Hace unos años yo estaba muy cabreado porque era un parado sin cualificación (con título y todo eso, pero nada de conocimientos prácticos) y nunca faltaba a mi alrededor gente de esta que me recomendaba comenzar a trabajar de peón de albañil.
Yo, a decir verdad, les he de dar la razón en cuanto que cuando hace falta trabajo hay que estar dispuesto a aceptar casi cualquier cosas. Y así lo entendía.
Pero también pensaba (en base a lo visto a mi alrededor) que, puestos en acabar en la construcción, bien podría haber comenzado a los 16 años (y ya llevaría lo mío por delante). Igualmente pensaba que (en base a lo visto a mi alrededor) por el momento muy bien la construcción, pero que dentro de 10 años tal vez me viese en el mismo puesto pero más viejo e incluso (lo que no es tan raro en ese sector) con la salud quebrantada. Igualmente pensaba que, mientras yo estuviese a pie de obra, otros me adelantarían y se colocarían en mejores puestos (dentro y fuera de la construcción). Igualmente pensaba que a pie de obra no sería más que el titulado que después de tantos años de marear papeles había acabado siendo el último mono. Y, probablemente, cobrando muy poco dinero.
Y, además, hay un problema en este país y es que todos te recomiendan que te mates los lomos en la obra pero todo el mundo quiere para sus hijos (o nietos; cosa frecuente en los abueletes cebolleta) otra cosa mejor: y es que ellos valen pero tú no.
Y la mayoría de los asistentes al foro creo que convendrán conmigo en que dedicarse al trabajo manual más duro cuando tienes estudios es echar éstos por tierra. Así pues, preferí esperar y, con los buenos consejos y la buena ayuda de la buena gente, acabé en un puesto más en que mis conocimientos podrían hacerse valer mejor. Y así están las cosas.