davidbarna
Madmaxista
- Desde
- 23 Nov 2006
- Mensajes
- 177
- Reputación
- 1
Otro testimonio de que la fiesta ha terminado. Ayer estuve hablando con una amiga que se ha cambiado de piso por motivos de espacio (acaba de ser progenitora) y me comentó los problemas que tenían para venderlo.
Su piso entra dentro de lo que serían los pisos más fácilmente vendibles: relativamente pequeño (60 metros cuadrados), situado en Les Corts (zona media-alta de Barcelona) y en buen estado. El precio que pedían se ajustaba a los precios de mercado (6.000 euros por metro cuadrado, la media de lo que se pide en Barcelona).
Pues bien, muchas visitas, muchos elogios pero el piso sigue sin venderse y no hay perspectivas de que se venda a corto plazo, aún habiéndolo rebajado 30.000 euros sobre el precio inicial. Aunque no tienen especial prisa para venderlo, empieza a instalarse una situación de cansancio. Enseñar el piso a un montón de gente, escuchar los comentarios elogiosos del agente inmobiliario, pero nulas perspectivas de venta en la práctica.
Si esta es la situación para una persona que pide un precio "razonable" (dentro de la locura general de precios) y tiene un piso bastante vendible en una zona relativamente buena, imaginaos el caso de quien pide precios por encima de mercado, tiene un piso con un montón de aseos y terrazas que nadie usa o la zona deja algo que desear en cuestiones de cercanía al centro, servicios o transporte público. O imaginaos también el caso de que tuviera prisa por vender porque no puede mantener dos pisos a la vez (el viejo y el nuevo).
Por lo que detecté, cualquier contraoferta de 300.000 euros sería aceptada (seguramente el trato se cerraría en 310.000-320.000 euros). Por tanto, no es descabellado que vendedores en peores situaciones acaben vendiéndolo por cantidades aún inferiores.
Esta situación hubiera sido impensable hace un par de años. Seguramente este piso hubiera literalmente volado del mercado, vendiéndose al precio de salida sin ningún tipo de negociación.
Su piso entra dentro de lo que serían los pisos más fácilmente vendibles: relativamente pequeño (60 metros cuadrados), situado en Les Corts (zona media-alta de Barcelona) y en buen estado. El precio que pedían se ajustaba a los precios de mercado (6.000 euros por metro cuadrado, la media de lo que se pide en Barcelona).
Pues bien, muchas visitas, muchos elogios pero el piso sigue sin venderse y no hay perspectivas de que se venda a corto plazo, aún habiéndolo rebajado 30.000 euros sobre el precio inicial. Aunque no tienen especial prisa para venderlo, empieza a instalarse una situación de cansancio. Enseñar el piso a un montón de gente, escuchar los comentarios elogiosos del agente inmobiliario, pero nulas perspectivas de venta en la práctica.
Si esta es la situación para una persona que pide un precio "razonable" (dentro de la locura general de precios) y tiene un piso bastante vendible en una zona relativamente buena, imaginaos el caso de quien pide precios por encima de mercado, tiene un piso con un montón de aseos y terrazas que nadie usa o la zona deja algo que desear en cuestiones de cercanía al centro, servicios o transporte público. O imaginaos también el caso de que tuviera prisa por vender porque no puede mantener dos pisos a la vez (el viejo y el nuevo).
Por lo que detecté, cualquier contraoferta de 300.000 euros sería aceptada (seguramente el trato se cerraría en 310.000-320.000 euros). Por tanto, no es descabellado que vendedores en peores situaciones acaben vendiéndolo por cantidades aún inferiores.
Esta situación hubiera sido impensable hace un par de años. Seguramente este piso hubiera literalmente volado del mercado, vendiéndose al precio de salida sin ningún tipo de negociación.