para cazar a un carapadre con trabajo estable.
No lo crees ni tu. Trabajo estable tipo policía, bombero, empresario... No les vale ni un funcionario de 1400 euros. Quieren a uno guapo y con estatus. Y si no, se quedan solas.