Sólo los ahorcados pueden llegar a tener erecciones justo en los segundos siguientes a su fin. Una vez pasados unos minutos, esa erección desaparece completamente y es imposible que se produzca ninguna porque para que haya una erección es preciso que exista flujo sanguíneo arterial y eso deja de suceder en el mismo momento en el que una persona muere al detenerse el corazón.
Los ahorcados sufren a veces erecciones por un proceso nervioso reflejo, lo mismo que es muy probable que por la relajación de los esfínteres, se orinen o expulsen excrementos.