Pio XII conocía el Holocausto desde 1942.

MZAA

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En esta vida son demasiadas las ocasiones en las que las bases se ven obligadas a cubrir las carencias de las élites. Durante la Segunda Guerra Mundial esta tendencia tuvo como protagonista a la iglesia católica. Mientras su jerarquía se alineó en gran medida con el régimen nancy, sacerdotes, frailes y monjas se jugaron sus vidas para ayudar a los judíos en su huida de la represión del Tercer Reich o colaboraron abiertamente con la resistencia.
Dos ejemplos pueden ser esclarecedores de la teoría mantenida en el párrafo anterior. Por una parte nos encontramos con el papel del Papa Pío XII y, por otro, con la labor realizada por una red de asilo clandestina que desde la ciudad de Asís, cuna de San Francisco, salvó la vida a centenares de refugiados hebreos que trataban de evitar la fin segura que constituía el traslado a los campos de concentración.
La postura del Vaticano frente al genocidio de millones de judíos, gayses, discapacitados, deficientes o etnianos se caracterizó por su escasa contundencia, por una medida ambigüedad y una cohabitación cómplice con la solución final diseñada por Adolf Hitler. En definitiva, por un vergonzoso silencio.
La figura de Pío XII, el Papa que dirigió la iglesia católica durante la mayor contienda bélica de la historia de la humanidad, fue siempre, cuanto menos, cuestionable. Sin embargo, el poder del cristianismo impidió durante años una revisión crítica de su mandato, sobre todo en España, donde el franquismo se desarrolló bajo palio. Pese a ello, últimamente son cada vez más los historiadores críticos con el Pontífice que portó el báculo desde 1939 hasta 1958.



El Papa número 260, cuyo nombre real era Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, ya se había declarado abiertamente antisemita antes de que el führer emprendiera su delirio criminal, según documentos desvelados recientemente. Este sentimiento de antipatía pudo haber nacido en 1917, según creen algunos investigadores, durante su estancia en Múnich como nuncio apostólico de Baviera. Entonces recorrió todo Alemania y fue testigo de una revuelta bolchevique que, según los escritos que remitió a Roma, atribuyó al pueblo hebreo.

Concordato con el Tercer Reich

Algunos años más tarde, ya en 1933, firmó un concordato con Adolf Hitler, recién llegado al poder. El acuerdo convirtió a los judíos en grandes damnificados, después de que el catolicismo oficial diera una bendición pública al nacionalsocialismo, incluida la posición antisemita.

Nunca hubo una queja del nuncio, ni incluso intercedió por los hebreos convertidos al culto de San Pedro. Para él, era una cuestión de política interna de los germanos. De hecho, las protestas de algunos cardenales y obispos teutones fueron acalladas y Pacelli aceptó también la prohibición a los religiosos católicos de toda actividad distinta de la pastoral.

El entonces Papa, el anciano Pío XI, tampoco hizo nada para evitar el genocidio que se avecinaba. Sólo en 1938, cuando ya agonizaba, encargó la redacción de una encíclica dedicada al antisemitismo. El texto nunca llegó a publicarse, frenado, según se sospecha, por Pacelli, que poco más tarde fue elegido nuevo soberano de la Ciudad del Vaticano.

De cualquier manera, el documento era poco crítico con los nazis y aseguraba que los hebreos eran los responsables de su destino. «Ellos desoyeron a Dios y mataron a Cristo». Además, la ceguera de su fiebre material merecía «la ruina material y espiritual», rezaba la encíclica abortada, según las teorías del historiador Martin Gilbert plasmadas en su obra 'El Papa de Hitler'.

Al parecer, ya a finales de 1941 Pío XII era conocedor de las deportaciones de judíos a los campos de concentración. Unos meses más tarde fue informado de los planes de exterminación y a finales de ese año británicos, franceses y estadounidenses asimismo le alertaron sobre los planes de la solución final. Además, representantes de organizaciones hebreas reunidas en Suiza le hicieron llegar un memorándum informándole. Incluso el presidente norteamericano, Franklin Delano Roosevelt, pidió una declaración de condena. Pacelli siempre se negó.

Sólo cuando los nazis comenzaron a perder la guerra, tras el fracaso de la oleada turística de la Unión Soviética, cambió su postura y, tímidamente, el Pontífice se acordó de «aquellos cientos de miles que, sin culpa propia, a veces sólo por su nacionalidad o raza, reciben la marca de la fin o la extinción gradual». Fue su denuncia más firme hasta que, tras la liberación de Roma y con grandes dosis de hipocresía, condenó el «fanatismo antisemita» a modo de exculpación.

Huir del Holocausto

En el lado opuesto a la desidia cínica de Pío XII nos topamos con los escalafones más bajos de la iglesia católica, que hicieron todo lo posible para preservar a los judíos que intentaban eludir el Holocausto. Fueron muchos los casos de religiosos que jugaron un papel primordial a la hora de salvar la vida de hebreos. Como ejemplo de su entrega, basta con relatar la historia de la conocida como red de Asís, que durante la ocupación nancy de Italia se valió de los edificios religiosos de la ciudad que vio nacer a San Francisco para ocultar a los judíos en su camino hacia un país seguro al que no hubieran llegado las tropas de la Wehrmacht.

Bajo la dirección del padre franciscano Rufino Niccacci, y por encargo del obispo monseñor Giuseppe Plácido Nicolini, se habilitaron más de veintiséis hogares de acogida en monasterios y conventos, se diseñaron rutas de evasión, se crearon organizaciones para falsificar documentos y dotar de falsas identidades a los perseguidos, se trasladó a los clandestinos y se rescataron a niños sólo con el amparo de su extraordinario coraje y sus valores humanos.

El comportamiento ejemplar de los franciscanos y de las monjas clarisas de Asís, que incluso acogieron a judíos en sus clausuras, permitió que varios centenares de perseguidos pudieran escapar del yugo alemán. Para ello fue también fundamental el esfuerzo heroico y valeroso de los habitantes de la ciudad italiana, que en ningún momento dudaron en posicionarse a favor de los refugiados.

El dinámico y mundano padre Rufino, guardián de San Damián, y su compañero de orden Aldo Brunacci, secretario de la diócesis, consiguieron que, ante la inminente llegada a la ciudad de las tropas nazis en su retirada tras la caída de Benito Mussolini y el empuje de los aliados, familias enteras de hebreos italianos, cuya fin hubiera sido segura en manos germanas, pudieran ocultarse y pasar desapercibidas.

El fraternal entente logrado entre católicos y judíos en la red Asís alcanzó tal simbiosis y tolerancia que las órdenes cristianas no sólo respetaron las creencias hebreas, sino que incluso llegaron a facilitar a los judíos medios para que practicaran su culto en aquellas circunstancias extremas. Incluso, tras el ayuno, celebraban el Yom Kippur con comida preparada por las monjas. Todo un ejemplo de valores interconfesionales.

Esta historia, recogida fielmente por la novela 'Los clandestinos de Asís', de Alexander Ramati, y en la película homónima de 1985 dirigida por el propio escritor polaco, tuvo también como protagonista al coronel Müller que, en su condición de ferviente católico, estuvo siempre interesado en las cuestiones franciscanas y sufrió mucho por las circunstancias que rodearon aquellos hechos. Su sentimiento cristiano no sólo frenó las ansias de venganza de su lugarteniente, el cruel capitán Von Velden, sino que incluso impidió que a su marcha los teutones destruyeran los principales edificios históricos de Asís. «Coronel, ¿es usted alemán o católico?», pregunta a Müller su colaborador en un pasaje de la película. «Ambas cosas», responde el coronel. Es un ejemplo claro de la encrucijada en la que se encontraba el nancy. Tenía que elegir entre su obligación como militar y su fe.

La colaboración Müller-Niccacci posibilitó que la ayuda prestada por la iglesia y la población de Asís pudiera plasmarse en la salvación de numerosas vidas en septiembre de 1943. Aquel esfuerzo heroico y bondadoso minimizó el exterminio judío en la península itálica.

Tras la guerra, el padre Rufino estableció un asentamiento en el que convivían cristianos y judíos que huyeron de Montenegro por la opresión nancy, en primer término, y la soviética, a continuación. Falleció en 1977 tras ocupar durante sus últimos años la parroquia de Deruta. En 1974 había sido nombrado 'Justo entre las Naciones', distinción que concede el Museo Memorial del Holocausto Yad Vashern de Israel. Por su parte, el coronel Müller regresó a Asís años más tarde, en compañía de su familia. Siempre se manifestó enamorado de la ciudad.

Gino Bartali

En la actividad de la red Asis aparece tangencialmente otro personaje que cumplió un papel decisivo en la lucha de los italianos contra los nazis. Hablamos de Gino Bartali, campeón del ciclismo que ya antes de la guerra se había impuesto en el Tour -volvió a ganarlo también más tarde-. Católico fervoroso, colaboró de forma activa en el tráfico de documentación falsa que permitió que muchos judíos eludieran una fin segura, llegando incluso a ocultar a evadidos en su apartamento de Florencia.

Durante sus largos entrenamientos, Bartali transportaba los papeles escondidos en el interior de las barras de su bicicleta. La leyenda transalpina también se encargaba de llevar mensajes de la resistencia. Aunque en alguna ocasión fue interceptado, siempre consiguió que su montura no fuera desmontada. Argumentaba que las diferentes partes habían sido cuidadosamente equilibradas para conseguir la máxima velocidad. A riesgo de su propia vida, su labor permitió que fueran muchos los hebreos que alcanzaran la zona aliada. También fue nombrado 'Hombre Justo entre las Naciones'.

Además de en 'Los clandestinos de Asis', el cine ha narrado en otras producciones el papel de la iglesia católica a la hora de ayudar a los judíos que huían del holocausto. Otro buen filme que desarrolla el tema es 'La guerra secreta de sor Catherina', en la que se cuenta cómo una congregación de monjas ocultaba a numerosos judíos en su convento aprovechando el respeto de las fuerzas alemanas hacia sus votos.

 

lefebre

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6000 personas al día en cuatro hornos crematorios individuales (que son los que había en el supuesto campo de exterminio polaco) sale a 1500 cremaciones al día por horno, sale a algo mas de 1 incinerado por minuto sin parar las 24 horas del dia, meter y sacar el cuerpo incluidos.
Hoy en día se necesitan más de 6 horas para incinerar un cuerpo en un horno crematorio.
Empiezo a creer que los nazis construyeron las pirámides en un par de años. Con dos narices.
 

Ulisses

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Lo que tenían que hacer era gasear 6000 periodistas diarios y otros tantos flodeadores como el que abre el hilo.
 

Mr.Foster

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

Sea lo que sea, el mundo lo sabrá de manera inminente,ya que el Papa Francisco ha decidido abrir y desclasificar los archivos secretos del Vaticano durante la 2a G.M.

Un hecho está fuera de duda y no hace falta esperar para saberlo

Como secretario de estado del Vaticano Pacelli impulsó la firma de un Concordato entre la Santa Sede y la Alemania nancy en 1933.

Eso significó establecer relaciones diplomáticas entre ambos estados y libró a Hitler de las críticas de los clérigos.

En efecto, a cambio de que el régimen respetara los derechos de la iglesia, ésta se comprometió a no intervenir en política.

He aquí el Huevo de la Serpiente y por el cual Eugenio Pacelli deberá responder a la posteridad y a su Dios, ya que a su conciencia supo ignorar.
 

Von Rudel

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Lo dudo, no se puede saber algo que solo ocurre en los libros de historia del siglo XXI
 

P3T3

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

Sea lo que sea, el mundo lo sabrá de manera inminente,ya que el Papa Francisco ha decidido abrir y desclasificar los archivos secretos del Vaticano durante la 2a G.M.

Un hecho está fuera de duda y no hace falta esperar para saberlo

Como secretario de estado del Vaticano Pacelli impulsó la firma de un Concordato entre la Santa Sede y la Alemania nancy en 1933.

Eso significó establecer relaciones diplomáticas entre ambos estados y libró a Hitler de las críticas de los clérigos.

En efecto, a cambio de que el régimen respetara los derechos de la iglesia, ésta se comprometió a no intervenir en política.

He aquí el Huevo de la Serpiente y por el cual Eugenio Pacelli deberá responder a la posteridad y a su Dios, ya que a su conciencia supo ignorar.
Ironicamente Pio XII fue una de las personas que mas judíos salvo durante la Segunda Guerra.
 

chemarin

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

Sea lo que sea, el mundo lo sabrá de manera inminente,ya que el Papa Francisco ha decidido abrir y desclasificar los archivos secretos del Vaticano durante la 2a G.M.

Un hecho está fuera de duda y no hace falta esperar para saberlo

Como secretario de estado del Vaticano Pacelli impulsó la firma de un Concordato entre la Santa Sede y la Alemania nancy en 1933.

Eso significó establecer relaciones diplomáticas entre ambos estados y libró a Hitler de las críticas de los clérigos.

En efecto, a cambio de que el régimen respetara los derechos de la iglesia, ésta se comprometió a no intervenir en política.

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

Sea lo que sea, el mundo lo sabrá de manera inminente,ya que el Papa Francisco ha decidido abrir y desclasificar los archivos secretos del Vaticano durante la 2a G.M.

Un hecho está fuera de duda y no hace falta esperar para saberlo

Como secretario de estado del Vaticano Pacelli impulsó la firma de un Concordato entre la Santa Sede y la Alemania nancy en 1933.

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En efecto, a cambio de que el régimen respetara los derechos de la iglesia, ésta se comprometió a no intervenir en política.

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Este sujeto afirma que el Nazismo era alido de la Iglesia y enemigo del ateismo.
 

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

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Como secretario de estado del Vaticano Pacelli impulsó la firma de un Concordato entre la Santa Sede y la Alemania nancy en 1933.

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He aquí el Huevo de la Serpiente y por el cual Eugenio Pacelli deberá responder a la posteridad y a su Dios, ya que a su conciencia supo ignorar.
Nuevos y viejos documentos confirman que Pío XII sabía del exterminio nancy y calló
 

MZAA

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¿Fue Pío XII, Papa de la Iglesia Católica desde marzo de 1939 hasta su fin en 1958, un héroe que merece ser beatificado, o por el contrario fue culpable de un silencio negligente durante la Segunda Guerra Mundial, ante la afirmación de los judíos de haber conocido las supuestas atrocidades nazis de los campos de concentración?

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El Vaticano y la fuga de nazis por la ruta de las ratas
Oliver Pieper
27/02/202027 de febrero de 2020
En 1945 miles de nazis huyeron con la ayuda del Vaticano a través de la llamada "ruta de las ratas", principalmente hacia Sudamérica. El 2 de marzo se abren los archivos de Pío XII. ¿Cuánto sabía de esto el papa?



El Papa Pío XII.
El Papa Pío XII.Imagen: picture-alliance/dpa/AP
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La Segunda Guerra Mundial acaba de terminar. En 1948, el Plan Marshall entra en vigor en Alemania Occidental, cuando uno de los mayores criminales de guerra nazis logra escapar de su prisión en Linz, Austria. Se trata de Franz Stangl, antiguo SS-Hauptsturmführer y comandante de los campos de exterminio de judíos de Sobibor y Treblinka, responsable de la fin de casi un millón de judíos. Stangl camina a pie por Graz y Merano, hasta Florencia.
Su destino sigue estando 300 kilómetros más al sur: Roma, capital de Italia, pero sobre todo la sede del Vaticano. "Tú debes ser Franz Stangl, te he estado esperando", lo saluda allí el obispo Alois Hudal, y le consigue papeles falsificados. Con ellos, Franz Stangl partió hacia Siria, hizo que su familia se reuniera con él y emigró de Damasco a Brasil en 1951. El hombre que perfeccionó el asesinato en masa en los campos de concentración nazis de Alemania pasó años montando coches para Volkswagen cerca de Sao Paulo.
El austriaco Franz Stangl es uno de los miles de criminales de guerra y nazis que, con la ayuda de la Iglesia, lograron escapar a través de la llamada ruta de las ratas, desde Innsbruck, pasando por los Alpes hacia Merano o Bolzano, hasta el Tirol del Sur, luego a Roma y, de allí, a la ciudad portuaria italiana de Génova. Stangl elige el desvío a través de Siria; la mayoría de los nacionalsocialistas huyen en barco directamente a Sudamérica, sobre todo a Argentina, el "Cabo de Última Esperanza" para los nacionalsocialistas, como dijo el autor y superviviente del Holocausto Simon Wiesenthal.
Franz Stangl, antiguo comandante de las SS en los campos de exterminio de la Alemania nazi de Sobibor y Treblinka, responsable de la muerte de casi un millón de judíos.
Franz Stangl, antiguo comandante de las SS en los campos de exterminio de la Alemania nazi de Sobibor y Treblinka, responsable de la muerte de casi un millón de judíos.

Franz Stangl, antiguo comandante de las SS en los campos de exterminio de la Alemania nancy de Sobibor y Treblinka, responsable de la fin de casi un millón de judíos.Imagen: picture-alliance/AP/H. Ducklau
Cooperación espontánea
"La ruta de las ratas no era un plan estructurado, sino que consistía de muchos componentes individuales", dice a DW el historiador Daniel Stahl, del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Friedrich Schiller, de Jena. "Fue más bien una cooperación espontánea de diferentes instituciones que se estableció gradualmente después de la Segunda Guerra Mundial". Primero la huida se llevó a cabo a través de los Alpes a Italia, la ruta preferida para el 90 por ciento de los nazis.
Luego, la primera parada en Tirol del Sur, en el monasterio de la Orden Teutónica, en Merano, en el monasterio capuchino cerca de Bresanona, o en el monasterio franciscano de Bolzano, por lo que la ruta de las ratas también se llama la 'ruta de los monasterios'. Los criminales de guerra a menudo se esconden durante varios años, recogiendo dinero para huir a ultramar. Allí se llega a veces a la absurda situación de que los perpetradores se alojan justo al lado de las víctimas del nacionalsocialismo: judíos en viaje con destino a Palestina.
Y desde allí, la ruta continúa hacia Roma. Con una carta de la Iglesia Católica sobre la identidad, el pasaporte ya es solo una formalidad que se consigue a través del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que emitió unos 120.000 documentos hasta 1951.
Documento de identidad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El nombre verdadero de Riccardo Klement es Adolf Eichmann.
Documento de identidad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El nombre verdadero de Riccardo Klement es Adolf Eichmann.

Documento de identidad del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). El nombre verdadero de "Riccardo Klement" es Adolf Eichmann.Imagen: Getty Images/AFP/HO
"Algunos dicen que incluso antes del Final de la Segunda Guerra mundial había un plan elaborado para la fuga de los nazis. Pero eso no fue así. Incluso alguien como Franz Stangl anduvo por Roma un tiempo sin saber como proceder", asegura Stahl. Hasta que alguien le recomendó acudir al obispo Alois Hudal.
¿Qué sabía el papa Pío XII sobre la ruta de ratas?
Para los historiadores, una pregunta sigue aún sin una respuesta clara, 70 años después: ¿Cuánto sabía Pío XII sobre esto, es decir, Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, que se convirtió en papa el 2 de marzo de 1939, poco antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, y que permaneció como pontífice hasta su fin el 9 de octubre de 1958?
Hubert Wolf quiere averiguarlo. El historiador eclesiástico volará a Roma el 29 de febrero y unos días después pasará cuatro meses excavando en los archivos del Vaticano con docenas de otros colegas de todo el mundo. Eso se debe a que, a partir del 2 de marzo de 2020, el Vaticano abrirá todos los archivos del mandato de Pío XII. "Es una gran oportunidad para responder a muchas preguntas abiertas en este momento. Y un gran desafío, porque estamos hablando de 300.000, 400.000 unidades de archivo de 1.000 hojas cada una", explica a DW el Profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de Münster.
Preguntas difíciles para la Iglesia Católica
Hubert Wolf pide paciencia. Un veredicto serio sobre el contenido de los archivos llevaría años. Pero el experto espera algunas conclusiones nuevas sobre la ruta de las ratas, sobre todo relacionadas a la comunicación interna en el Vaticano. "¿Dio el papa instrucciones directas, o solo recomendaciones generales, por ejemplo, al querer ayudar a personas indocumentadas? Existen indicios de que el papa, apoyado por la CIA, habría dicho: 'Sí, enviamos a gente confiable a América Latina para combatir el peligro comunista en ese continente'", subraya el historiador. Es bien sabido que Pío XII tenía miedo del comunismo y que lo consideraba la mayor amenaza para la Iglesia Católica.
"Puede resultar que el papa no sabía de la ayuda concreta, y que algunas personas de su entorno se habrían aprovechado de eso. O bien, Pío lo supo todo y hacía la vista subida de peso", especula Wolf. Y advierte que "si se comprueba que el papa tenía conocimiento de personajes como Josef Mengele, eso sería una dimensión completamente nueva."
(gg/cp)