Conviene subrayar, por consiguiente –a ver si tanto los ignorantes deliberados como los manipuladores mediáticos se enteran por fin de lo que vale un peine-, que lo sucedido en España respecto a determinadas decisiones de José Luis Rodríguez Zapatero sobre el déficit del Estado no es ningún capricho. Ni es ninguna improvisación estulta o frívola. Zapatero ha hecho lo que responsablemente tenía que hacer.
Arriesgadas políticamente
Según señalaba ayer en El Plural nuestro dilecto colaborador Antonio Miguel Carmona, profesor de Economía y secretario de Economía del PSM, Zapatero ha tomado “medidas arriesgadas políticamente, pero determinantes para la economía”. “El déficit público de Estados Unidos o del Reino Unido ha alcanzado cifras verdaderamente alarmantes. Tras ellos se encuentra España con un doce por ciento de déficit público sobre PIB, así como otras naciones (…)”, afirmaba Carmona.
El desierto de la crisis
Nos encontramos todavía en medio del desierto de la crisis sin muchos oasis a la vista y con el riesgo, además, de equivocarnos creyendo que son oasis cuando lamentablemente son sólo espejismos. Desde 1929, jamás habían sufrido los países más o menos desarrollados de Occidente una crisis económica tan grave y tan prolongada. Este dato es objetivo y poco discutible. La situación actual -en términos económicos y sociales- no tiene precedentes. Los expertos teorizan y elucubran. En ocasiones aciertan. En otras, fracasan.
Juicio sumarísimo
Asistimos, sin embargo, a un permanente juicio sumarísimo, impulsado, sobre todo, por la derecha popular y sus numerosos tentáculos periodísticos, cuya sentencia es condenatoria. Ese veredicto de cadena perpetua e inhabilitación absoluta viene arrastrándose desde horas después de que, el día 14 de marzo de 204, Zapatero derrotara en las urnas a Mariano Rajoy, gran favorito del entonces César de Madrid y Bagdad, José María Aznar.
Precedentes
La campaña mediática contra la izquierda no para ni un solo día al año. Pero hay que precisar que semejante cacería sí tiene precedentes. Se la montaron a Manuel Azaña e hicieron lo propio, unos cincuenta años más tarde, con Felipe González. Los promotores son, por lo general, “inasequibles al desaliento”.
“¡Fuego a discreción!”
La victoria del socialista Zapatero no le ha sido perdonada, naturalmente. “Un individuo así debe dimitir”, podía leerse en portada y a toda plana en el diario neocavernícola. El resto de los medios genoveses han disparado sin cesar contra Zapatero, inmediatamente después de que sonara el cornetín de órdenes: “¡Fuego a discreción!”. La avalancha de improperios se ha multiplicado.
¿Derecha socialdemócrata?
La derecha se nos ha hecho socialdemócrata -¡qué escarnio, qué cinismo, qué cara dura!- y se rasga las vestiduras porque se hayan congelado las pensiones, salvo las mínimas y las contributivas. O porque se recorte un cinco por ciento de sus emolumentos a los funcionarios quienes, mayoritariamente, tienen garantizado por vida el puesto de trabajo. Han descubierto ahora, los de la derecha extrema, el cheque bebé y muestran su indignación porque desaparece.
En plena bonanza
Se indignaron cuando –en plena bonanza económica y con superávit en las arcas del Estado por primera vez en la historia- Zapatero propuso el mencionado chequé. Se indignan siempre. La culpa de cuanto ocurre y no les gusta –no les gusta porque a ellos lo único que les gusta es mandar- es sin duda de Zapatero. Merkel prometió que iba a bajar los impuestos. No lo ha cumplido. En este caso, la culpa para ellos no es de Merkel. Es de Zapatero.
Un manirroto
Zapatero, según ellos, no es más que un manirroto que se dedica a hundir España. Los “españoles de bien” [los que no son “de bien” deben de ser gente de izquierdas] exigen -conforme editorializa La Gaceta del mago de las finanzas, Julio Ariza- que dimita Zapatero. Le acusan de todo: “Hay que añadirle el sectarismo de ideología izquierdista más cainita, con hitos de tanta da repelúsncia como la Ley del Aborto y la aplicación de la ideología de género a ultranza (…)”
El mentiroso Camps
No le acusan, en cambio, de la trama Gürtel. De ese apartado se cuida personalmente el mendaz Camps, el señor de los trajes que nunca pagó y el amigo del Bigotes que tanto robó (presuntamente). Por cierto, si llegara a la Moncloa el austero Rajoy, sería muy oportuno que procurara rescatar –por todos los medios legales- los millones de dineros públicos, dilapidados ilegalmente por ciertos peperos y truhanes gürteles.
Determinados jueces
Pero esto de la Gürtel no les indigna. Lo que les indigna es que los pillen, los juzguen y los condenen. Hace veinte años se salvaron del escándalo Naseiro gracias a determinados jueces del Tribunal Supremo. Sin embargo, la lotería no acostumbra a tocar dos veces.
http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=46496
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