El origen etimológico de la palabra plegar es el término latín
plicāre, cuyo significado se aplica tanto para
doblar como para
llegar. Para encontrar la raíz en la que se comienza a utilizar para referirse al acto de terminar/acabar/marcharse, sobre todo vinculándolo a la finalización de una jornada laboral, hemos de buscarlo en los ambientes marineros y al acto de recoger las velas de una embarcación.
Antiguamente, cuando todos los barcos eran de vela y se llegaba al puerto de destino, se plegaban/recogían/doblaban las velas. Eso era sinónimo de que el viaje había finalizado y, por tanto, el trabajo en la embarcación también, por lo que tras
plegar las velas y atracar en el puerto los marineros ya se podían marchar (a su casa, la cantina o a buscar la novia que correspondía tener en ese puerto…).
Ese acto de plegar las velas es lo que dio origen a la expresión, pudiéndose utilizar actualmente de muchísimas maneras…
‘vamos plegando’ ‘ve plegando ya, que es tarde’, ‘ya es la hora de plegar’, ‘¿en tu trabajo a qué hora plegáis?’, etc.
Cabe destacar que aunque es de uso común para muchas personas el decir
‘plegar’ para referirse al momento en que se termina la jornada laboral y se marcha a casa, el
Diccionario de la RAE no lo recoge así, pero sí que lo podemos encontrar en cualquier
Diccionario de la lengua catalana, donde aparece que también se le puede dar el significado de ‘cerrar y/o cesar una actividad empresarial’:
‘Plegar un negoci’ (Cerrar/cesar un negocio),
‘Plegar de la feina’ (Cesar/salir/terminar del puesto de trabajo).