La sentencia no va de la obligatoriedad, sino de la aplicación de un tratamiento que el juez considera beneficioso para una persona incapacitada.
Esta sentencia no establece nada en absoluto sobre la obligatoriedad de las banderillas.
Eso sí, hay un aventaja en todo ello: a partir de ahora es recomendable para familiares de incapacitados negarse. ¿Por qué?
Llevarán la decisión ante un juez, por lo que no habrá que pagar nada por el pleito. Y si el familiar muere tras habérsele inoculado la banderilla, se puede demandar a la Administración por todo ello con posibilidad de indemnización. Esto no se podría hacer si uno consiente tranquilamente con la banderilla.
CONCLUSIÓN: A TODO EL QUE TENGA FAMILIARES INCAPACITADOS LE CONVIENE NEGARSE A QUE LOS VACUNEN, AUNQUE TUVIERA LA INTENCIÓN PREVIA DE VACUNARLOS. LA ADMINISTRACIÓN PLEITEARÁ POR SU CUENTA Y SI GANA VACUNARÁN AL FAMILIAR DE TODOS MODOS. PERO AHORA SI LE PASA ALGO POR LA banderilla LA ADMINISTRACIÓN SERÁ RESPONSABLE, COSA QUE NO SUCEDERÍA SI HUBIESEN CONSENTIDO EN LA VACUNACIÓN.