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Josec
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SUS COMPETENCIAS
Nos tendrá que explicar algún día Pilar Manjón, presidenta de la
Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, cuántas y cuáles son sus
competencias. Nos tendrá que explicar algún día Pilar Manjón los motivos de
su desafecto por las víctimas del terrorismo etarra y sus familiares. Nos
tendrá que explicar algún día Pilar Manjón sus compromisos políticas, que
parecen controlar sus reacciones convirtiéndola en una piedra sin
sensibilidad alguna. Ella, precisamente, que ha sufrido en el alma la
brutalidad de un atentado terrorista, que ha perdido a un hijo entre los
hierros candentes de un vagón de tren, no quiere asomarse al dolor de miles
de personas que a lo largo de treinta años han enterrado a sus gentes, han
padecido el olvido de una sociedad mansa o han resignado sus vidas a los
efectos de las mutilaciones y las heridas incurables. No lo sé, pero Pilar
Manjón, si se atreviera, quizás tendría que visitar a Irene Villa, para que
ésta le mostrara, desde su belleza de cuerpo roto y alma intacta y firme,
las prótesis que sostienen su entereza y su esperanza. Y si tiene tiempo,
que lo tiene y le sobra, acercarse a todas las madres que llenaron las
mochilas de sus niños antes de ir al colegio, de cuadernos, lápices,
«donuts» y libros, y a los pocos minutos todo aquello formaba parte de un
amasijo de sangre, humo, dolor y lágrimas, con los cuerpos de esos niños
destrozados por la explosión de una bomba etarra. ¿Cómo puede decir la
presidenta de una asociación de afectados por el terrorismo que «el de la
ETA no es de su competencia»? ¿Hay terrorismos dignos de las competencias de
la Manjón o indignos de ellas? ¿Ha establecido la señora Manjón una
diferencia de clases entre los muertos de la ETA y los de Al Qaeda? ¿Alcanza
la señora Manjón ese insufrible nivel de rencor que le hace considerar a
unos de derechas y a otros de izquierdas? ¿Quién aconseja a esta mujer? Si
la señora Manjón no quiere ir a la manifestación del próximo 11 de junio
convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que no lo haga. Peno
que calle. Que no vaya, pero que no hiera. Que se quede en casa, pero que no
separe. Que no haga un esfuerzo, pero sin despreciar a los que llevan
treinta años sufriendo como ella, tanto como ella o más que ella, con una
dignidad y una firmeza que nada tiene que ver con determinadas
representaciones sobreactuadas y plañideras. Ha dicho la señora Manjón que
para decidir si acude a la manifestación tendrá que examinar «el manifiesto,
el lema y la pancarta». No se canse. No examine nada ni a nadie. Se intuye
que la señora Manjón no quiere perder los favores de un Gobierno que sólo
considera víctimas del terrorismo a las que le dieron el triunfo en las
elecciones. Porque, de considerarlas a todas, no estaría dispuesto a
sentarse a dialogar con los asesinos de esas otras víctimas. En fin, que la
señora Manjón es libre de hacer lo que le apetezca, siempre que no hiera a
los demás. Y decir que «el terrorismo de ETA no entra en sus competencias»
es, sencillamente, una vileza.
Alfonso USSÍA
Nos tendrá que explicar algún día Pilar Manjón, presidenta de la
Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, cuántas y cuáles son sus
competencias. Nos tendrá que explicar algún día Pilar Manjón los motivos de
su desafecto por las víctimas del terrorismo etarra y sus familiares. Nos
tendrá que explicar algún día Pilar Manjón sus compromisos políticas, que
parecen controlar sus reacciones convirtiéndola en una piedra sin
sensibilidad alguna. Ella, precisamente, que ha sufrido en el alma la
brutalidad de un atentado terrorista, que ha perdido a un hijo entre los
hierros candentes de un vagón de tren, no quiere asomarse al dolor de miles
de personas que a lo largo de treinta años han enterrado a sus gentes, han
padecido el olvido de una sociedad mansa o han resignado sus vidas a los
efectos de las mutilaciones y las heridas incurables. No lo sé, pero Pilar
Manjón, si se atreviera, quizás tendría que visitar a Irene Villa, para que
ésta le mostrara, desde su belleza de cuerpo roto y alma intacta y firme,
las prótesis que sostienen su entereza y su esperanza. Y si tiene tiempo,
que lo tiene y le sobra, acercarse a todas las madres que llenaron las
mochilas de sus niños antes de ir al colegio, de cuadernos, lápices,
«donuts» y libros, y a los pocos minutos todo aquello formaba parte de un
amasijo de sangre, humo, dolor y lágrimas, con los cuerpos de esos niños
destrozados por la explosión de una bomba etarra. ¿Cómo puede decir la
presidenta de una asociación de afectados por el terrorismo que «el de la
ETA no es de su competencia»? ¿Hay terrorismos dignos de las competencias de
la Manjón o indignos de ellas? ¿Ha establecido la señora Manjón una
diferencia de clases entre los muertos de la ETA y los de Al Qaeda? ¿Alcanza
la señora Manjón ese insufrible nivel de rencor que le hace considerar a
unos de derechas y a otros de izquierdas? ¿Quién aconseja a esta mujer? Si
la señora Manjón no quiere ir a la manifestación del próximo 11 de junio
convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que no lo haga. Peno
que calle. Que no vaya, pero que no hiera. Que se quede en casa, pero que no
separe. Que no haga un esfuerzo, pero sin despreciar a los que llevan
treinta años sufriendo como ella, tanto como ella o más que ella, con una
dignidad y una firmeza que nada tiene que ver con determinadas
representaciones sobreactuadas y plañideras. Ha dicho la señora Manjón que
para decidir si acude a la manifestación tendrá que examinar «el manifiesto,
el lema y la pancarta». No se canse. No examine nada ni a nadie. Se intuye
que la señora Manjón no quiere perder los favores de un Gobierno que sólo
considera víctimas del terrorismo a las que le dieron el triunfo en las
elecciones. Porque, de considerarlas a todas, no estaría dispuesto a
sentarse a dialogar con los asesinos de esas otras víctimas. En fin, que la
señora Manjón es libre de hacer lo que le apetezca, siempre que no hiera a
los demás. Y decir que «el terrorismo de ETA no entra en sus competencias»
es, sencillamente, una vileza.
Alfonso USSÍA