Eric Finch
Será en Octubre
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Haya paz en el convento.
Yo también detesto el tonillo del editorial. Me explicaré:
Decía Juan de Mairena que, de ser conservadores, había que serlo razonablemente, y al modo de aquel que se empeñaba en conservar no la salud sino la sarna.
Decía el de Dinamarca algo así como: ¿Cuál es la más grande acción del hombre? ¿Soportar los tiros adversos de la fortuna injusta, u oponerse con los brazos abiertos a ese torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia?.
Los de El Pais están por lo primero: conservar la sarna y aguantar el chaparrón. Pues no, señores. Yo no comparto esta opinión. La situación actual de la vivienda es insostenible, financiera y jovenlandesalmente. Financieramente, porque la gente no puede hacer frente a la carga de una hipoteca más que empeñando muchas más energías y esfuerzos de los que debería. jovenlandesalmente, porque no se trata ya de nosotros sino de las generaciones futuras, que tendrán que enfrentarse a un ingrato futuro. Nosotros hemos decidido que, como San Antonio, como Jesucristo, como los monjes de la Tebaida, resistiremos impertérritos, a pan y agua si hace falta, frente a las tentaciones a que nos someten las inmobiliarias y a las presiones de la sociedad, familia incluida. Si lo hacemos es en nuestro interés y beneficio, pero también en el de nuestros hijos, a quienes deseamos que no tengan que pasarlo peor que nosotros. ¿Qué propone el editorial de El Pais sino que nos aguantemos y que vayamos preparando a nuestros hijos para la pepitoria?
Además, financieramente resulta disparatada la propuesta, puesto que consiste en mantener distorsionado un mercado a fuer de sobrevalorar el precio de la vivienda. Doblemente disparatada, si consideramos que ésta un bien que podría considerarse casi de primera necesidad. Triplemente disparatada si consideramos qué movimientos de capitales se están produciendo en la sombra con ocasión de la burbuja. ¿Qué habríamos de hacer, por tanto, callar mientras los especuladores continúan enriqueciéndose sin apenas pegar chapa?
Yo también detesto el tonillo del editorial. Me explicaré:
Decía Juan de Mairena que, de ser conservadores, había que serlo razonablemente, y al modo de aquel que se empeñaba en conservar no la salud sino la sarna.
Decía el de Dinamarca algo así como: ¿Cuál es la más grande acción del hombre? ¿Soportar los tiros adversos de la fortuna injusta, u oponerse con los brazos abiertos a ese torrente de calamidades y darles fin con atrevida resistencia?.
Los de El Pais están por lo primero: conservar la sarna y aguantar el chaparrón. Pues no, señores. Yo no comparto esta opinión. La situación actual de la vivienda es insostenible, financiera y jovenlandesalmente. Financieramente, porque la gente no puede hacer frente a la carga de una hipoteca más que empeñando muchas más energías y esfuerzos de los que debería. jovenlandesalmente, porque no se trata ya de nosotros sino de las generaciones futuras, que tendrán que enfrentarse a un ingrato futuro. Nosotros hemos decidido que, como San Antonio, como Jesucristo, como los monjes de la Tebaida, resistiremos impertérritos, a pan y agua si hace falta, frente a las tentaciones a que nos someten las inmobiliarias y a las presiones de la sociedad, familia incluida. Si lo hacemos es en nuestro interés y beneficio, pero también en el de nuestros hijos, a quienes deseamos que no tengan que pasarlo peor que nosotros. ¿Qué propone el editorial de El Pais sino que nos aguantemos y que vayamos preparando a nuestros hijos para la pepitoria?
Además, financieramente resulta disparatada la propuesta, puesto que consiste en mantener distorsionado un mercado a fuer de sobrevalorar el precio de la vivienda. Doblemente disparatada, si consideramos que ésta un bien que podría considerarse casi de primera necesidad. Triplemente disparatada si consideramos qué movimientos de capitales se están produciendo en la sombra con ocasión de la burbuja. ¿Qué habríamos de hacer, por tanto, callar mientras los especuladores continúan enriqueciéndose sin apenas pegar chapa?
