Al margen de que Revilla me parezca un cuñao insoportable, a este tipo hay que reconocerle que tiene talento para otear la siempre cambiante dirección del viento.
Prueba de ello es su trayectoria. En el tardofranquismo milita en el partido único de la dictadura (el Movimiento) al tiempo que está afiliado al Sindicato Vertical y hasta se hace con el cargo de delegado comarcal de éste en Torrelavega (Cantabria). Décadas después, es un habitual de La Sexta Noche; y no precisamente para interpretar el papel de muy de derechas de guardia, ese que se mete con calzador para dar cierta apariencia de pluridad al show televisivo y al que la mayoría progre tertuliana arrea sin piedad.
Semejante cambio de chaqueta no está al alcance de simples mortales como quien escribe estas líneas (que no debe ser confundido con mi glorioso avatar).
Si Revilla se descuelga de apoyar a Pedro Sánchez, es que ha oteado tempestad.