Una faceta poco conocida del líder italiano, es que era ateo y su pensamiento fascista era originalmente anticlerical.
Algunas opiniones de Benito Mussolini sobre el Cristianismo:
"Nosotros, que detestamos profundamente todos los cristianismos, tanto el de Jesús como el de Marx, sentimos una extraordinaria simpatía por el nuevo incremento que toma, en la vida moderna, el culto pagano de la fuerza y del valor... !Basta ya, teólogos gente de izquierdas y personas de color de todas las iglesias, de astutas y falsas promesas de un paraíso que no llegará jamás! !Basta ya, ridículos salvadores de un género humano que se ríe de vuestras infalibles recetas para alcanzar la felicidad! Dejad el camino libre a las fuerzas elementales del individuo, pues no existe otra realidad humana que el individuo." - Benito Mussolini, Il Popolo d'Italia, 12 de diciembre de 1919.
"Navigare necesse est... contra los demás, contra nosotros mismos... Nosotros hemos destrozado todas las verdades reveladas, hemos escupido sobre todos los dogmas, hemos rechazado todos los paraísos, hemos ridiculizado a todos los charlatanes -blancos, personas de color y gente de izquierdas- que ponen en venta las drojas milagrosas para proporcionar la "felicidad" al género humano. No creemos en los programas, en los esquemas, en los santos, en los apóstoles; sobre todo, no creemos en la felicidad, en la salvación, en la tierra prometida... Volvamos al individuo. Nosotros apoyamos todo lo que exalta y engrandece al individuo, todo lo que le da mayor bienestar, libertad y una mayor independencia; combatimos todo lo que deprime y mortifica al individuo. En la actualidad hay dos religiones que se disputan el dominio sobre el individuo y sobre el mundo: la negra y la roja; las encíclicas provienen, hoy, de dos Vaticanos, el de Roma y el de Moscú. Nosotros somos los hereje
FILOSOFÃA CRÃTICA: El problema cultural del fascismo (2)
Entre el fascismo y el catolicismo siempre hubo una difícil relación: Mussolini siempre se había declarado ateo y mostraba públicamente muy poco respeto hacia cualquier religión (al igual que casi todos los grandes líderes del fascismo italiano), pero entendió que para gobernar Italia de modo dictatorial no debía enemistarse con los católicos como habían hecho los líderes liberales desde 1870.
En el umbral del poder de Mussolini declaró sobre la religión en general que (junio de 1921) que:
"el fascismo no practica la religión, sino que lucha en contra de ella"
Pese al oficial anticlericalismo de los fascistas, la víspera de la Marcha sobre Roma Mussolini informó a la Santa Sede que los clérigos católicos "nada debían temer de él y sus hombres". La jerarquía de la Iglesia Católica en Italia, si bien no aceptaba la ideología fascista por su culto a la violencia, su franco desprecio por la religión, y su énfasis en el materialismo, la prefirió como alternativa "menos dañina" para sus intereses que el comunismo tras el biennio rosso. El Partido Popular Italiano, precursor de la democracia cristiana, fue también declarado ilegal en 1925 dejando a la jerarquía católica sin opciones reales de oponerse al régimen fascista.
Italia fascista - Wikipedia, la enciclopedia libre
Algunas opiniones de Benito Mussolini sobre el Cristianismo:
"Nosotros, que detestamos profundamente todos los cristianismos, tanto el de Jesús como el de Marx, sentimos una extraordinaria simpatía por el nuevo incremento que toma, en la vida moderna, el culto pagano de la fuerza y del valor... !Basta ya, teólogos gente de izquierdas y personas de color de todas las iglesias, de astutas y falsas promesas de un paraíso que no llegará jamás! !Basta ya, ridículos salvadores de un género humano que se ríe de vuestras infalibles recetas para alcanzar la felicidad! Dejad el camino libre a las fuerzas elementales del individuo, pues no existe otra realidad humana que el individuo." - Benito Mussolini, Il Popolo d'Italia, 12 de diciembre de 1919.
"Navigare necesse est... contra los demás, contra nosotros mismos... Nosotros hemos destrozado todas las verdades reveladas, hemos escupido sobre todos los dogmas, hemos rechazado todos los paraísos, hemos ridiculizado a todos los charlatanes -blancos, personas de color y gente de izquierdas- que ponen en venta las drojas milagrosas para proporcionar la "felicidad" al género humano. No creemos en los programas, en los esquemas, en los santos, en los apóstoles; sobre todo, no creemos en la felicidad, en la salvación, en la tierra prometida... Volvamos al individuo. Nosotros apoyamos todo lo que exalta y engrandece al individuo, todo lo que le da mayor bienestar, libertad y una mayor independencia; combatimos todo lo que deprime y mortifica al individuo. En la actualidad hay dos religiones que se disputan el dominio sobre el individuo y sobre el mundo: la negra y la roja; las encíclicas provienen, hoy, de dos Vaticanos, el de Roma y el de Moscú. Nosotros somos los hereje
FILOSOFÃA CRÃTICA: El problema cultural del fascismo (2)
Entre el fascismo y el catolicismo siempre hubo una difícil relación: Mussolini siempre se había declarado ateo y mostraba públicamente muy poco respeto hacia cualquier religión (al igual que casi todos los grandes líderes del fascismo italiano), pero entendió que para gobernar Italia de modo dictatorial no debía enemistarse con los católicos como habían hecho los líderes liberales desde 1870.
En el umbral del poder de Mussolini declaró sobre la religión en general que (junio de 1921) que:
"el fascismo no practica la religión, sino que lucha en contra de ella"
Pese al oficial anticlericalismo de los fascistas, la víspera de la Marcha sobre Roma Mussolini informó a la Santa Sede que los clérigos católicos "nada debían temer de él y sus hombres". La jerarquía de la Iglesia Católica en Italia, si bien no aceptaba la ideología fascista por su culto a la violencia, su franco desprecio por la religión, y su énfasis en el materialismo, la prefirió como alternativa "menos dañina" para sus intereses que el comunismo tras el biennio rosso. El Partido Popular Italiano, precursor de la democracia cristiana, fue también declarado ilegal en 1925 dejando a la jerarquía católica sin opciones reales de oponerse al régimen fascista.
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