Un problema evidente, más allá de la deuda u otros factores, es que a mucha gente (sobre todo joven) no se le dicen las cosas claras.
En las familias hoy no se habla, no se dan palos (dialécticas), no hay trasvase de experiencia... Y luego pasan "movidas raras".
No se habla porque no se pueden decir las cosas claras, ya que significaría el fin de la familia, tanto desde la prole como desde la cónyuja.
Desde el mismo momento que convences a los jóvenes, gracias al abuso de Ias redes, de que todas las opiniones tienen el mismo valor , que todo es relativo,que todo depende del sentimiento y le dices adiós al conocimiento, a la ciencia, a la experiencia, a los mayores estudios y al aporte que a la edad hace la sabiduría, ya estás contradiciendo todo aquello que todas las civilizaciones de la historia consideraron imprescindible para su supervivencia. Entonces son ellos, con su audacia fruto del desconocimiento de todo, los que dictan las normas sociales.
Por eso asistimos a estos delitos contra el sentido común de la teoría de género, las pandemias, el cambio climático, lo pogre, el socialismo y demás absurdos intelectuales y de ahí la imprescindible censura, la represión, el policorrectismo y la propaganda en el lugar del periodismo. Así la secta destructiva que está en el poder confía en perpetuarse, creyendo como todos los tiranos que ellos no tienen fecha de caducidad.
Cuando oigo a los diferentes caciques de cada negociado hablar de medidas para aumentar la natalidad, mientras atacan al trabajo, al hombre y a la familia con saña, me dan ganas de reir y de llorar a la vez. La segura desaparición de esta civilización estulta volverá a poner las cosas en su sitio, pero se nos llevará a nosotros y a nuestros allegados y compatriotas por delante.