killer queen
Madmaxista
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QUÉ TIENEN QUE TEMER LOS DEL JUEGO DE DINERO-SIN-TRABAJAR INMOBILIARIO CON UNA LEY DE VIVIENDA EN UN PAÍS DE LA EUROZONA.—
Esta Ley de Vivienda (LdV) para toda España, largamente rumiada por mucha gente, ha sido presentada en público con el visto bueno político de la UE y de la banca. La aritmética parlamentaria 'ejpañola' es irrelevante en el asunto nodal del popularcapitalismo.
Mapa del poder político en lo que respecta a la materia financiera (fiscal y monetaria) en la UE actual:
— Von der Leyen, de la derecha demócrata-luterana
— Drombovskis, del Partido Popular Europeo
— Gentiloni, aristócrata que dice ser de centroizquierda
— Lagarde, de la derecha liberal estupendista, nada de individualismo anarcoide
— De Guindos, del Partido Popular Europeo y del Opus Dei
— Borrell, jacobino, verso suelto, jefe de un parlamento solo supervisor presupuestario (en la UE legisla el Consejo)
¿Por qué los interesados en que suban los precios inmobiliarios reprochan a una simple LdV que vaya a subirlos?
Qué complicada es la doma del burro.
«El problema de la vivienda es 'de oferta'». Ja, ja, ja.
«Los que han redactado esta ley no tienen ni pajolera idea de cómo funciona el mercado». Ja, ja, ja.
«El problema de la carestía de vivienda se resuelve construyendo». Ja, ja, ja.
«Hay que dar seguridad al inversor». Ja, ja, ja.
¡Paparruchadas!
¿Hasta hace cuatro días, no decíais que el problema de la vivienda español era 'de demanda'? ¿No había un 'shock' interno porque estábamos en una 'nueva era dorada', y externo por el alquiler turístico y la huida de capitales de Venezuela y México. ¡Pero si esta LdV, que ha sido concebida durante años, sí, sí, años, es 'de oferta'! Solo que de oferta de compraventa, no de alquiler.
Además, la LdV es una ley de mercaderes, no de rentistas, rentistas que se creen financieros ('ingresos pasivos', ja, ja, ja: ¡el alquiler es un negocio en el que son importantísimos los elementos subjetivos!). El sistema capitalista quiere obreros propietarios. No quiere obreros bichos.
Si construyes mucho, como piden, ¿los economistitas de mercadillo, que creen que escasez y riqueza son sinónimos, no se te van a enfadar o qué?
Y, finalmente, la vivienda es el ahorro del pobre, y los pobres lo son porque no está dicho que puedan ahorrar.
¡Cínicos!
Estáis contra la LdV porque, por fin, la política de vivienda va a tener un aparato conceptual legal como Dios manda, aplicable a todo el país y armonizado con la UE, cuyo empeño es 'desinmobiliarizar' a la banca y, con ello, a la economía. No es que le veáis las orejas al lobo, ¡es que el lobo está ya comiéndoos vuestro culete sucio de caguetas!
Nunca hemos dado la espalda a la utilización de la construcción financiada por la UE como locomotora. Solo ha cambiado que sea la única. Ahora queremos construcción en colaboración público-privada, que es una forma de decir que será donde diga el Estado, en suelos públicos o expropiados, en el marco de la nueva planificación central capitalista, y con precios menguantes.
Esta LdV para toda España es una bendición, aunque sea solo porque establece conceptos.
La LdV ha traído una sorpresa. Como la base de su crítica es porque no va a funcionar, y se hace desde posiciones objetivamente interesadas en que no funcione, ha permitido que hasta el más simple pueda hacer la lista negra de comunicadores que le toman de pelo:
— los ideólogos específicamente inmobiliarios (Bernardos, Montalvo, Pintado),
— los ganchos del sector y del bancasombrismo, y sus trabajadores-directivos, con intereses inmobiliarios superconcretos,
— los chamanes «ii» (Raiio, Lacaiie y Viidal), y su sempiterno repruebo a «impuestos e impresoras» y su «cuanto peor, mejor» (que ellos llaman 'ajuste natural' según la 'ley de la oferta y la demanda', basado en la no-beneveloncia del carnicero, ejemplo que puso Adam Smith para hacer creer en la ideíta metafísica de una mano negra sanadora, supuesto 'reiki' de la economía),
— el mismacestahuevón del montón, todo el día con el «yonotengoporqué» en la boca (aquí hay mucho periodista en situación de penuria, a quienes nos encanta devolverles su misma moneda: «pues yo-no-tengo-por-qué pagarle la sobrevaloración de la vivienda a los asalariados de mis proveedores»), y
— la oposición política al gobierno de turno (aquí da igual de lo que se trate, siempre está de bronca —dado el nivel de corrupción que tiene—, pero esta vez tiene la mala suerte de que la 'realidad realmente existente' es de miedo avanzado, con el toro ya dando cornadas mortales, miedo entre las fases 4 y 5 —temor, miedo propiamente dicho, horror, terror y pánico—).
Decimos que nos toman el pelo, o sea, que nos mienten, porque lo que está pasando con los inmuebles no se oculta en el centro del imperio, sino todo lo contrario, se airea:
— últimas caídas espectaculares de precios inmobiliarios en EEUU, especialmente, en California (en algunos edificios, del 80%) y sonadas insolvencias de bancos expuestos (arteramente imputadas al Estado por osar subir los tipos de interés de intervención, medida monetaria académica para combatir la inflación, medida carísima, sí, pero alternativa al odiado, en teoría, control directo de precios, decimos en teoría porque el control de precios es una norma habitual cuando el carnicero no-benevolente consigue llegar arriba y domina, ¿entonces, qué hace?, ¿baja precios o pone los que le da la gana a ver cuánto aguanta el cliente?);
— el superíndice inmobiliario, el Case-Shiller, dando señal inequívoca de cambio de tendencia tras el catacrack de mediados de 2022:
Visión completa de la burbuja inmobiliaria en EEUU, desde mediados de los 1980, pasando por el máximo de reburbuja, a mediados de 2022 (catacrack), y terminando en la ya indisimulable caída, en febrero de 2023 (recatacrack). [S&P-Case-Shiller-US National Home Price Index].— caída abrupta de las transacciones inmobiliarias;
— caída abrupta de la actividad hipotecaria;
— restricción o incluso prohibición de las adquisiciones inmobiliarias por no residentes rusos y chinos (reconocimiento implícito de que el delirante nivel de precios inmobiliarios alcanzado es una vulnerabilidad de seguridad nacional, y no solo porque mandos intermedios del sector privado y funcionarios-directivos ya no pueden permitirse vivir en las ciudades);
— preocupación por la reorientación espontánea de la demanda residencial al mercado del alquiler, sustitutivo del de compraventa, dado el indiscutible cambio de expectativas a largo plazo, a la baja, en el de compraventa; y medidas dirigidas contra esta distorsión;
— oficialización del 'shelter' como causa de la causa de la actual 'greedflation', 'sellers' inflation' o 'profit-led inflation', con energía y alimentos ¡deflacionándose!, y
— anatematización del alquiler turístico, que tiene secuestradas las políticas turística y de vivienda, y lo que toca lo desnaturaliza convirtiéndolo en parques temáticos carísimos de mantener (lo que mantiene un territorio es que haya residentes pagando impuestos para tener servicios en él y comprándole al carnicero del barrio, sea o no benevolente: debiera haber, además de zonas tensionadas, zonas turísticas y, para estas, que el Estado cobrara un impuesto especial a los arrendadores turísticos, ¿acaso el gran problema de los municipios turísticos no es su financiación, llenos de segundas residencias, es decir, de 'residencias', entre comillas, que no lo son a efectos fiscales?).
Hay un denominador común a todos los que nos toman el pelo haciendo de abanderados de un abaratamiento que es obvio que no quieren: la frasecita «queremos una clase media patrimonializada que pueda exprimir inquilinos tranquilamente, como buena capitalistita».
Luego resulta que es mentira. El sistema impone, por el lado de la compraventa, una clase media despatrimonializada en términos de valor intrínseco, pero propietaria —nada de bichos tirando el dinero en un alquiler—, ilusionada creyendo que está patrimonializada —abracadabra valorativo—, para que siga esclava pero feliz (como cuando te quedan horas de vida pero te dicen que te has curado y que puedes fumar o como cuando los sacamantecas te dan un 'honoris causa' a modo de cadena y bola para que no se te ocurra hacer jamás el más mínimo houdini).
Por el otro lado, el del alquiler, el sistema impone que exprimir inquilinos sea excepcional, dada su imposible financierización razonable. Nadie con una economía normal puede administrar la incertidumbre de vivir en o del alquiler 'de mercado'. Ha de percibirse como premio de consolación circunstancial y riesgoso, para lo que se utilizan dos leyenditas negras altamente ineficientes:
• la de la presunción de bicho jovenlandeseso y destrozapisitos u okupa, y
• el coste de oportunidad de no estar listo para vender, como si los inmuebles fueran activos casi líquidos.
El denominador común se extiende a:
— la propaganda engañosa de la vivienda como inversión, en contra de su esencia de producto de primera necesidad de consumo obligatorio, tratándola como si fuera un bono raro, raro porque sería un bono con cupones voluntarios: los alquileres circunstanciales o intercalarios; y
— la adoración perpetua de ese ente metafísico al que llaman 'la oferta', que todavía nadie en la historia ha dicho qué es, porque lo que hay son ofertantes, cada uno de su padre y su progenitora; luego, escarbas y resulta que cada mistificador tiene sus santos de devoción, fulano o mengano o tal o cual promoción inmobiliaria o localización, muchas veces la suya propia, 'su' ofertita; el padre de un servidor, médico, perteneciente al núcleo fundacional de la Clínica Ruber, de Madrid, decía «no hay enfermedad, sino enfermos»; nosotros decimos no hay oferta, sino ofertantes —y no hay demanda, sino demandantes—; además, qué contradicción tan grande es predicar el individualismo económico y, sin embargo, creer que la economía se divide en dos rebaños sin benevolencia, ni interna ni entre sí.
Sin embargo, en nuestra modesta opinión, la LdV se incardina en una política más amplia, afinada con el ortograma capitalista y consensuada con el poder económico cortical a lo largo de los años en los que ha habido que esperar a la maduración del proceso estructuraltransicionista, en particular, al catacrack o inflexión definitiva, a mediados de 2022, cuando las autoridades (Powell, Fed) rompieron a hablar expresamente de la necesidad del 'reset' inmobiliario y de que el ajuste valorativo inmobiliario 'it's a good thing'.
La redacción de la LdV es perfectamente modificable, que conste. Incluso sus más acérrimos críticos aceptan que tiene que haber una ley que se llame así, solo que la redacción actual la encuentran fallida.
No solo es un gran paso (nada menos que el parto) en la conceptualización de la materia, sino que es su recentralización, sin la que puede ponerse orden en el caos popularcapitalista.
La LdV o, mejor, la regulación general estatal de la vivienda, política social básica del sistema capitalista, junto con la educación, la sanidad y las pensiones, no tiene la culpa de que 2023, año histórico de llanto y crujir de dientes en todo Occidente (fundamentalmente por culpa de en lo que se ha convertido la propia vivienda), coincida con que en España, nación de peso histórico, pero hoy de segunda división, haya varias elecciones 'importaaantes'.
En Francia y Alemania han tenido más suerte y tienen a sus socialdemócratas prestos para amortiguar aún más si cabe los conflictos, con estabilidad suficiente para los trimestres que dure la suelta del nuevo modelo de sustitución del popularcapitalista (en ello están, como vemos en las manifestaciones en París contra la reforma de las pensiones). Precisamente, pagamos a los socialdemócratas para que administren estas situaciones difíciles.
En España, entre la hidalguía de caldo claro y el provincianismo mal llevado, somos buenísimos cargándonos los mecanismos de amortiguación social, para regocijo de los 'leyendanegristas' de la angloesfera: 'castles in Spain'.
Lors feras chastiaus en Espaigne
E avras joie de neient
Tant con tu iras foleiant
En la pensee delitable
Ou il n’a que mençonge e fable.
(Le Roman de la rose, s. XIII)
Dense cuenta de lo difícil que podrían ser en España los últimos trimestres de la Transición Estructural popularcapitalista y primeros del nuevo modelo de planificación central capitalista, si el Estado estuviera gobernado por la ensoberbecida derecha política española actual, que anda tan loquita sobreactuando («ii» de boquilla, resentimiento antisistema, negación de la Überbau, 'tamameadas'), una derecha 'modelna y molona', que confunde el modelo popularcapitalista con el sistema capitalista, obsesionada contra la socialdemocracia actual, perfectamente representada por Pedro Sánchez, Scholz y Macron, en equilibrio con el derechismo nominal de la UE; un Pedro Sánchez, flamante presidente de la Internacional Socialista; y, desde el 1.º de julio, con España presidiendo el Consejo de la UE, el órgano de la UE titular de la competencia legislativa; todo precisamente en el momento histórico de negociación reconstituyente del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con sus nuevas sanciones y cláusulas de no-rescate. Con un país, España, con tanto peligro en sus cuentas públicas, ¿se imaginan el ridículo de la pin-up atea aparcando su escoba voladora en la puerta del Consejo, flanqueada por sus íncubos y súcubos ofertademandistas de Guatepeor?
Esta redacción de la LdV tiene dos objetivos secundarios:
— que los inversores abandonen el «lo alquilo» y se pasen al «LO VENDO»; y
— que el bancomalismo amigo proceda al REDESAGÜE pactado de la sarama inmobiliaria que pueda, sarama que colaboró a desaguar de la banca de depósitos en 2016-2018, cuando desafortunadamente cundió el innecesario 'nuevaeradoradaísmo' que permitió a los más listos desinmobiliarizarse ellos, pero aguachirló un poco el objetivo principal de la operación desagüe, sanear completamente los Balances de la banca de depósitos.
¡Cuánto van a arrepentirse los que, desde presuntas posiciones prosistema, están saliendo en tromba a 'malmonetizar' su crítica a la LdV!
Desde luego, su retórica metafísica queda tocada porque la gente no es sencilla. Y tiene miedo; aunque, si fuera cierto que la LdV «hará subir los precios por estrangulamiento de la oferta», no tendría por qué tenerlo.
Como ya hemos dicho, el sistema capitalista quiere obreros propietarios de viviendas desburbujizadas —incluso de provisión pública—, no obreros bichos con los que sobrecargarse teniendo que financiar exprimeinquilinos que pretenden que el sistema es suyo, en contra de los capitalistas de verdad, de sombrero de copa y puro, dueños de capital productivo.
Es más, los obreros propietarios —y sobre todo, sus hijos— están cansados de ser tan capitalistitas como los manipuladores les dicen que son. Están deseando que les quiten el tumor. Y, en esta tesitura, la disyuntiva para el sistema solo es obrero propietario pobretón u obrero en alquiler social.
Si no hubiera más remedio que tener oferta de alquiler de vivienda obrera, optaríamos por que los alquileres netos fueran estrictamente contables: 100 euros/mes, importe suficiente para financiar viviendas de 120.0000.— euros (100 euros X 12 meses X 100 años de vida útil de la vivienda —amortización 1% anual—, las cifras para la vivienda básica que han existido desde la noche de los tiempos).
Da vértigo pensar en las retribuciones públicas, prestaciones por desempleo y pensiones de jubilación que tendríamos que pagar con nuestros impuestos a bichos 'de mercado'.
Vivir de alquiler es un lujo que España no puede permitirse, encima, con el horrendo parque inmobiliario que tenemos.
La LdV no es politiqueo. Es prosistema capitalista porque la sobrevaloración de la vivienda es la peor desacumulación de capital imaginable, la que de verdad corroe la raíz del capital. Ni anarquistas ni comunistas ni rentistas financieros ni pensionistas ni leches. Es la vulnerabilidad más grande a la que jamás se ha enfrentado el sistema capitalista.
Ahora bien, hay una cosa que va mal. Ha calado demasiado la ideíta de que escasez es igual a riqueza; y la vivienda está siendo objeto de acaparamiento y racionamiento. En España, la mitad de las viviendas están vacías o semivacías. Vaciamiento que los mistificadores están intensificando con su campaña de boicot a la LdV.
Pero el sistema es brutal. Y esta vez la banca de depósitos no está secuestrada por causa de este juego de dinero-sin-trabajar (a diferencia del '08').
En la eurozona no es posible devaluar la moneda. Lo duro es, por tanto, que la corrección valorativa va a ser a degüello, sin prisioneros.
Qué mala idea es reprobar el dinero, ¿verdad?
Esta Ley de Vivienda (LdV) para toda España, largamente rumiada por mucha gente, ha sido presentada en público con el visto bueno político de la UE y de la banca. La aritmética parlamentaria 'ejpañola' es irrelevante en el asunto nodal del popularcapitalismo.
Mapa del poder político en lo que respecta a la materia financiera (fiscal y monetaria) en la UE actual:
— Von der Leyen, de la derecha demócrata-luterana
— Drombovskis, del Partido Popular Europeo
— Gentiloni, aristócrata que dice ser de centroizquierda
— Lagarde, de la derecha liberal estupendista, nada de individualismo anarcoide
— De Guindos, del Partido Popular Europeo y del Opus Dei
— Borrell, jacobino, verso suelto, jefe de un parlamento solo supervisor presupuestario (en la UE legisla el Consejo)
¿Por qué los interesados en que suban los precios inmobiliarios reprochan a una simple LdV que vaya a subirlos?
Qué complicada es la doma del burro.
«El problema de la vivienda es 'de oferta'». Ja, ja, ja.
«Los que han redactado esta ley no tienen ni pajolera idea de cómo funciona el mercado». Ja, ja, ja.
«El problema de la carestía de vivienda se resuelve construyendo». Ja, ja, ja.
«Hay que dar seguridad al inversor». Ja, ja, ja.
¡Paparruchadas!
¿Hasta hace cuatro días, no decíais que el problema de la vivienda español era 'de demanda'? ¿No había un 'shock' interno porque estábamos en una 'nueva era dorada', y externo por el alquiler turístico y la huida de capitales de Venezuela y México. ¡Pero si esta LdV, que ha sido concebida durante años, sí, sí, años, es 'de oferta'! Solo que de oferta de compraventa, no de alquiler.
Además, la LdV es una ley de mercaderes, no de rentistas, rentistas que se creen financieros ('ingresos pasivos', ja, ja, ja: ¡el alquiler es un negocio en el que son importantísimos los elementos subjetivos!). El sistema capitalista quiere obreros propietarios. No quiere obreros bichos.
Si construyes mucho, como piden, ¿los economistitas de mercadillo, que creen que escasez y riqueza son sinónimos, no se te van a enfadar o qué?
Y, finalmente, la vivienda es el ahorro del pobre, y los pobres lo son porque no está dicho que puedan ahorrar.
¡Cínicos!
Estáis contra la LdV porque, por fin, la política de vivienda va a tener un aparato conceptual legal como Dios manda, aplicable a todo el país y armonizado con la UE, cuyo empeño es 'desinmobiliarizar' a la banca y, con ello, a la economía. No es que le veáis las orejas al lobo, ¡es que el lobo está ya comiéndoos vuestro culete sucio de caguetas!
Nunca hemos dado la espalda a la utilización de la construcción financiada por la UE como locomotora. Solo ha cambiado que sea la única. Ahora queremos construcción en colaboración público-privada, que es una forma de decir que será donde diga el Estado, en suelos públicos o expropiados, en el marco de la nueva planificación central capitalista, y con precios menguantes.
Esta LdV para toda España es una bendición, aunque sea solo porque establece conceptos.
La LdV ha traído una sorpresa. Como la base de su crítica es porque no va a funcionar, y se hace desde posiciones objetivamente interesadas en que no funcione, ha permitido que hasta el más simple pueda hacer la lista negra de comunicadores que le toman de pelo:
— los ideólogos específicamente inmobiliarios (Bernardos, Montalvo, Pintado),
— los ganchos del sector y del bancasombrismo, y sus trabajadores-directivos, con intereses inmobiliarios superconcretos,
— los chamanes «ii» (Raiio, Lacaiie y Viidal), y su sempiterno repruebo a «impuestos e impresoras» y su «cuanto peor, mejor» (que ellos llaman 'ajuste natural' según la 'ley de la oferta y la demanda', basado en la no-beneveloncia del carnicero, ejemplo que puso Adam Smith para hacer creer en la ideíta metafísica de una mano negra sanadora, supuesto 'reiki' de la economía),
— el mismacestahuevón del montón, todo el día con el «yonotengoporqué» en la boca (aquí hay mucho periodista en situación de penuria, a quienes nos encanta devolverles su misma moneda: «pues yo-no-tengo-por-qué pagarle la sobrevaloración de la vivienda a los asalariados de mis proveedores»), y
— la oposición política al gobierno de turno (aquí da igual de lo que se trate, siempre está de bronca —dado el nivel de corrupción que tiene—, pero esta vez tiene la mala suerte de que la 'realidad realmente existente' es de miedo avanzado, con el toro ya dando cornadas mortales, miedo entre las fases 4 y 5 —temor, miedo propiamente dicho, horror, terror y pánico—).
Decimos que nos toman el pelo, o sea, que nos mienten, porque lo que está pasando con los inmuebles no se oculta en el centro del imperio, sino todo lo contrario, se airea:
— últimas caídas espectaculares de precios inmobiliarios en EEUU, especialmente, en California (en algunos edificios, del 80%) y sonadas insolvencias de bancos expuestos (arteramente imputadas al Estado por osar subir los tipos de interés de intervención, medida monetaria académica para combatir la inflación, medida carísima, sí, pero alternativa al odiado, en teoría, control directo de precios, decimos en teoría porque el control de precios es una norma habitual cuando el carnicero no-benevolente consigue llegar arriba y domina, ¿entonces, qué hace?, ¿baja precios o pone los que le da la gana a ver cuánto aguanta el cliente?);
— el superíndice inmobiliario, el Case-Shiller, dando señal inequívoca de cambio de tendencia tras el catacrack de mediados de 2022:
Visión completa de la burbuja inmobiliaria en EEUU, desde mediados de los 1980, pasando por el máximo de reburbuja, a mediados de 2022 (catacrack), y terminando en la ya indisimulable caída, en febrero de 2023 (recatacrack). [S&P-Case-Shiller-US National Home Price Index].
— caída abrupta de la actividad hipotecaria;
— restricción o incluso prohibición de las adquisiciones inmobiliarias por no residentes rusos y chinos (reconocimiento implícito de que el delirante nivel de precios inmobiliarios alcanzado es una vulnerabilidad de seguridad nacional, y no solo porque mandos intermedios del sector privado y funcionarios-directivos ya no pueden permitirse vivir en las ciudades);
— preocupación por la reorientación espontánea de la demanda residencial al mercado del alquiler, sustitutivo del de compraventa, dado el indiscutible cambio de expectativas a largo plazo, a la baja, en el de compraventa; y medidas dirigidas contra esta distorsión;
— oficialización del 'shelter' como causa de la causa de la actual 'greedflation', 'sellers' inflation' o 'profit-led inflation', con energía y alimentos ¡deflacionándose!, y
— anatematización del alquiler turístico, que tiene secuestradas las políticas turística y de vivienda, y lo que toca lo desnaturaliza convirtiéndolo en parques temáticos carísimos de mantener (lo que mantiene un territorio es que haya residentes pagando impuestos para tener servicios en él y comprándole al carnicero del barrio, sea o no benevolente: debiera haber, además de zonas tensionadas, zonas turísticas y, para estas, que el Estado cobrara un impuesto especial a los arrendadores turísticos, ¿acaso el gran problema de los municipios turísticos no es su financiación, llenos de segundas residencias, es decir, de 'residencias', entre comillas, que no lo son a efectos fiscales?).
Hay un denominador común a todos los que nos toman el pelo haciendo de abanderados de un abaratamiento que es obvio que no quieren: la frasecita «queremos una clase media patrimonializada que pueda exprimir inquilinos tranquilamente, como buena capitalistita».
Luego resulta que es mentira. El sistema impone, por el lado de la compraventa, una clase media despatrimonializada en términos de valor intrínseco, pero propietaria —nada de bichos tirando el dinero en un alquiler—, ilusionada creyendo que está patrimonializada —abracadabra valorativo—, para que siga esclava pero feliz (como cuando te quedan horas de vida pero te dicen que te has curado y que puedes fumar o como cuando los sacamantecas te dan un 'honoris causa' a modo de cadena y bola para que no se te ocurra hacer jamás el más mínimo houdini).
Por el otro lado, el del alquiler, el sistema impone que exprimir inquilinos sea excepcional, dada su imposible financierización razonable. Nadie con una economía normal puede administrar la incertidumbre de vivir en o del alquiler 'de mercado'. Ha de percibirse como premio de consolación circunstancial y riesgoso, para lo que se utilizan dos leyenditas negras altamente ineficientes:
• la de la presunción de bicho jovenlandeseso y destrozapisitos u okupa, y
• el coste de oportunidad de no estar listo para vender, como si los inmuebles fueran activos casi líquidos.
El denominador común se extiende a:
— la propaganda engañosa de la vivienda como inversión, en contra de su esencia de producto de primera necesidad de consumo obligatorio, tratándola como si fuera un bono raro, raro porque sería un bono con cupones voluntarios: los alquileres circunstanciales o intercalarios; y
— la adoración perpetua de ese ente metafísico al que llaman 'la oferta', que todavía nadie en la historia ha dicho qué es, porque lo que hay son ofertantes, cada uno de su padre y su progenitora; luego, escarbas y resulta que cada mistificador tiene sus santos de devoción, fulano o mengano o tal o cual promoción inmobiliaria o localización, muchas veces la suya propia, 'su' ofertita; el padre de un servidor, médico, perteneciente al núcleo fundacional de la Clínica Ruber, de Madrid, decía «no hay enfermedad, sino enfermos»; nosotros decimos no hay oferta, sino ofertantes —y no hay demanda, sino demandantes—; además, qué contradicción tan grande es predicar el individualismo económico y, sin embargo, creer que la economía se divide en dos rebaños sin benevolencia, ni interna ni entre sí.
Sin embargo, en nuestra modesta opinión, la LdV se incardina en una política más amplia, afinada con el ortograma capitalista y consensuada con el poder económico cortical a lo largo de los años en los que ha habido que esperar a la maduración del proceso estructuraltransicionista, en particular, al catacrack o inflexión definitiva, a mediados de 2022, cuando las autoridades (Powell, Fed) rompieron a hablar expresamente de la necesidad del 'reset' inmobiliario y de que el ajuste valorativo inmobiliario 'it's a good thing'.
La redacción de la LdV es perfectamente modificable, que conste. Incluso sus más acérrimos críticos aceptan que tiene que haber una ley que se llame así, solo que la redacción actual la encuentran fallida.
No solo es un gran paso (nada menos que el parto) en la conceptualización de la materia, sino que es su recentralización, sin la que puede ponerse orden en el caos popularcapitalista.
La LdV o, mejor, la regulación general estatal de la vivienda, política social básica del sistema capitalista, junto con la educación, la sanidad y las pensiones, no tiene la culpa de que 2023, año histórico de llanto y crujir de dientes en todo Occidente (fundamentalmente por culpa de en lo que se ha convertido la propia vivienda), coincida con que en España, nación de peso histórico, pero hoy de segunda división, haya varias elecciones 'importaaantes'.
En Francia y Alemania han tenido más suerte y tienen a sus socialdemócratas prestos para amortiguar aún más si cabe los conflictos, con estabilidad suficiente para los trimestres que dure la suelta del nuevo modelo de sustitución del popularcapitalista (en ello están, como vemos en las manifestaciones en París contra la reforma de las pensiones). Precisamente, pagamos a los socialdemócratas para que administren estas situaciones difíciles.
En España, entre la hidalguía de caldo claro y el provincianismo mal llevado, somos buenísimos cargándonos los mecanismos de amortiguación social, para regocijo de los 'leyendanegristas' de la angloesfera: 'castles in Spain'.
Lors feras chastiaus en Espaigne
E avras joie de neient
Tant con tu iras foleiant
En la pensee delitable
Ou il n’a que mençonge e fable.
(Le Roman de la rose, s. XIII)
Dense cuenta de lo difícil que podrían ser en España los últimos trimestres de la Transición Estructural popularcapitalista y primeros del nuevo modelo de planificación central capitalista, si el Estado estuviera gobernado por la ensoberbecida derecha política española actual, que anda tan loquita sobreactuando («ii» de boquilla, resentimiento antisistema, negación de la Überbau, 'tamameadas'), una derecha 'modelna y molona', que confunde el modelo popularcapitalista con el sistema capitalista, obsesionada contra la socialdemocracia actual, perfectamente representada por Pedro Sánchez, Scholz y Macron, en equilibrio con el derechismo nominal de la UE; un Pedro Sánchez, flamante presidente de la Internacional Socialista; y, desde el 1.º de julio, con España presidiendo el Consejo de la UE, el órgano de la UE titular de la competencia legislativa; todo precisamente en el momento histórico de negociación reconstituyente del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con sus nuevas sanciones y cláusulas de no-rescate. Con un país, España, con tanto peligro en sus cuentas públicas, ¿se imaginan el ridículo de la pin-up atea aparcando su escoba voladora en la puerta del Consejo, flanqueada por sus íncubos y súcubos ofertademandistas de Guatepeor?
Esta redacción de la LdV tiene dos objetivos secundarios:
— que los inversores abandonen el «lo alquilo» y se pasen al «LO VENDO»; y
— que el bancomalismo amigo proceda al REDESAGÜE pactado de la sarama inmobiliaria que pueda, sarama que colaboró a desaguar de la banca de depósitos en 2016-2018, cuando desafortunadamente cundió el innecesario 'nuevaeradoradaísmo' que permitió a los más listos desinmobiliarizarse ellos, pero aguachirló un poco el objetivo principal de la operación desagüe, sanear completamente los Balances de la banca de depósitos.
¡Cuánto van a arrepentirse los que, desde presuntas posiciones prosistema, están saliendo en tromba a 'malmonetizar' su crítica a la LdV!
Desde luego, su retórica metafísica queda tocada porque la gente no es sencilla. Y tiene miedo; aunque, si fuera cierto que la LdV «hará subir los precios por estrangulamiento de la oferta», no tendría por qué tenerlo.
Como ya hemos dicho, el sistema capitalista quiere obreros propietarios de viviendas desburbujizadas —incluso de provisión pública—, no obreros bichos con los que sobrecargarse teniendo que financiar exprimeinquilinos que pretenden que el sistema es suyo, en contra de los capitalistas de verdad, de sombrero de copa y puro, dueños de capital productivo.
Es más, los obreros propietarios —y sobre todo, sus hijos— están cansados de ser tan capitalistitas como los manipuladores les dicen que son. Están deseando que les quiten el tumor. Y, en esta tesitura, la disyuntiva para el sistema solo es obrero propietario pobretón u obrero en alquiler social.
Si no hubiera más remedio que tener oferta de alquiler de vivienda obrera, optaríamos por que los alquileres netos fueran estrictamente contables: 100 euros/mes, importe suficiente para financiar viviendas de 120.0000.— euros (100 euros X 12 meses X 100 años de vida útil de la vivienda —amortización 1% anual—, las cifras para la vivienda básica que han existido desde la noche de los tiempos).
Da vértigo pensar en las retribuciones públicas, prestaciones por desempleo y pensiones de jubilación que tendríamos que pagar con nuestros impuestos a bichos 'de mercado'.
Vivir de alquiler es un lujo que España no puede permitirse, encima, con el horrendo parque inmobiliario que tenemos.
La LdV no es politiqueo. Es prosistema capitalista porque la sobrevaloración de la vivienda es la peor desacumulación de capital imaginable, la que de verdad corroe la raíz del capital. Ni anarquistas ni comunistas ni rentistas financieros ni pensionistas ni leches. Es la vulnerabilidad más grande a la que jamás se ha enfrentado el sistema capitalista.
Ahora bien, hay una cosa que va mal. Ha calado demasiado la ideíta de que escasez es igual a riqueza; y la vivienda está siendo objeto de acaparamiento y racionamiento. En España, la mitad de las viviendas están vacías o semivacías. Vaciamiento que los mistificadores están intensificando con su campaña de boicot a la LdV.
Pero el sistema es brutal. Y esta vez la banca de depósitos no está secuestrada por causa de este juego de dinero-sin-trabajar (a diferencia del '08').
En la eurozona no es posible devaluar la moneda. Lo duro es, por tanto, que la corrección valorativa va a ser a degüello, sin prisioneros.
Qué mala idea es reprobar el dinero, ¿verdad?