frodho
Madmaxista
- Desde
- 23 Ago 2007
- Mensajes
- 602
- Reputación
- 1.012
- Hace cinco años, la producción estadounidense estaba debajo de 20 millones de barriles diarios de petróleo. Ahora se acerca a los 25 millones y supera en crudo a Arabia Saudí
Cada trimestre, los grandes gestores de fondos en Estados Unidos dan a conocer sus estrategias de inversión. La de Berkshire Hathaway, el brazo financiero de Warren Buffett, es de las más seguidas en Wall Street. Es conocido su interés por las corporaciones “made in USA”, sobretodo si son grandes. Lo que no esperaban en el parqué era que anunciara que entraba en el capital de la petrolera Exxon Mobil.
Aunque sorprendente, la apuesta no es casual. Buffett lleva años apostando por el renacimiento energético de EE UU. Tiene en posiciones en ConocoPhillips y Suncor y es propietario de la compañía ferroviaria Burlington Northern Santa Fe, con la que controla la infraestructura para dar salida al petróleo y el gas natural que emerge de los nuevos yacimientos que se explotan en el interior del país y Canadá.
La maniobra de Buffett es un reflejo la frenética carrera energética en la que está inmersa EE UU, que va a tener importantes implicaciones para su economía y en sus relaciones con el resto del mundo. Dennis Ross, antiguo negociador para Oriente Medio, puso en evidencia recientemente como la autosuficiencia energética puede trastocar el equilibrio de fuerzas en la región.
El temor del diplomático es que haya un repliegue de EE UU como poder en la zona, porque ya no depende del petróleo del Golfo Pérsico. Algo similar ven otros analistas con Venezuela y otros países productores en América Latina. “Los efectos de la evolución energética de EE UU se sentirá más allá de Norteamérica y de la industria”, señala la Agencia Internacional de la Energía en uno de sus informes sobre tendencias.
Las cifras están ahí. El pasado octubre, el Departamento de Energía anticipaba que EE UU será ya este año el principal productor de petróleo y de gas natural del mundo, con lo que supera a Rusia y Arabia Saudí. Se explica por la cantidad de hidrocarburos que se están explotando en Texas y Dakota del Norte, por no dejar de mencionar el gas natural que se extrae de la roca porosa en algunos Estados de la costa este.
Hace cinco años, EE UU producía por debajo de 20 millones de barriles diarios de petróleo y gas natural, repartidos a partes iguales. Rusia superaba ese nivel combinando las dos fuentes fósiles, mientras que Arabia Saudí era el mayor productor de crudo. Ahora la producción total estadounidense se acerca a los 25 millones de barriles y supera en el petróleo al país árabe.
La clave de este repunte está en las exploración del esquisto. Hay una docena de países tratando de dar con un modelo viable para explotar el gas natural atrapado en las formaciones rocosas. Pero EE UU es la que va claramente por delante, pese a la controversia que genera esta técnica de extracción. En la actualidad representa más del 40% de la producción total de gas natural en EE UU y el 15% en Canadá.
Y sería aún mayor, de no ser porque la capacidad de la infraestructura para transportar toda esta energía es limitada. Volviendo al caso de Buffett, la petrolera ConocoPhillips cuenta con numerosos proyectos en marcha en Athabasca (Alberta) mientras que ExxonMobil tiene 4.000 millones de barriles en reservas probadas en depósitos de esquisto en Canadá. Suncor, por su parte, es el mayor productor en arenas petrolíferas.
La proyección del Departamento de Energía es que la producción de petróleo de EE UU se mantenga en los 10 millones de barriles diarios entre 2020 y 2040. En el caso de los combustibles líquidos, subirá a 18 millones de barriles diarios en dos décadas y media. Eso permitirá reducir las importaciones netas al 25% en 2016 frente al 60% en 2005.
Este repunte en la explotación de los recursos fósiles no se está viendo acompañado, sin embargo, por un incremento de la inversión en las denominadas como energías limpias, que se presentó en el pasado como otro de los componentes clave para abrir el camino hacia la independencia. Al contrario, cayó un 41% en el último año. El gas natural es mucho más barato de extraer y lucrativo para las petroleras.
La idea de la autoabastecimiento era impensable hace cinco años. Ahora es posible que EE UU y Canadá se conviertan en exportadores netos de petróleo y gas natural en 2025, superando a los países de Oriente Medio. El Departamento de Energía está empezando a relajar las restricciones que aplica a las exportaciones de gas natural. Su proyección es que para 2018 sea exportador neto de todas las formas de gas natural.
Con todos estos depósitos a mano, la atención de EE UU rota claramente hacia Asia. Es lo que está haciendo también Canadá, anticipando que su vecino y principal socio comercial al sur del continente norteamericano ya no va a necesitar tanto de sus recursos energéticos para alimentar su economía. Pero este ajuste en el equilibro del poder en el mercado energético también puede afectar a la relación con Europa.
Al producir su propia energía, reduce el desequilibrio en la balanza exterior y la economía se beneficia de una reducción en el precio del combustible que demanda su industria, lo que le da una importante ventaja competitiva. Eso explica por qué algunas multinacionales están volviendo a incrementar sus operaciones en el país. No solo se reducen los costes de producción para la manufactura, también los del transporte.
El gran salto de Estados Unidos hacia la independencia energética | Economía | EL PAÍS
------------------------------------------------------------------
Apoteosis geopolítica de EE.UU. con los hidrocarburos de México
Estados Unidos se encuentra atribulado en el gran Medio Oriente y se escenifica una fractura geopolítica en el Mar neցro –con las vacilaciones de sus aliados Turquía y Ucrania–, mientras Obama arranca una apoteosis energética con la captura de los hidrocarburos de México, principalmente en las aguas profundas del Golfo de México –a ser rebautizado como Golfo de Estados Unidos– y con el polémico cuan tóxico shale gas
Así, Obama puede contener tanto el retorno triunfal de Rusia al escenario internacional como el pacífico ascenso armónico de China.
La apoteosis es de Estados Unidos, a nivel de país; la derrota es de México, como país –no a nivel personal fiduciario de Peña/Videgaray/Aspe–, que es prácticamente anexado al esquema geopolítico de Washington para formar próximamente parte del Comando Norte.
No deseo conjeturar sobre la insólita cuan asimétrica visita del vicepresidente Joe Biden al secretario de Hacienda, previa a la incrustación del “México neoliberal itamita” a la seguridad energética de Norteamérica, pero las suculentas ganancias serán para las trasnacionales anglosajonas, mientras Pemex muere de agonía lenta y a la CFE le propinan el último clavo en su féretro.
Estamos ya en el esquema de seguridad energética de Norteamérica, donde los mexicanos serán maltratados por el nuevo apartheid energético anglosajón.
México –amén de su extinción como Estado libre, independiente y soberano, y su suicidio nacional– obtendrá solamente migajas, según el reporte de JP Morgan (28/11/2013): las trasnacionales de Estados Unidos invertirán 15 mil millones de dólares al año, lo cual redundará en un máximo de 0.5 por ciento en el PIB. ¡Todo por casi nada!
El reporte CRS (Congressional Research Service, 18/11/13) calculó, 25 días antes de la reforma suicida Peña/Videgaray/Aspe, sus implicaciones para Estados Unidos y su seguridad energética. ¿Dónde quedó la seguridad energética de México?
Las oportunidades de inversiones para las empresas de Estados Unidos serán significativas y su interés radica en los pletóricos yacimientos de aguas profundas y del shale gas.
La Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos se habían adelantado a la captura de las aguas profundas de Pemex mediante el acuerdo transfronterizo de hidrocarburos de EU/México de 2012 (H.R. 1613 y S. 812) que facilita el desarrollo conjunto de petróleo y gas natural en la parte mexicana del Golfo de México.
La reforma suicida de Peña/Videgaray/Aspe llega muy a tiempo: 19 días antes de la expiración de la jovenlandesatoria unilateral de Estados Unidos para iniciar la exploración de hidrocarburos en la transfrontera.
El reporte señala otra legislación que trata con los procesos de aprobación con Estados Unidos para la infraestructura (¡supersic!) de la energía de Norteamérica, que incluye oleo/gasoductos (H.R. 3301). ¡Desmantelamiento total de Pemex!
Hoy la mayor parte de las exportaciones de petróleo de México a Estados Unidos se realiza con tankers y requiere de conexiones internacionales de oleoductos que serán suplidas por las trasnacionales de Estados Unidos.
Viene lo interesante: El TLCAN excluía inversiones privadas en el sector energético de México, pero estos temas serán abordados durante las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP).
El “México neoliberal itamita” está en estado de sitio desde el TLCAN, pasando por el acuerdo transfronterizo de hidrocarburos hasta el ATP (que engloba a la neoliberal Alianza del Pacífico de México, Chile, Perú y Colombia).
El reporte admite que las oportunidades para las trasnacionales de Estados Unidos y sus inversionistas son mayúsculas tanto en el sector de los hidrocarburos como de su infraestructura (¡supersic!) y otros servicios en los campos petroleros ( v. gr. refinerías). ¡Negocio redondo!
Una de las áreas donde las trasnacionales de Estados Unidos se despacharán con la cuchara grande, después de las aguas profundas del Golfo de México, es con el shale gas del noreste mexicano: La cuenca Eagle Ford de Texas se puede extender hasta México. ¡Uf!
Llama la atención que la expansión de los cárteles de estupefacientes en esa región haya coincidido con la geología de shale gas, lo que avizora que su violencia se evanescerá mágicamente.
El reporte reconoce que las trasnacionales de Estados Unidos y las empresas privadas de México ganarán más de la reforma energética que el pueblo (¡supersic!) de México y coincide con Bajo la Lupa en que sus dos principales áreas de interés son las aguas profundas del Golfo de México y el shale gas.
El reporte no toma en cuenta la toxicidad del fracking y pareciera que las cada vez mayores protestas ciudadanas en Estados Unidos pueden ser paliadas con el traslado de sus trasnacionales al lado mexicano, que será el conejillo ambiental de Indias de las experimentaciones extractivas del polémico shale gas.
Lo que no se han llevado las trasnacionales de Estados Unidos a través del TLCAN lo harán mediante la próxima incrustación del “México neoliberal itamita” al ATP que jerarquizará la tecnología de la que carecen tanto Pemex como México. Lo que queda de Pemex, totalmente desmantelado por la reforma suicida de Peña/Videgaray/Aspe, será liquidado mediante el ATP.
Sin contar el levantamiento de las sanciones a Irán, el reporte pronostica que el precio del barril disminuirá, lo cual, a mi juicio, conviene a Estados Unidos, pero perjudica al México eterno que carece de experiencia en materia de regulación.
México desaparece energéticamente y cede su lugar a la poderosa metarregión geoeconómica/geopolítica de Norteamérica, donde advendrá un diluvio debido a la inundación de hidrocarburos, según Bloomberg (16/12/13), que se extralimita en sus cuentas alegres.
ExxonMobil, cuyas acciones se dispararon con la reforma, predice que la producción de Norteamérica superará a todos los miembros de la OPEP con excepción de Arabia Saudita.
Según los pronósticos anuales de Exxon presentados en el muy influyente think tank CSIS,) el mismo día de la entrega de los hidrocarburos de México al esquema de Norteamérica, contempla que en 2040 (¡supersic!) solamente Europa y la región de Asia-Pacífico serán importadores de crudo.
A mi juicio, la captura energética es la continuación de la guerra por otros medios y Estados Unidos usa el arma energética de Norteamérica para someter a sus rivales geoeconómicos: Europa y China.
Una cosa son las ganancias de Estados Unidos y otra las pérdidas de México en la integridad energética. La extracción de hidrocarburos por Estados Unidos en la parte mexicana (hoy su tercer abastecedor, con 12 por ciento) pronto desplazará a Arabia Saudita del segundo lugar (17 por ciento); Canadá es el primero (23 por ciento).
Las implicaciones geopolíticas son enormes: Estados Unidos, con las reservas de hidrocarburos de Canadá y México bajo su control mediante la seguridad energética de Norteamérica, domina(rá) una de las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, que lo hace menos dependiente de la OPEP en general, y de Arabia Saudita en particular.
Se trata de un “ game changer”: de una jugada energética de profundas implicaciones geopolíticas donde el gran vencedor darwiniano es Estados Unidos y el gran perdedor es México.
Rebelion. Apoteosis geopolítica de EE.UU. con los hidrocarburos de México
Cada trimestre, los grandes gestores de fondos en Estados Unidos dan a conocer sus estrategias de inversión. La de Berkshire Hathaway, el brazo financiero de Warren Buffett, es de las más seguidas en Wall Street. Es conocido su interés por las corporaciones “made in USA”, sobretodo si son grandes. Lo que no esperaban en el parqué era que anunciara que entraba en el capital de la petrolera Exxon Mobil.
Aunque sorprendente, la apuesta no es casual. Buffett lleva años apostando por el renacimiento energético de EE UU. Tiene en posiciones en ConocoPhillips y Suncor y es propietario de la compañía ferroviaria Burlington Northern Santa Fe, con la que controla la infraestructura para dar salida al petróleo y el gas natural que emerge de los nuevos yacimientos que se explotan en el interior del país y Canadá.
La maniobra de Buffett es un reflejo la frenética carrera energética en la que está inmersa EE UU, que va a tener importantes implicaciones para su economía y en sus relaciones con el resto del mundo. Dennis Ross, antiguo negociador para Oriente Medio, puso en evidencia recientemente como la autosuficiencia energética puede trastocar el equilibrio de fuerzas en la región.
El temor del diplomático es que haya un repliegue de EE UU como poder en la zona, porque ya no depende del petróleo del Golfo Pérsico. Algo similar ven otros analistas con Venezuela y otros países productores en América Latina. “Los efectos de la evolución energética de EE UU se sentirá más allá de Norteamérica y de la industria”, señala la Agencia Internacional de la Energía en uno de sus informes sobre tendencias.
Las cifras están ahí. El pasado octubre, el Departamento de Energía anticipaba que EE UU será ya este año el principal productor de petróleo y de gas natural del mundo, con lo que supera a Rusia y Arabia Saudí. Se explica por la cantidad de hidrocarburos que se están explotando en Texas y Dakota del Norte, por no dejar de mencionar el gas natural que se extrae de la roca porosa en algunos Estados de la costa este.
Hace cinco años, EE UU producía por debajo de 20 millones de barriles diarios de petróleo y gas natural, repartidos a partes iguales. Rusia superaba ese nivel combinando las dos fuentes fósiles, mientras que Arabia Saudí era el mayor productor de crudo. Ahora la producción total estadounidense se acerca a los 25 millones de barriles y supera en el petróleo al país árabe.
La clave de este repunte está en las exploración del esquisto. Hay una docena de países tratando de dar con un modelo viable para explotar el gas natural atrapado en las formaciones rocosas. Pero EE UU es la que va claramente por delante, pese a la controversia que genera esta técnica de extracción. En la actualidad representa más del 40% de la producción total de gas natural en EE UU y el 15% en Canadá.
Y sería aún mayor, de no ser porque la capacidad de la infraestructura para transportar toda esta energía es limitada. Volviendo al caso de Buffett, la petrolera ConocoPhillips cuenta con numerosos proyectos en marcha en Athabasca (Alberta) mientras que ExxonMobil tiene 4.000 millones de barriles en reservas probadas en depósitos de esquisto en Canadá. Suncor, por su parte, es el mayor productor en arenas petrolíferas.
La proyección del Departamento de Energía es que la producción de petróleo de EE UU se mantenga en los 10 millones de barriles diarios entre 2020 y 2040. En el caso de los combustibles líquidos, subirá a 18 millones de barriles diarios en dos décadas y media. Eso permitirá reducir las importaciones netas al 25% en 2016 frente al 60% en 2005.
Este repunte en la explotación de los recursos fósiles no se está viendo acompañado, sin embargo, por un incremento de la inversión en las denominadas como energías limpias, que se presentó en el pasado como otro de los componentes clave para abrir el camino hacia la independencia. Al contrario, cayó un 41% en el último año. El gas natural es mucho más barato de extraer y lucrativo para las petroleras.
La idea de la autoabastecimiento era impensable hace cinco años. Ahora es posible que EE UU y Canadá se conviertan en exportadores netos de petróleo y gas natural en 2025, superando a los países de Oriente Medio. El Departamento de Energía está empezando a relajar las restricciones que aplica a las exportaciones de gas natural. Su proyección es que para 2018 sea exportador neto de todas las formas de gas natural.
Con todos estos depósitos a mano, la atención de EE UU rota claramente hacia Asia. Es lo que está haciendo también Canadá, anticipando que su vecino y principal socio comercial al sur del continente norteamericano ya no va a necesitar tanto de sus recursos energéticos para alimentar su economía. Pero este ajuste en el equilibro del poder en el mercado energético también puede afectar a la relación con Europa.
Al producir su propia energía, reduce el desequilibrio en la balanza exterior y la economía se beneficia de una reducción en el precio del combustible que demanda su industria, lo que le da una importante ventaja competitiva. Eso explica por qué algunas multinacionales están volviendo a incrementar sus operaciones en el país. No solo se reducen los costes de producción para la manufactura, también los del transporte.
El gran salto de Estados Unidos hacia la independencia energética | Economía | EL PAÍS
------------------------------------------------------------------
Apoteosis geopolítica de EE.UU. con los hidrocarburos de México
Estados Unidos se encuentra atribulado en el gran Medio Oriente y se escenifica una fractura geopolítica en el Mar neցro –con las vacilaciones de sus aliados Turquía y Ucrania–, mientras Obama arranca una apoteosis energética con la captura de los hidrocarburos de México, principalmente en las aguas profundas del Golfo de México –a ser rebautizado como Golfo de Estados Unidos– y con el polémico cuan tóxico shale gas
Así, Obama puede contener tanto el retorno triunfal de Rusia al escenario internacional como el pacífico ascenso armónico de China.
La apoteosis es de Estados Unidos, a nivel de país; la derrota es de México, como país –no a nivel personal fiduciario de Peña/Videgaray/Aspe–, que es prácticamente anexado al esquema geopolítico de Washington para formar próximamente parte del Comando Norte.
No deseo conjeturar sobre la insólita cuan asimétrica visita del vicepresidente Joe Biden al secretario de Hacienda, previa a la incrustación del “México neoliberal itamita” a la seguridad energética de Norteamérica, pero las suculentas ganancias serán para las trasnacionales anglosajonas, mientras Pemex muere de agonía lenta y a la CFE le propinan el último clavo en su féretro.
Estamos ya en el esquema de seguridad energética de Norteamérica, donde los mexicanos serán maltratados por el nuevo apartheid energético anglosajón.
México –amén de su extinción como Estado libre, independiente y soberano, y su suicidio nacional– obtendrá solamente migajas, según el reporte de JP Morgan (28/11/2013): las trasnacionales de Estados Unidos invertirán 15 mil millones de dólares al año, lo cual redundará en un máximo de 0.5 por ciento en el PIB. ¡Todo por casi nada!
El reporte CRS (Congressional Research Service, 18/11/13) calculó, 25 días antes de la reforma suicida Peña/Videgaray/Aspe, sus implicaciones para Estados Unidos y su seguridad energética. ¿Dónde quedó la seguridad energética de México?
Las oportunidades de inversiones para las empresas de Estados Unidos serán significativas y su interés radica en los pletóricos yacimientos de aguas profundas y del shale gas.
La Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos se habían adelantado a la captura de las aguas profundas de Pemex mediante el acuerdo transfronterizo de hidrocarburos de EU/México de 2012 (H.R. 1613 y S. 812) que facilita el desarrollo conjunto de petróleo y gas natural en la parte mexicana del Golfo de México.
La reforma suicida de Peña/Videgaray/Aspe llega muy a tiempo: 19 días antes de la expiración de la jovenlandesatoria unilateral de Estados Unidos para iniciar la exploración de hidrocarburos en la transfrontera.
El reporte señala otra legislación que trata con los procesos de aprobación con Estados Unidos para la infraestructura (¡supersic!) de la energía de Norteamérica, que incluye oleo/gasoductos (H.R. 3301). ¡Desmantelamiento total de Pemex!
Hoy la mayor parte de las exportaciones de petróleo de México a Estados Unidos se realiza con tankers y requiere de conexiones internacionales de oleoductos que serán suplidas por las trasnacionales de Estados Unidos.
Viene lo interesante: El TLCAN excluía inversiones privadas en el sector energético de México, pero estos temas serán abordados durante las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (ATP).
El “México neoliberal itamita” está en estado de sitio desde el TLCAN, pasando por el acuerdo transfronterizo de hidrocarburos hasta el ATP (que engloba a la neoliberal Alianza del Pacífico de México, Chile, Perú y Colombia).
El reporte admite que las oportunidades para las trasnacionales de Estados Unidos y sus inversionistas son mayúsculas tanto en el sector de los hidrocarburos como de su infraestructura (¡supersic!) y otros servicios en los campos petroleros ( v. gr. refinerías). ¡Negocio redondo!
Una de las áreas donde las trasnacionales de Estados Unidos se despacharán con la cuchara grande, después de las aguas profundas del Golfo de México, es con el shale gas del noreste mexicano: La cuenca Eagle Ford de Texas se puede extender hasta México. ¡Uf!
Llama la atención que la expansión de los cárteles de estupefacientes en esa región haya coincidido con la geología de shale gas, lo que avizora que su violencia se evanescerá mágicamente.
El reporte reconoce que las trasnacionales de Estados Unidos y las empresas privadas de México ganarán más de la reforma energética que el pueblo (¡supersic!) de México y coincide con Bajo la Lupa en que sus dos principales áreas de interés son las aguas profundas del Golfo de México y el shale gas.
El reporte no toma en cuenta la toxicidad del fracking y pareciera que las cada vez mayores protestas ciudadanas en Estados Unidos pueden ser paliadas con el traslado de sus trasnacionales al lado mexicano, que será el conejillo ambiental de Indias de las experimentaciones extractivas del polémico shale gas.
Lo que no se han llevado las trasnacionales de Estados Unidos a través del TLCAN lo harán mediante la próxima incrustación del “México neoliberal itamita” al ATP que jerarquizará la tecnología de la que carecen tanto Pemex como México. Lo que queda de Pemex, totalmente desmantelado por la reforma suicida de Peña/Videgaray/Aspe, será liquidado mediante el ATP.
Sin contar el levantamiento de las sanciones a Irán, el reporte pronostica que el precio del barril disminuirá, lo cual, a mi juicio, conviene a Estados Unidos, pero perjudica al México eterno que carece de experiencia en materia de regulación.
México desaparece energéticamente y cede su lugar a la poderosa metarregión geoeconómica/geopolítica de Norteamérica, donde advendrá un diluvio debido a la inundación de hidrocarburos, según Bloomberg (16/12/13), que se extralimita en sus cuentas alegres.
ExxonMobil, cuyas acciones se dispararon con la reforma, predice que la producción de Norteamérica superará a todos los miembros de la OPEP con excepción de Arabia Saudita.
Según los pronósticos anuales de Exxon presentados en el muy influyente think tank CSIS,) el mismo día de la entrega de los hidrocarburos de México al esquema de Norteamérica, contempla que en 2040 (¡supersic!) solamente Europa y la región de Asia-Pacífico serán importadores de crudo.
A mi juicio, la captura energética es la continuación de la guerra por otros medios y Estados Unidos usa el arma energética de Norteamérica para someter a sus rivales geoeconómicos: Europa y China.
Una cosa son las ganancias de Estados Unidos y otra las pérdidas de México en la integridad energética. La extracción de hidrocarburos por Estados Unidos en la parte mexicana (hoy su tercer abastecedor, con 12 por ciento) pronto desplazará a Arabia Saudita del segundo lugar (17 por ciento); Canadá es el primero (23 por ciento).
Las implicaciones geopolíticas son enormes: Estados Unidos, con las reservas de hidrocarburos de Canadá y México bajo su control mediante la seguridad energética de Norteamérica, domina(rá) una de las mayores reservas de hidrocarburos del mundo, que lo hace menos dependiente de la OPEP en general, y de Arabia Saudita en particular.
Se trata de un “ game changer”: de una jugada energética de profundas implicaciones geopolíticas donde el gran vencedor darwiniano es Estados Unidos y el gran perdedor es México.
Rebelion. Apoteosis geopolítica de EE.UU. con los hidrocarburos de México
Última edición: