Ah! Por mucho parque sin correa que sea, sigues siendo responsable de lo que haga tu perro, y eso se os "olvida". Si molesta debes intervenir inmediatamente. Lo que es un derecho también es una obligación. Volvemos a lo de siempre, equiparar personas con animales.
Ese es el verdadero problema, raíz de todos los males.
Me gustan los perros, pero cada vez soporto menos la tendencia humanizadora. Hay demasiados propietarios que son como los padres que se creen que su hijo es especial, agrandando sus virtudes y obviando sus defectos.
Se creen que su perro debería gustar a todo el mundo, que es incapaz de hacer nada malo, y que si alguien se siente molestado es porque el otro tiene culpa de algo.
Y no, no es así. La ciudad es un lugar de convivencia humana, donde obviamente se pueden tener animales porque existe esa demanda, pero debe estar supeditado siempre a la convivencia humana.
Eso de que 'mi perro no muerde' o 'tengo el derecho de que venga conmigo a', y otras muchas ideas que se están instalando en la cabeza de los dueños parten de falacias, que humanizan al perro o quieren retorcer las normas conforme a su visión bondadosa de su animal.
Hay mucha gente a la que no le gustan los perros. O que les tiene miedo. Y no, no tienen que aguantarse, ni aprender, ni nada parecido; igual que obviamente no debe permitirse el barbarismo con los perros, esas personas tienen todo el derecho del mundo a que no les molesten los perros, y es responsabilidad de los propietarios que así sea.
No tienen por qué hacer ningún esfuerzo de comprensión, ni la obligación de buscarse una terapia. Son ciudadanos que tienen todo el derecho del mundo a ser así, y deben ser los propietarios los que se adapten a esta realidad. Porque ese parque donde el perro juega a ciertas horas, está pagado por el señor que les tiene miedo, no por el perro.
Y un negocio que quiera aceptar la entrada de animales debería tener todo el derecho del mundo a hacerlo, y 'cultivar' ese nicho. Pero hacer que por ley (como pretenden algunas asociaciones...) esto fuera obligatorio es una auténtica bestialidad totalitaria.
He oído alguna vez con desesperación a algún dueño de perro en mi círculo cercano opiniones de las que se deducía que existía una cierta obligación del ciudadano normal de cómo tratar con los perros. Como si tuviera el derecho a que ese perro suelto fuera tratado por quien se lo cruzase con conocimientos de su psicología para que no hubiera problemas.
Ese camino es simplemente horrible. Me doy cuenta de que esa humanización tan moderna termina en este tipo de pensamientos, en los que los dueños de los perros terminan convencidos en que sus perros son una obligación para el resto.