Ederto
Madmaxista
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no lo sé.
Puedes tener mala suerte, la vida te puede dar muchas ostras, pero siempre he pensado que si solo tienes que cuidar de ti mismo y tienes la cabeza en tu sitio, no pasarás mucho tiempo durmiendo entre cartones. Antes o después acabas encontrando el modo de salir del pozo.
Otra cosa es que seas un vividor que se deja arrastrar por sus dependencias y todo termina por darte igual. Pero con 50 años y la cabeza en su sitio antes o después descubres la manera de conseguir 150 euros al mes, alquilas una habitación de cosa, remueves roma con santiago para dar con una fuente de ingresos y sacas la cabeza. Nadie que esté bien de la cabeza pasa mucho tiempo en el fondo.
conozco el caso de un tío que acabó durmiendo en un cajero. A los pocos días se le ocurrió ir de negocio en negocio con una lata de aceite y una brocha ofreciéndose a engrasar los carriles de las persianas por la voluntad. Con la pasta que le daban alquiló una habitación y en los bares en los que tenía algo de confi se ofrecía a recoger y barrer a última hora a cambio de los pinchos sobrantes. Acabó encontrando un curro de camarero.
Vale, no dio el pelotazo padre pero salió de la indigencia.
Puedes tener mala suerte, la vida te puede dar muchas ostras, pero siempre he pensado que si solo tienes que cuidar de ti mismo y tienes la cabeza en tu sitio, no pasarás mucho tiempo durmiendo entre cartones. Antes o después acabas encontrando el modo de salir del pozo.
Otra cosa es que seas un vividor que se deja arrastrar por sus dependencias y todo termina por darte igual. Pero con 50 años y la cabeza en su sitio antes o después descubres la manera de conseguir 150 euros al mes, alquilas una habitación de cosa, remueves roma con santiago para dar con una fuente de ingresos y sacas la cabeza. Nadie que esté bien de la cabeza pasa mucho tiempo en el fondo.
conozco el caso de un tío que acabó durmiendo en un cajero. A los pocos días se le ocurrió ir de negocio en negocio con una lata de aceite y una brocha ofreciéndose a engrasar los carriles de las persianas por la voluntad. Con la pasta que le daban alquiló una habitación y en los bares en los que tenía algo de confi se ofrecía a recoger y barrer a última hora a cambio de los pinchos sobrantes. Acabó encontrando un curro de camarero.
Vale, no dio el pelotazo padre pero salió de la indigencia.