Cuidado, que este argumento es de doble filo. Los hijos no tienen por qué superar a sus padres, ni intelectualmente ni en ningún otro dominio. Es un juego de azar en el que entran en juego muchísimas variables, unas veces sale una cosa y otras veces otra. Ten en cuenta que todos los malnacidos/as que te has cruzado en la vida, desde el caradura del banco que te intenta estafar con unas preferentes hasta Pedro Sanchez, todos han sido niños.