Que gracia que hayais hablado de esto, llevo un par de días pensando sobre ello. ¿quizá algún input que haya llevado a ello?
Y mi conclusión fue que sino se puede elegir de quién te enamoras, no se puede elegir lo que se siente, es decir, ¿qué se puede elegir?
Si no se puede elegir lo que se siente, ¿se puede elegir lo que se piensa?
Pienso, luego existo decía el filósofo. ¿se puede elegir existir?
El punto de vista astrológico aclara un poco el asunto con las sinastrías, ya que esas afinidades no se pueden decidir, están ahí de antemano.
Por otra parte dentro del margen de maniobra de la gente, si que se pueden construir relaciones o crear vínculos y si el universo supuestamente es tan infinito (en sus posibilidades), deberían ser equiparables a esas energías de las sinastrías.
Así que al final las posibilidades serían que la campana haga tilín sin saber muy bien porqué, o que sea uno mismo el que controle la campana.