Imagina que puedes viajar durmiendo, leyendo, interneteando... a la otra punta del país, sólo hace falta que el vehículo sea la leche de cómodo...alucinante la revolución en turismo y hostelería, sólo por poner dos ejemplos de sectores.
O acabar una juerga estando en Madrid y pedir que te lleve a ver amanecer a la playa mientras te echas una cabezada.
O poder hartarte de comilonas por toda Castilla a tope de vino y somnolencia, y tu coche te trae de vuelta a la vez que sobas la siesta...
Una fruta pasada. Revulsivo económico increíble.
Pero para eso hay que invertir en carreteras, cosa que si se dieran cuenta, retornará el triple (por decir algo) en beneficios por la revolución económica que va a suponer.
Cuanto antes, mejor.