El dato es aterrador. Y pone de relieve la intensidad de la crisis. En los últimos doce meses, la economía española ha destruido 835.900 puestos de trabajo. O lo que es igual, cada día se perdieron 2.290 empleos durante el último año. Lo peor, sin embargo, es que lejos de mejorar la situación, empeora. Hasta el punto de que el volumen de destrucción de puestos de trabajo se ha agravado en el tercer trimestre respecto del mismo periodo de 2009, el año de la Gran Recesión.
Hace tres años se destruyeron en el mismo periodo 74.800 puestos de trabajo, pero en 2012 el número ha alcanzado los 96.900 empleos, por medio hay dos reformas laborales. La pérdida de empleo se manifiesta tanto en el sector público como en el privado, pero con mayor intensidad en el primero en términos relativos (un -7,1% frente al -4%). En términos absolutos, el sector público, en pleno ajuste del gasto, es responsable de uno de cada cuatro puestos de trabajo destruidos. Aún así, el número de ocupados en las distintas administraciones se sitúa en 2,99 millones, lo que significa 229.000 trabajadores públicos menos que hace un año.