Tienes razón, pero tu argumento no deja de ser ventajista, pues en gran parte el cristianismo se impuso a base de matanzas, guerras, traiciones, mentiras y persecuciones, y no por un proceso gradual y natural de asimiliación, de haberlo intentado de manera pacifica el cristianismo hubiera pasado a la historia como otra secta oriental importada como otras que hubo en Roma.
La realidad es que tanto el cristianismo no es europeo y es totalmente ajeno a la consciencia europea, y la mejor prueba de ello es que la Iglesia no le quedó otro remedio que adoptar todo tipo de festividades, liturgia y parasitar de ese paganismo al que tanto odiaban para cumplir su objetivo aunque suponiera traicionar los valores de Cristo, cierto es que hubo muchas conversiones, pero tambíen mucha gente se negó a ello por respeto a sus ancestros (como pasó con Widukind) e incluso otros al ver que el cristianismo no les satisfacia (como pasó con la nobleza hispanogoda) decidieron volver a las creencias de sus acentros..
Imaginate a un noble hispanogodo que el y sus ancestros creian en la virtud guerrera, en ideales de heroísmo y de ganar fama por sus hazañas y actos, en los fuertes lazos de parentesco y que repente, por un chorrito de agua bendita tendria que arrodillarse ante un Dios oriental, que el era un pecador y un siervo de un Dios ajeno por el mero hecho de existir, y que todo ese honor y orgullo debía de ser rechazado a favor de la piedad, la humildad y la culpa.
Lo cierto es que los pueblos precristianos europeos, guerreros por naturaleza y separados en tribus, lucharon honorable y valientemente entre sí en el pasado, pero, como todos los pueblos de la historia, esto siempre fue por razones básicas como las tierras y los recursos, y practicamente nunca por razones religiosas. Dentro de las diversas ramas y variantes del paganismo europeo no existía y no existe el desacuerdo religioso, aunque no existía una unidad política, sí existía de facto una unidad esencial biológica basada en los mismos ancestros arios, y una unidad espiritual basada en la cultura indoeuropea que, sin saberlo compartían, su origen en común les haría ver sus grandes semejanzas, uniéndose en defensa de sus territorios. Prueba de ello es que hoy en día, los europeos que redescubren sus auténticas raíces se dan cuenta rápidamente de que las antiguas creencias de sus ancestros no son ningún impedimento para unirse. En cambio, la particularidad y gran paradoja de las ramas cristianas es que, a pesar de provenir de una misma creencia, el creyente en otra denominación que no sea la propia, "siempre estará en el error" según el dogma, y por lo tanto, jamás será posible una unión honesta y sincera, como se pudo comprobar en las Cruzadas.
Antes del cristianismo, si existía una concreta y legítima fuerza "aglutinante" de Europa, esa era sin duda el Imperio romano, el cual finalmente fue destruido debido a la división interna provocada, entre otros factores, por el cristianismo. Europa pues no necesitaba de ninguna otra cosa ajena a sí misma para unificarse a nivel espiritual, pues ya estaba unida bajo la cruz solar.