La misteriosa energía de los megalitos
Sep21
Por Fredy Silva
La Gran Época, Estados Unidos
Piedras en Avebury, Whiltshire, Inglaterra. (Foto: CC BY)
Estimular el campo electromagnético del cuerpo humano no es difícil, un pequeño cambio en el ambiente circundante es suficiente, un fenómeno que se comprueba frecuentemente cuando se visitan lugares antiguos.
Normalmente este fenómeno se atribuye al fuerte efecto visual que generan estas antiguas piedras, pirámides y templos. Sin embargo, hay evidencia de que estos lugares sagrados atraen, almacenan y generan campos de energía, alterando el estado de conciencia.
Generar campos magnéticos
En 1983, el ingeniero Charles Brooker realizó un estudio para localizar el magnetismo de los círculos de piedra de Rollright en Inglaterra, descubriendo en la construcción un campo de fuerza magnética registrado a lo largo de una estrecha cavidad de piedra que servía como entrada.
El campo magnético se movía en espiral hacia el centro del círculo, como si descendiera a la guarida de un conejo; además, dos piedras emitían una corriente alterna de anillos concéntricos con un diseño similar a las ondas de un estanque.
Estos descubrimientos ayudan a descifrar la función de estos lugares.
En el templo de Edfu, Egipto, hay una pared con grabados que describen cómo construir un lugar que difiera enérgicamente del paisaje circundante, en otras palabras, un templo. En la inscripción está escrito, cómo ciertas deidades creativas primero hicieron un montículo, y luego ‘perforaron una serpiente’ en el lugar, luego una fuerza especial de la naturaleza impregnó el montículo, llevando a la construcción del templo. El símbolo de la serpiente siempre ha sido una metáfora culturalmente compartida, que representa las fuerzas tortuosas de la Tierra que los científicos llaman hoy corrientes telúricas.
Controlando las leyes de la naturaleza
Un estudio realizado en 2005 demostró que los arquitectos que construyeron los megalitos tenían un excelente conocimiento y control de las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, el estudio de John Burke y publicado en
Seed of Knowlegde, en el círculo de piedras de Avebury, el más grande del mundo, se observó que los megalitos estaban posicionados para atraer energía de la Tierra. Al colocar electrodos en el suelo, se descubrió que el foso circular interrumpe la transmisión de la corriente telúrica de tierra y conduce la electricidad al foso. La concentración de la energía y su liberación en la entrada del sitio va a una velocidad que a veces es el doble de rápida con respecto al terreno circundante.
Estas señales magnéticas se extinguen por la noche, un fenómeno difícil de explicar en circunstancias normales, ya que su energía es muy alta. Al amanecer se recargan gracias a la corriente telúrica de la tierra, que es atraída al lugar tan pronto como las fluctuaciones magnéticas del templo alcanzan su máximo.
Burke descubrió entonces que las piedras de Avebury están colocadas de tal manera que concentran y canalizan las corrientes electromagnéticas en la dirección deseada, al igual que los modernos colisionadores de partículas atómicas que guían a los iones en cierta dirección. La forma en que se transporta esta energía también depende del tipo de piedra, que generalmente contiene grandes cantidades de magnetita y proviene de lugares alejados del templo, que a su vez se comporta como un gran imán débil.
Tecnología espiritual
El campo de energía de los sitios megalíticos tiene una profunda influencia en el cuerpo humano. Por ejemplo, sobre el hierro disuelto en los vasos sanguíneos, por no hablar de los millones de partículas de magnetita que flotan en el cráneo y en la glándula pineal, que tras la presencia de campos geomagnéticos produce pinolene y serotonina (dos sustancias que pueden producir en el cerebro DMT, un alcaloide con efectos alucinógenos utilizado por los chamanes).
Una investigación exhaustiva realizada en la región francesa de Carnac, donde hay 80 mil megalitos, reveló que esta tecnología espiritual funciona. Al principio, el primer investigador Pierre Mereux se mostró escéptico, pero con el tiempo se dio cuenta de que esos dólmenes liberan energía telúrica durante todo el día, con niveles máximos al amanecer. Además, el voltaje y las variaciones eléctricas están correlacionados y siguen el fenómeno de la inducción eléctrica.
Uno de los 80 mil megalitos de Carnac. (Foto: Freddy Silva)
Según Mereux, “el dolmen se comporta como una bobina o solenoide, donde las corrientes son inducidas y causadas por variaciones más o menos fuertes del campo magnético circundante. Pero estos fenómenos no tienen intensidad, a menos que el dolmen se haya construido con rocas cristalinas de cuarzo como el granito”.
El investigador francés descubrió que los menhires pulsan energía, positiva y negativa, a intervalos regulares de hasta diez metros de altura desde su base (donde algunos muestran incisiones de serpiente), con un ciclo regular de carga-descarga que dura setenta minutos. Mereux entonces notó que, en las alineaciones de Carnac, el voltaje de las piedras disminuye de acuerdo a la distancia del centro del círculo, que a su vez se comporta como un condensador de energía.
Las rocas son muy ricas en cuarzo, un material piezoeléctrico, es decir, generan electricidad a consecuencia de la compresión o vibración. Estos megalitos, situados en 31 fracturas de la zona sísmica más activa de Francia, se encuentran en un estado de vibración constante y esto demuestra una elección consciente del diseño; además, fueron transportados desde unos cien kilómetros de distancia, ya que su orientación está conectada al magnetismo de la tierra.
Sitios sagrados y portales magnéticos
Muchas tradiciones antiguas de todo el mundo comparten un aspecto peculiar: han construido algunos lugares, diseminados por toda la Tierra, que poseen y mantienen una gran energía. Los
fawn spots llamados así por los Hopis, una población amerindia que vive en el sudoeste de los EE. UU., se han convertido en lugares sagrados y templos.
Curiosamente, estas culturas antiguas afirman que estos lugares especiales están conectados al cielo a través de un tubo o un bastón hueco y que, gracias a esta conexión umbilical, el alma es capaz de conectarse con el más allá durante un ritual. Pero esto también permite a los espíritus entrar al mundo físico.
En 2008, la NASA pudo haber demostrado inadvertidamente la veracidad de esta observación, cuando publicó los detalles de una investigación sobre las llamadas transferencias de flujo, acontecimientos que describen la conexión entre la Tierra y el Sol, a través de una serie de portales magnéticos que se abren cada ocho minutos.
Estos descubrimientos ayudan a validar, para el pensamiento científico moderno, la vieja creencia de psíquicos y zahoríes de que los sitios megalíticos y los antiguos templos son lugares que permiten una conexión interplanetaria.
Ciertamente, los antiguos sacerdotes egipcios consideraban el templo como algo más que un conjunto de piedras. Cada mañana, al amanecer, “despertaban” cada habitación con oraciones y trataban al templo como un organismo vivo que descansa por la noche y despierta por la mañana.
© FREDDY SILVA 2016 Material con fundamento en el libro del autor El Plan Divino: Templos, lugares de poder y el plan global para dar forma al alma humana, Templo Invisible, 2012. Disponible en invisibletemple.com
Se publicó con permiso. Lea el original en AncientOrigins.net
Artículo en inglés: ‘
They’re Alive! Megalithic Sites Are More Than Just Stone?‘
Traducción de Lucía Aragón