J
Josec
Guest
Súper interesante articulo, todo lleno de razón!!
¿Y a esto qué tienen que decir los voceros psocialistas de estos grupos?
--
VA SIENDO HORA DE DESPERTAR
Ya hace más de un año que los socialistas están en el poder
y parecen seguir presos de un ensueño progre, se aferran a e1 con pasión y a
la vista están los resultados. Es muy posible que estén disfrutando de la
experiencia, que sus votantes más radicales estén dispuestos todavía a
seguir votándoles, pero todo ello a costa de España.
Decidieron que teníamos que volver «al corazón de Europa». Al principio
no sabíamos muy bien qué querían decir, porque del pelotón de cabeza
continental no habíamos salido. Luego comprendimos que se trataba de
retirarnos de la avanzadilla y subordinar nuestros intereses a los de
Francia y Alemania. Tan aparatoso fue el giro que renunciaron a los votos
trabajosamente conseguidos en Niza para facilitar un Tratado sobre la
Constitución que garantizara la hegemonía franco-alemana. La cesión es
imperdonable y por más de una razón. No sólo se renunciaba voluntariamente a
tener un papel más relevante en el proceso de toma de decisión europeo,
además se hacía a cambio de nada ¡Cuántas veces hemos oído que Bruselas es
un mercado donde unos y otros cambian votos en función de intereses
nacionales! Pues no es verdad y la prueba es ésta. Zapatero y Moratinos
hicieron una cesión de extraordinaria importancia a cambio de nada. A lo
peor para ellos la sonrisa de agradecimiento de Chirac y Schroeder era
suficiente premio, pero esos son problemas personales que deben solucionar
con su psiquiatra. Lo menos que debíamos exigirles es que si daban el paso
errado de ceder, vendieran el gesto a un precio razonable. Con el trasfondo
de un nuevo reparto de las ayudas comunitarias y con las arcas vacías por la
pésima gestión económica de franceses, alemanes e italianos, Zapatero debía
haber condicionado la renuncia al mantenimiento de una porción importante de
los fondos. Pero actos de este tipo no parecen caber en el ensueño progre de
nuestros gobernantes.
Es perfectamente respetable que el Partido Socialista asuma la causa de
la unidad europea. Pero, si de verdad son europeístas, ¿por qué buscaron un
vínculo tan estrecho con Chirac y Schroeder? Ambos han destacado por ser
pésimos administradores, que dejarán sus respectivos países en un estado
mucho peor de cómo los encontraron. Ambos son ejemplo de graves
comportamientos antieuropeístas, como el incumplimiento de la Agenda de la
Lisboa y del Pacto de Estabilidad. Ambos han quitado al proyecto unificador
mucha de la ilusión que tenía hace apenas quince años. Ambos son clásicos
nacionalistas que utilizan la causa europea para satisfacer sus propios
intereses nacionales ¿Ése es el corazón de Europa al que teníamos que
volver? Ellos son los principales responsables del fiasco del Tratado y,
tras haber fracasado, ahora intentan mantenerlo en pie. Como boxeadores
noqueados, son incapaces de comprender la realidad y de encontrar una salida
digna al explícito rechazo popular. Confusos siguen adelante dando tumbos,
sumando el ridículo a la derrota. Pudieron apostar por Blair, pero ya
sabemos que era un «iluso», como lo calificó Bono, además de estar
empeñado en acompañar al Imperio a todas sus guerras hegemónicas. Hoy Blair
ha ganado un tercer mandato, mientras Schroeder y Chirac parecen a las
puestas de abandonar la política por la puerta de atrás y este último, con
la incómoda cita con el juez por coger lo que no es suyo. Nuestros
socialistas pueden descubrir en un tiempo breve que no es bueno confundir
estados con dirigentes, que Francia y Alemania son mucho más que sus
actuales mandatarios y que sus posiciones en el futuro pueden ser bien
distintas, dejando al recién llegado Zapatero en el cesto de los deshechos.
Si hubieran sido más prudentes, si no hubieran cometido el error de
pedir a Blair que se retirara de Iraq con el sólido argumento de que iba a
ganar Kerry y, por lo tanto, todo iba a cambiar, si hubieran mantenido una
posición digna en la cuestión de Gibraltar se habrían ganado el respeto de
la administración británica y hoy su margen de maniobra sería bastante
mayor. Pero en otro ejemplo de falta de oficio olvidaron que éste es un
juego de estados, no de amiguitos, que los intereses son permanentes y que
su satisfacción requiere el mantenimiento de políticas en el largo plazo. No
sólo han echado por tierra el trabajo de muchos años, además no han
conseguido dar un paso relevante en la vía que dicen promover.
El desprestigio está a la vista y las consecuencias las pagamos todos.
Mientras el inefable Moratinos cada día hace una declaración distinta sobre
el Sahara, jovenlandia no se priva de ponerle en evidencia expulsando a
responsables políticos electos. Querido Ministro, con amigos como ésos no
necesita usted ni oposición ni gacetilleros que pongan en evidencia su
brillante labor. Pero usted se lo ha buscado. Cediendo lo que no debía les
ha enseñado el camino para conseguir todo lo que quieran y a su ritmo lo
iremos viendo.
En América Latina es responsabilidad del Gobierno proteger nuestras
inversiones. Y digo «nuestras» porque Repsol, Telefónica, el Banco Santander
o el BBVA son mucho más que empresas. Sus acciones están repartidas entre
muchos españoles y, sobre todo, en esos fondos sobre los que descansan
nuestras pensiones. El ahorro nacional está ahí ¿Qué hace el Gobierno para
defenderlo? Pues juega a la revolución, a la antiglobalización, al
antiamericanismo barato alentando populismos, o radicalismos. Nuestras
empresas carecen de seguridad jurídica, están expuestas a la arbitrariedad
del dirigente de turno v desde hace un año, no tienen detrás un servicio
diplomático que presione firmemente para defender sus legítimos derechos. Va
siendo hora de que nuestros socialistas despierten de su ensueño progre y
asuman la responsabilidad que sobre ellos recayó.
Florentino PORTERO
¿Y a esto qué tienen que decir los voceros psocialistas de estos grupos?
--
VA SIENDO HORA DE DESPERTAR
Ya hace más de un año que los socialistas están en el poder
y parecen seguir presos de un ensueño progre, se aferran a e1 con pasión y a
la vista están los resultados. Es muy posible que estén disfrutando de la
experiencia, que sus votantes más radicales estén dispuestos todavía a
seguir votándoles, pero todo ello a costa de España.
Decidieron que teníamos que volver «al corazón de Europa». Al principio
no sabíamos muy bien qué querían decir, porque del pelotón de cabeza
continental no habíamos salido. Luego comprendimos que se trataba de
retirarnos de la avanzadilla y subordinar nuestros intereses a los de
Francia y Alemania. Tan aparatoso fue el giro que renunciaron a los votos
trabajosamente conseguidos en Niza para facilitar un Tratado sobre la
Constitución que garantizara la hegemonía franco-alemana. La cesión es
imperdonable y por más de una razón. No sólo se renunciaba voluntariamente a
tener un papel más relevante en el proceso de toma de decisión europeo,
además se hacía a cambio de nada ¡Cuántas veces hemos oído que Bruselas es
un mercado donde unos y otros cambian votos en función de intereses
nacionales! Pues no es verdad y la prueba es ésta. Zapatero y Moratinos
hicieron una cesión de extraordinaria importancia a cambio de nada. A lo
peor para ellos la sonrisa de agradecimiento de Chirac y Schroeder era
suficiente premio, pero esos son problemas personales que deben solucionar
con su psiquiatra. Lo menos que debíamos exigirles es que si daban el paso
errado de ceder, vendieran el gesto a un precio razonable. Con el trasfondo
de un nuevo reparto de las ayudas comunitarias y con las arcas vacías por la
pésima gestión económica de franceses, alemanes e italianos, Zapatero debía
haber condicionado la renuncia al mantenimiento de una porción importante de
los fondos. Pero actos de este tipo no parecen caber en el ensueño progre de
nuestros gobernantes.
Es perfectamente respetable que el Partido Socialista asuma la causa de
la unidad europea. Pero, si de verdad son europeístas, ¿por qué buscaron un
vínculo tan estrecho con Chirac y Schroeder? Ambos han destacado por ser
pésimos administradores, que dejarán sus respectivos países en un estado
mucho peor de cómo los encontraron. Ambos son ejemplo de graves
comportamientos antieuropeístas, como el incumplimiento de la Agenda de la
Lisboa y del Pacto de Estabilidad. Ambos han quitado al proyecto unificador
mucha de la ilusión que tenía hace apenas quince años. Ambos son clásicos
nacionalistas que utilizan la causa europea para satisfacer sus propios
intereses nacionales ¿Ése es el corazón de Europa al que teníamos que
volver? Ellos son los principales responsables del fiasco del Tratado y,
tras haber fracasado, ahora intentan mantenerlo en pie. Como boxeadores
noqueados, son incapaces de comprender la realidad y de encontrar una salida
digna al explícito rechazo popular. Confusos siguen adelante dando tumbos,
sumando el ridículo a la derrota. Pudieron apostar por Blair, pero ya
sabemos que era un «iluso», como lo calificó Bono, además de estar
empeñado en acompañar al Imperio a todas sus guerras hegemónicas. Hoy Blair
ha ganado un tercer mandato, mientras Schroeder y Chirac parecen a las
puestas de abandonar la política por la puerta de atrás y este último, con
la incómoda cita con el juez por coger lo que no es suyo. Nuestros
socialistas pueden descubrir en un tiempo breve que no es bueno confundir
estados con dirigentes, que Francia y Alemania son mucho más que sus
actuales mandatarios y que sus posiciones en el futuro pueden ser bien
distintas, dejando al recién llegado Zapatero en el cesto de los deshechos.
Si hubieran sido más prudentes, si no hubieran cometido el error de
pedir a Blair que se retirara de Iraq con el sólido argumento de que iba a
ganar Kerry y, por lo tanto, todo iba a cambiar, si hubieran mantenido una
posición digna en la cuestión de Gibraltar se habrían ganado el respeto de
la administración británica y hoy su margen de maniobra sería bastante
mayor. Pero en otro ejemplo de falta de oficio olvidaron que éste es un
juego de estados, no de amiguitos, que los intereses son permanentes y que
su satisfacción requiere el mantenimiento de políticas en el largo plazo. No
sólo han echado por tierra el trabajo de muchos años, además no han
conseguido dar un paso relevante en la vía que dicen promover.
El desprestigio está a la vista y las consecuencias las pagamos todos.
Mientras el inefable Moratinos cada día hace una declaración distinta sobre
el Sahara, jovenlandia no se priva de ponerle en evidencia expulsando a
responsables políticos electos. Querido Ministro, con amigos como ésos no
necesita usted ni oposición ni gacetilleros que pongan en evidencia su
brillante labor. Pero usted se lo ha buscado. Cediendo lo que no debía les
ha enseñado el camino para conseguir todo lo que quieran y a su ritmo lo
iremos viendo.
En América Latina es responsabilidad del Gobierno proteger nuestras
inversiones. Y digo «nuestras» porque Repsol, Telefónica, el Banco Santander
o el BBVA son mucho más que empresas. Sus acciones están repartidas entre
muchos españoles y, sobre todo, en esos fondos sobre los que descansan
nuestras pensiones. El ahorro nacional está ahí ¿Qué hace el Gobierno para
defenderlo? Pues juega a la revolución, a la antiglobalización, al
antiamericanismo barato alentando populismos, o radicalismos. Nuestras
empresas carecen de seguridad jurídica, están expuestas a la arbitrariedad
del dirigente de turno v desde hace un año, no tienen detrás un servicio
diplomático que presione firmemente para defender sus legítimos derechos. Va
siendo hora de que nuestros socialistas despierten de su ensueño progre y
asuman la responsabilidad que sobre ellos recayó.
Florentino PORTERO