"La alianza de Rusia con la UE sería un apocalipsis para EEUU"
Las sanciones antirrusas son un instrumento de Estados Unidos para debilitar a su competidor económico principal, que es la Comunidad Europea, y "meter el cuchillo entre Rusia y la UE", opina Ernst Wolff, un experto financiero entrevistado por Sputnik.
"La UE implementó las sanciones antirrusas por orden de EEUU. La UE es el competidor económico más grande de Norteamérica. Por lo tanto, Washington, que no pierde la oportunidad de debilitar a la Comunidad Europea, aprovechó el conflicto en Ucrania para meter el cuchillo entre la UE y Rusia", ha apuntado Wolff.
En la situación geopolítica en la que se encuentra la administración de Obama, la alianza entre la Unión Europea con Rusia o con China sería "un apocalipsis", afirma el experto. En un mundo donde "la política sirve cada vez más como herramienta económica", EEUU pretende "aislar" a los países eslavos y asiáticos del mercado mundial mediante instrumentos políticos.
"Es el sector bancario de Wall Street, o sea, el capital estadounidense, el que determina lo que ocurre detrás del escenario de la arena mundial. Si la UE se negara a imponer las sanciones a Rusia, Norteamérica sabría ejercer una fuerte presión", ha aclarado Wolff a este respecto.
A partir de la aplicación de sanciones a mediados de 2014, que hace poco han sido prolongadas hasta enero de 2017, uno de los países afectados de la región ha resultado Alemania. El intercambio comercial del país con Rusia en 2015 se redujo el 25%, un impacto que el analista financiero, de nacionalidad germana, ha tildado de "significativo".
Wolff ha especificado que las restricciones pesan, en primer lugar, sobre las 6.000 compañías alemanas*—medianas empresas, en su mayoría— que hacen negocios con Rusia. Aquello incluso ha conducido a que algunas acaben devoradas por las multinacionales.
"Si bien en la estructura de una multinacional el negocio con Rusia puede constituir una parte muy pequeña, los fabricantes de maquinaria y proveedores de equipos son muy dependientes del mercado eslavo, hasta tal punto que, debido a las sanciones, llegan al borde de la quiebra".
En cuanto a las compañías del país líder de la UE que operan en territorio de Rusia, sus posiciones, según el experto, también se ven cuestionadas, en tanto que, a falta de crédito y confianza, el negocio eslavo prefiere orientarse hacia China. Y lo hace justamente en sectores en los que, tradicionalmente, dominaban los alemanes, como la producción de equipo industrial.
El comportamiento de EEUU, resume Wolff, está condicionado por la "crisis" en la que se halla inmersa la economía más grande del mundo: "Washington suele usar las sanciones como una herramienta para debilitar a sus competidores en el mercado mundial. Las actuales sanciones antirrusas deben ser analizadas desde este enfoque".
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Esa posibildad, hasta de lejos, aterra, provoca escalofríos y sudores a la oligarquía financiera anglostrasatlańtica, con todo su aparataje político y militar.
De hecho, el empujón político y económico que supuso la creación de la UE tras la caída de la Unión Soviética buscaba el empobrecimiento, aislamiento y destrucción-balcanización de su heredera geopolítica y militar, la Federación Rusa. Por medio de la UE, que se convertiría en la franquicia política de esa oligarquía, perfectamente camuflada como 'Unión Europa' desde una artificiosa y teatral perspectiva de 'unidad política', ausencia de fronteras', 'moneda única' y 'cohesión social' en el viejo continente... a partir de esa 'idea', llevada a la práctica, como tal 'UE'.
El 'fondo' del montaje era otro muy diferente: la conversión de los ciudadanos europeos en súbditos con derecho a voto, previa introducción en sus bolsillos de una moneda trampa, un lobo con piel de cordero indevaluable, y por lo tanto, garante de sumisión, que llevará a las zonas menos fuertes económicamente a la pobreza, con el consecuente y lucrativo endeudamiento como único modo de supervivencia.
Así fue todo mucho más fácil: desde la pobreza económica -en muchos casos ya miseria- resulta infinitamente más fácil la sumisión política, sobre todo si se disfraza con la posibilidad de elegir, por parte de los súbditos, a sus representantes cada cuatro años o cada tres meses. Incluso, articulando las nuevas y necesarias -fundamentales- formas de disidencia controlada que legitimaran y reverdecieran el montaje.
En el fondo, no era más que la sustitución de la economía productiva por la especulativa y la reducción -vía voladura controlada del Estado- de este a un mero paripé vasallo del poder supranacional de Washington-Bruselas, poder profundamente antidemocrático e instrumentalizado para ahogar en deuda -vía palo y zanahoria- la destrucción y deslocalización de los sectores productivos.
En el plano geopolítico, la disolución del Pacto de Varsovia y el intento de erradicación del molesto poder ex-soviético, aupando al poder en Rusia a una franquicia local y desbocada de la oligarquía financiera occidental buscaban -calculadisimamente- la reducción de Rusia a un campo abierto e inerme de vastísimos recursos, para su derribo controlado para dejar de ser un estorbo y una contrapisa militar. Por ello, en lugar de disolverse, la OTAN inició una carrera de guerra (Yugoslavia/Serbia, etc...) y expansión enloquecida buscando aislar a Rusia. Pero desde el acceso al poder en la Federación Rusa de una dirigencia ya no sumisa, y nacionalista -desde la perspectiva de la recuperación del poder y el parón a la esquilmación foránea del país-, estos nuevos dirigentes, conscientes de lo que se jugaba el país (su supervivencia como tal en última instancia), empezaron a recrudecer su postura frente a occidente hasta, llegado el momento -actual conflicto de Siria- de presentarse como una alternativa multipolar y muy consciente que en la batalla de Siria se libra el parón a una guerra que empezó occidente hace veinte años y cuya estación terminal sería Moscú. Y lo han hecho cuando -tras largos años- han conseguido recuperar la fuerza para presentarse como alternativa y sobre todo, para poner freno a esa buscada destrucción de su patria.
Por eso, la perspectiva de la articulación de una Eurasia fuerte -garantizada por la recuperación de sus Estados-Nación como garantía de su renacimiento social y politico-, desde la actual UE hacia el este, espeluzna y pone los pelos de punta a un organismo en fase de demolición como la UE, como mero instrumento político en caída libre, proporcional a la quiebra de su oligarquía económica. Oligarquía que no tolerará -por lo que le toca- ese acercamiento.
Europa, con enormes nexos históricos, culturales y religiosos con un país Europeo -y al vez Asiático- como la Federación Rusa tendría una oportunidad única de salir del marasmo en el que se encuentra.
Pero eso no lo tolerará la oligarquía quebrada atlantista, que morirá matando y provocando un enfrentamiento terminal para todos con las potencias emergentes (Rusia / Irán / China) o bien implantará el neototalitarismo, hacia el cual, ideológica y muy camufladamente ya está virando: ONG's, buenismo cegadory castrante, neoliberalismo, progretariado, cortinas de humo y falsas banderas son y serán sus herramientas.