Muere Valeriano Martínez, conselleiro de Facenda da Xunta de Galicia de REPENTE

Muere Valeriano Martínez, conselleiro de Facenda

Muere Valeriano Martínez, conselleiro de Facenda
R. S.
06·10·21 | 14:36 | Actualizado a las 14:53


Valeriano Martínez, en su despacho, en una foto de archivo

Valeriano Martínez, en su despacho, en una foto de archivo XOÁN ÁLVAREZ
fin de impacto en la clase política gallega. El conselleiro de Facenda, Valeriano Martínez García, ha fallecido este mediodía de un infarto en su despacho, tal y como han informado fuentes de la Xunta de Galicia. El conselleiro, de 60 años y natural de Aldán (Cangas), residía en Bueu con su esposa y su hijo, que ahora trabaja en Escandinavia.
"Tito", como así le conocían sus allegados, entró en 2015 en el gabinete autonómico como sustituto de la candidata a la alcaldía de Vigo, Elena Muñoz. Antes ocupaba la secretaría xeral da Presidencia de la Xunta. Además, también es funcionario del cuerpo general de la consellería de Facenda desde 1985. En el organigrama autonómico ha ocupado otros puestos como director xeral de Recursos Humanos del Sergas, director xeral de Transporte y auditor del Consello de Contas de Galicia.

A nivel académico, Valeriano Martínez era licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Santiago de Compostela y diplomado en Gestión de Gerencia Hospitalaria por la Escuela de Alta Dirección y Administración.
"Tito" se caracterizó siempre por su sencillez, y sobre todo, por su discreción. Fuera de la esfera política de Santiago, lo que más le gustaba era pasear junto a su esposa por Bueu o tomar el vermú en una terraza como cualquier vecino. En este pueblo Valeriao también pudo disfrutar de sus otras aficiones, una de las últimas, la restauración de barcos.
Político de segunda fila, no tuvo derecho al placebo....
 
De repente:

en su despacho pisó de mala manera en la alfombra arrugada,

se cayó,

rodó cual croqueta 3 metros hasta dar con el borde afilado del armario del siglo 19,

comenzó a sangrar,

y aunque gritaba pidiendo auxilio, la insonoridad de las paredes del edificio renacentista en el que trabajaba, impidió que fuera escuchado.



Menos mal que estaba "medicado" y así su fin fue más tranquila.


Resumen: what a pity.

No te falta razón, tuvo una fin mucho más rápida y con menos sufrimiento que la que hubiera tenido si hubiera sido asesinado por los protocolos asesinos del hospital al ver que no estaba medicado.
 
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