Una reflexión, al margen de todo, de culpables, de la gestión, del sistema..
Nos creíamos en nuestra modernidad de sociedades con nuestro iPhones, ordenadores, tablets y demás avances tecnológicos invulnerables ante todo, nos creíamos dioses que habíamos logrado vencer a la naturaleza, creímos que las edades oscuras eran cosa del pasado.
Nos creímos invencibles, que ya nada podría detenernos en nuestro dominio absoluto del planeta, y mira por donde un bichito, un microscópico y simple bichito una partícula más simple que cualquiera de nuestras células está poniendo en jaque al ser humano, nos está demostrando nuestro lugar el mundo, nos está diciendo que no somos sino una más de las incontables criaturas que pueblan este planeta al que tanto daño hemos hecho, que esa misma naturaleza a la que tanto despreciamos nos puede borrar del mapa en un abrir y cerrar de ojos, quisimos ser dioses y nos damos cuenta que si un día desaparecemos como especie nadie nos va ha hechar de menos.
Ojalá esto sirviera para que tomáramos consciencia de que al fin y al cabo no somos más que otra especie más y que hay fuerzas naturales que jamás podremos doblegar, un humilde y al mismo tiempo malo bichito nos lo está mostrando estos días.