La nueva POBREZA CHIC: reportaje sobre la VIDA NÓMADA en FURGONETA CAMPER (¿vivirian así con vivienda de calidad asequible y trabajos estables?)

Es mejor una caravana PEQUEÑA de las que no tienes que matricular.Te da mas libertad.Realmete llevas la casa a cuestas.Y tienes el coche furgoneta etc....Para desplazarte.Por ejemplo al los trabajos que te salgan.

Cuestan poco son fáciles de mantener.Conseguir.

Las depsiciones y el agua potable son el problema.

El agua se soluciona con un buen deposito......Lo de las deposiciones separándolas.La orina nunca se ha de mezclar con los excrementos.

Orinar puedes hacerlo en cualquier descampado-baño de centro comercial-bar etc,etc.....

Las heces pueden recogerse en una buena bolsa de plástico.Mezcladas con serrin-o similar el serrín es facil de conseguir y pesa poco- para secarlas y no huelen casi.Otra sarama mas.

El "baño" de la caravana es para asearte.Y puntualmente para orinar.Deposito aguas grises.

Repito nunca mezcalr orina con heces.

En nuestro pais salvo en la meseta el clima te permite vivir casi todo el año al aire libre.

El único problema es la seguridad.Una caravana es muy fácil de robar asaltar.Pero hay, como todo , medidas.

Sí un buen perro.El perro puede dormir/ y estar perfectamente fuera de la caravana.Es mas lo agradecera la caravana es su territorio a defender.Sólo tienes que proporcinarles un techo(una caseta) para si llueve y nieva,Frio extremo.

Hay muchos campings en España sobre todo en la costa mediterranea.Campings y areas de acampada etc....Si el rebaño.Como los animales.Las primeras ciudades se constituyeron por eso.....Seguridad.

Tomar precauciones.Mas o menos las mismas que en una casa aislada en el campo.

Por lo demas para un hombre sólo-las mujeres necesitan mas cosas ya sólo por el tema de la regla -no necesita mas.Menos hoy que tienes conexión mobil en casi todos lados.

Es mejor sacarte en carnet C de camión y no estar pendiente de si se te sale un chorrito de pis al cargar o de meter tu ocre en una bolsa.
 
5000 euros un mena.
0 español.
Que tiren una bomba atómica.
 
En breve las ventajas de vivir 3 familias en un piso de cosa compartiendo el baño con los vecinos

“ antes la peste del baño te molestaba , pero ahora te da igual “
 
Los casos que mas me gustan son los que viven nómadas con perro (entiendo que tendran tambien flauta)

Tiene que ser un placer indescriptible en verano en 4 metros cuadrados la mezcla del olor a perro, humo de la cocinilla y aroma de la taza del water.

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Se despiertan escuchando las olas del mar, en un vivero, en un supermercado o en medio del campo. La 'vanlife' les permite de forma asidua visitar pueblos con una arquitectura que abarca historias, naturaleza y rincones escondidos. Cerca de Panticosa (Huesca) siguen su ruta Déborah e Iratxe para pasar a la frontera francesa. Han recorrido cerca de 17.000 kilómetros trasladando su hogar camperizado de seis metros cuadrados a Francia, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos, Alemania, Suecia y Noruega. Ahora, emprenden su viaje hasta Suiza para pasar allí el verano y llegar a Grecia en otoño.

Pese a que reconocen que no se ven con 80 años viviendo en una furgoneta, Déborah (San Sebastián, 1983) e Iratxe (Vitoria, 1991) llevan un año cambiando las vistas de sus ventanas por una ruta que comenzó en los países nórdicos tras identificarse como 'privilegiadas' por haber podido "parar" sus vidas convencionales. Han cambiado sus trabajos 'precarios' escribiendo textos compaginados con un trabajo en una ONG y decorando interiores por hacer deporte y leer por las mañanas, caminar entre la naturaleza y saborear la comida que antes no tenían tiempo de disfrutar.

Desde la entrada de su furgoneta, acceden a su baño con ducha pasando por un pequeño 'hall' donde dejan las llaves y los zapatos. A su lado, una cocina de 1,80 cm de encimera sujeta un fregadero de 45x45 cm. Cuentan entre risas que tardaron 16 meses en diseñar y construir su furgoneta. "Fue agotador y a nivel de pareja es un reto solo verte parar currar", reconoce Déborah. Iratxe revela a El Confidencial que el vehículo era un "lienzo en blanco" y, ajustándose a sus necesidades, prefirieron crear su camperización para mantener su bienestar.

A través de su 'podcast' 'Flâunese: historias en estado nómada' narran su adaptación a la vida nómada. Con 12.000 euros compraron y camperizaron (7.500 euros) su furgoneta de 2008. Déborah e Iratxe han reducido sus gastos a 500 euros al mes y pretenden estar felices con lo que tienen. "Hay muchos días que no trabajamos y hay otras semanas que igual estamos cinco días trabajando. En un mes, igual trabajamos una semana y media. Hemos ganado mucho en tiempo. Entonces, no queremos trabajar más para tener más dinero", explican.

Ambas hacen cuentas de los objetos que llevan consigo y consiguen apreciar "lo rápido que se consume todo". Así, han experimentado un proceso de cambio en su relación con las cosas materiales. "Tienes un pequeño agujero en una camiseta e igual en tu casa la desechas, pero es que aquí no. Aquí dices, 'si es solamente un agujero, ¿qué más me da?'. Al final, te adaptas y das valor a todas esas energías que en una casa das por hecho", añade Déborah.

"¿Pero vosotras vais a saber usar esa herramienta?", es una de las frases que han recibido en su proceso de crear su hogar. "A veces, notamos las miradas cuando bajamos de una furgoneta y están esperando a que baje un hombre o a alguien por el que vayas tutelada: tu padre, tu novio o tu marido", comentan. 'Flâunese' acogieron a una mujer en su furgoneta que estaba siendo perseguida por un hombre en coche varias veces en Francia. "Nos tocó a la puerta de la furgoneta y nos preguntó si se podía quedar con nosotras", señalan.

estas dos ya tenian hilo propio en burbuja

Talleres de cocina en plena ruta
Desde un 'parking' de la playa de Los Locos, al lado de Suanzes, en Santander (Cantabria), Álex y Raquel siguen en ruta para llegar hasta Galicia, después a Portugal y dar la vuelta a España. Raquel ya le dijo a Álex desde su primera cita que su sueño era "coger una furgoneta y camperizarla". Dejaron su piso de Mataró (Barcelona) para emprender un proyecto digital de talleres de cocina. Álex (Barcelona,1992) trabajaba como chef de desayunos en un hotel de Barcelona y Raquel (Barcelona, 1992), como diseñadora gráfica de joyas 'online'.

Viven en 6,9 metros cuadrados en su furgoneta decorada como si fuera 'su hogar'. "Le hemos dado nuestro toque para que entremos y sea nuestra casa, que no sea la típica prefabricada: a mí me costaría más adaptarme a una furgoneta de ese estilo", dice Álex. Compraron la furgoneta camperizada a un particular, aunque hicieron la cocina desde cero a través de vídeos en internet en un mes y medio.

Con una inversión de 18.000 euros en la furgoneta y de 5.000 euros en la reforma, comentan que "el cambio ha sido a mejor". "Pensamos ahora en irnos a vivir a un piso y solo de pensarlo nos agobiamos porque es como que no te vas a poder mover, no tienes esa libertad que te da moverte, y estar en el sitio en el que quieres estar te compensa", explican.
Álex y Raquel, cocinando en su furgoneta. (Á. y R.)

Álex y Raquel, cocinando en su furgoneta. (Á. y R.)
Emprendieron un proyecto digital en el que realizan talleres de cocina desde su furgoneta mientras viajan. "Si estás emprendiendo, no es lo mismo que si tuvieras un trabajo fijo, estamos día tras día luchando por lo que queremos. Necesitas estabilizarte un poco y el hecho de moverte es decir, 'vale, ¿por dónde estaba en el ordenador?", reconocen. Tienen una ruta sin fecha que se divide en etapas que viven a su ritmo.

Hacen un presupuesto mensual que varía en función de los gastos de la gasolina. Cuando llenan el depósito, recorren pueblos hasta que les quedan "tres rayas" de gasolina y deciden estacionarse en algún lugar. Entre sus gastos, suman 120 litros de agua, por los que han pagado tres euros este mes y la lavandería para la ropa, que supone unos 25 euros.
De mochilera a camperizar su furgoneta
Brenda tiene 28 años. Era profesora de inglés en una escuela por las mañanas y en un instituto por las tardes y compartía piso en Vilasar de Mar, cerca de Barcelona. Su pasión por viajar hizo que se cogiera una mochila y se fuera a hacer un voluntariado a Costa Rica durante el verano de 2017. Después, volvió y puso rumbo a Italia y a Ibiza. Allí se dio cuenta de que quería invertir el 90% de su tiempo en viajar y tomó la decisión de ponerse a trabajar para ahorrar 12.000 euros y poder vivir viajando un año.

Su viaje como mochilera por el mundo empezaba en junio de 2020, pero la esa época en el 2020 de la que yo le hablo precipitó que comenzara a usar una furgoneta para hacer escapadas. Así, Brenda pasó parte de la cuarentena reformando su antigua furgoneta. "Pensé que allí podía vivir perfectamente y eso derivó en el pensamiento de irme a viajar en furgoneta", argumenta. Poco después, vendió esta furgoneta, de 1993, y se compró otra más nueva, de 2007, ya camperizada por 18.500 euros.
Brenda, con su perro en su furgoneta. (B. M.)

Brenda, con su perro en su furgoneta. (B. M.)
A bordo de una L2H2 Citroen, Brenda guía a personas que quieren empezar su propio negocio 'online' y trabaja de 'community manager' desde el norte de Francia. Cuenta con una cocina que funciona con butano, una cama grande, una ducha como las de una casa y un salón.

Esta catalana comenzó su viaje sola y se quedó parada seis meses en Fuerteventura, desde donde hacía viajes a Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife. Allí conoció a su pareja y decidió cambiar su ruta hasta Francia, donde encontró trabajo en un viñedo. En unas semanas, emprenden una nueva ruta hacia Italia para conocer a la familia de su novio o hacia Canarias o jovenlandia.

Reconoce que le costaría vivir en un piso

Unos turistas canarios llaman a la puerta de Brenda durante la entrevista con El Confidencial. Ahora está parada en un viñedo francés y cuenta que es muy frecuente hablar con las personas que acaban de estacionar alrededor. Remarca que quiere viajar y que llevar una vida así "es estimulante", mientras rechaza la idea de volver a vivir entre cuatro paredes.

En su primera etapa sola en Fuerteventura, los gastos que tuvo al mes ascendían a 200 euros, porque se movía "entre distancias muy cortas". Sin embargo, explica que hay meses en que se ha llegado a gastar 1.000 euros en gasolina, la compra, la instalación del agua caliente y en salir. A pesar de que empezó su aventura junto a su perro, ahora también la comparte en pareja.

Lleva 11 meses viviendo en una furgoneta junto a su perro, aunque llevaba cinco años viajando con una mochilla. Ha viajado por toda las zonas francesas de la Bretaña y Normandía. Pero ahora Franc se sitúa en Cádiz rumbo al sur para recorrer la costa de España.

Viajó por el sureste asiático con una mochila a cuestas durante seis meses. Vivió cinco meses en una tienda de campaña y en una bicicleta decidió recorrer de nuevo Asia, adentrándose en India y Nepal hasta la llegada del el bichito. Tuvo que regresar a Europa y en España pensó comprar una furgoneta para poder seguir viviendo así.

Reconoce que antes llevaba un tipo de vida "encasillada" porque no tenía tiempo de poder disfrutar más allá de lo que "le habían impuesto": "trabajar 340 días y tener un mes de vacaciones". Su vida dio un giro cuando se divorció, dejó su empresa y empezó a viajar con ahorros. "Me di cuenta de que podía vivir con mucho menos haciendo cosas que me gustaban: viajando y teniendo más tiempo", indica.
Menos consumismo
Ahora trabaja como diseñador 'online' de páginas web y su única factura es internet y el teléfono. Entre el agua, la comida y la gasolina, explica que no se gasta más de 300 euros al mes. Compró su furgoneta de 1998 por 1.500 euros. Tiene cinco metros cuadrados y está hecha a base de materiales reciclados por unos 350 euros con una ducha, un salón, una cama y una cocina.

Franc explica que viajar no solo es moverse sino que es "un estilo de vida para evitar el consumismo". Esta percepción se la dio la gente que veía en los países asiáticos. "Siempre estaban sonriendo y no tienen nada. Yo venía de un mundo material con cosas y gastos innecesarios que no necesitaba, y había perdido la sonrisa", reconoce.

Ha pasado de tener una bicicleta a una furgoneta, e insiste en que solo lleva dos pantalones y dos camisetas junto a un ordenador, un teléfono, una cámara de fotos y todavía su bicicleta. A sus 34 años, dice que este modo de vida le ha enseñado a conocerse más y a parar el tiempo para ver lo que tiene enfrente.
En la carretera con su perro. (F. M.)

En la carretera con su perro. (F. M.)
1.542,3 kilómetros separan Barcelona de Alemania, un vuelo directo desde la Ciudad Condal hasta la capital alemana, Berlín, dura dos horas y media y su precio es de 70 euros de media. Sin embargo, Laura y Elisabeth llegaron a Mainz, en Renania-Palatinado (al suroeste de Alemania), después de un viaje de 21 horas sin pasar por peajes. Allí se conocieron y tras siete años volvieron a Barcelona con un alquiler de 800 euros, donde llevaban una vida muy cotidiana que no les llenaba. Laura era gerente de compras en un supermercado y Eli, camarera en un restaurante de Mataró.

"Llegó un momento en que dijimos esto no es vida: esperar unas vacaciones o un día libre y que ni siquiera coincidamos", así Laura le planteó a Eli cambiar de vida. Tenían una Berlingo en la que hacían viajes y "no necesitaban ninguna comodidad más". Pensaron en convertir un furgón más grande en su casa y de la noche a la mañana vendieron la Berlingo, dejaron sus trabajos y se mudaron junto a sus dos perros a su nueva furgoneta de 5,70 metros cuadrados.

Viven sin electricidad y los fines de semana buscan un área gratis para conectarse a la red. Cargan sus móviles y sus portátiles en el trabajo, aunque durante el confinamiento tuvieron que desplazarse a gasolineras. "En Alemania, había mucho enchufe por la calle y ahí nos pasábamos casi todos los fines de semana", comenta Laura, y Elisabeth, que se duchaban con agua fría a menos cuatro grados en Alemania porque prefieren no tener un espacio ocupado en una ducha.
Laura y Eli, con sus perros y su furgoneta, en Francia. (L. y E.)

Laura y Eli, con sus perros y su furgoneta, en Francia. (L. y E.)
Se marcharon del país en febrero para llegar a un vivero —donde tienen agua y electricidad— de Clèder, en la Bretaña francesa. Allí trabajan de temporeras recolectando tomates y limpiando plantas. "Nosotras somos de bueno, bonito y barato, de vivir con lo mínimo", señalan. Quieren estar en Francia hasta octubre para después poder tener el paro francés y regresar a España para celebrar su boda de 2020.

Con 2.000 euros, camperizaron su furgoneta reutilizando la madera, van a poner la electricidad y una calefacción portátil, lo que ascenderá a 14.000 euros su inversión total en esta vida. Pretenden comprar un terrero y descartan volver a vivir en un piso. "Con cuatro meses de fianza, me compro un coche y sigo viajando por el mundo", explican, matizando que ahora tienen más vida que antes, pero puntualizan "que tampoco se idealice, porque esto no es para todo el mundo". "Nos encantaría ir una larga temporada a Asia, pero intentamos evitar esos lugares por las cortesanas". Ahora, quieren surcar los Balcanes o Grecia, y no descartan modificar su ruta hacia Canarias.

A escasos metros de estas dos viajeras, se encuentran Adriana (Madrid, 1993) y Sandra (Barcelona, 1994) trabajando de temporeras en este mismo viñedo. Adriana trabajaba como comercial a puerta fría hasta que un día pensó que "no podía más" porque asegura que se tratraba de un trabajo "invasivo". Se conocieron en Málaga mientras Sandra trabajaba como dietista en un hospital de Barcelona. Cuenta a El Confidencial que con su trabajo como sustituta tenía un buen sueldo, pero aun así entre las dos no tenían "suficiente" para pagar los gastos del alquiler por un estudio de 40 metros cuadrados por más de 720 euros en el barrio gótico de Barcelona.

Dejaron Barcelona y se fueron a Mojácar (Almería) a trabajar en hostelería. Allí veían "el mundo camper" y descubrieron que "su sueño era poder vivir en una furgoneta". Mientras veían a las personas estacionar cerca de la playa con una furgoneta, pensaban, "¿esto es posible?". Durante la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, perdieron su trabajo en hostelería y fue entonces cuando decidieron invertir en una furgoneta que encontraron a 700 kilómetros de Almería, en Barcelona.

Conduciendo una furgoneta de 2005, Adriana y Sandra recorren lugares viviendo en 3,20 metros cuadrados tras una camperización de 4.000 euros y una inversión total de 9.500 euros. Primero abrieron ventanas, aislaron la furgoneta y pusieron ellas mismas la instalación eléctrica. Les gusta ser "autodidactas y autosuficientes" y pusieron casi 12 W, aunque también compraron una placa solar y una batería secundaria mientras hacían la instalación del agua. Cocinan con bombonas de butano con un gasto mensual de 13 euros por el gas.

Recorrieron 900 kilómetros en su furgoneta desde Irún hasta Clèder (Francia) y gastaron 88 euros en gasolina, ya que comentan que cada 1.000 kilómetros gastan 100 euros de gasoil. Ahora, su gasto mensual se ha reducido a 250 euros porque permanecen estacionadas cinco días a la semana en este vivero y se desplazan unos ocho kilómetros para ver el mar durante los fines de semana. Prevén trabajar hasta octubre 35 horas a la semana por 1.400 euros mensuales porque después tendrán derecho a la prestación por desempleo de Francia e iniciarán su ruta por Italia hasta llegar a Grecia.
Adrián e Illaria, en su furgoneta. (A. e I.)

Adrián e Illaria, en su furgoneta. (A. e I.)
Después de un viaje a Portugal a bordo de una furgoneta pequeña, Adrián e Illaria compraron una de 2014 más grande en Italia en 2020. Este canario, que antes era militar, y esta italiana camperizaron su nuevo hogar en cuatro meses. Estuvieron trabajando en Tenerife y ahorraron, e invertieron 19.000 euros para empezar a viajar por Europa. Ahora, Adrián trabaja de temporero e Illaria como 'freelance'. A sus 33 y 24 años, respectivamente, quieren explorar Canadá y llegar hasta Argentina.
recomendado por
cosa progre podemita. Seguro que todos estos 'nomadas" son de familias bien, que cuando falta pasta llaman a papi. Conozco a varios así: chalets en la playa, familias con pasta, porritos, superioridad jovenlandesal, viajes y ahora está moda de ir de rebeldes. Ya está bien de cuentos chinos.
 
Pues para pirarse del basurero de país que nos está quedando y llevarte todos tus bienes no parece mala opción.
Vivirás en tu coche y serás feliz
 
Evidentemente, como va a estar usted de acuerdo conmigo, si no se entera de nada.

Lo reduce todo aún habiente laboral y un sueldo perversos de 3000 Euros, en Alemania.

Esta Instalado en la miseria de la proyección laboral, como toda la masa de zombis que no conciben otra forma de vida que no sea remando, luego viene la estigmatización, para el que no funciona con la misma frecuencia.

Pero si eres feliz en Alemania, y remando jajajja, Ya le has encontrado el sentido a tu vida por decir algo.

Que vale, que sí.

Pero para que puedan sustituir una pieza averiada de la furgo o del grifo que se ha roto, necesitan un remero que vaya a la fábrica o a la tienda a venderlo.

Y por otro lado, ellos también necesitan trabajar, y lo hacen en cosas de internet totalmente prescindibles como ser influencer, community manager o dar cursos de cocina y cosas así, que hoy día son posibles, pero que sin internet ni el mundo consumista que lo sostiene son impensables, viven del consumismo de otros.

He leído a dos de esas chicas que van a la vendimia, ole.

Hay que saber ver también ese lado, que tu vida libre de rascarte los bemoles la mayor parte del tiempo te la proporcionan los esclavos.

Sin ellos no podrías, y no lo tendrías así de fácil.
 
cosa progre podemita. Seguro que todos estos 'nomadas" son de familias bien, que cuando falta pasta llaman a papi. Conozco a varios así: chalets en la playa, familias con pasta, porritos, superioridad jovenlandesal, viajes y ahora está moda de ir de rebeldes. Ya está bien de cuentos chinos.

No tiene porqué, en realidad está al alcance de cualquiera que desee esa vida, hoy día el mundo está montado de tal forma que eso es posible.
Lee mi post anterior, doy una razón.
Antes de internet sí, sólo estaba al alcance de adinerados.
 
Esto es como todo, o te gusta MUCHO o es una *cosa*.... literalmente porque conozco gente que ha viajado de esa manera y el tema de los OLORES es terrible, dado que temas de WC aparte está también los "maravillosos" aromas a sudor, ropa sucia, gasolina, comida, etc. y es complicado ponerte a desarmar la furgo por dentro para limpiar y desinfectar (si es que puedes y tienes sitio para ello...). Si encima tienes xuxo sueltababas, pelos y demás acaba y vámonos....

Pero vamos de lonchafinista nada.... lonchafinismo del güeno es el que hacía un tío mío cuando era joven que todos los veranos se iba a Alemania a currar haciendo autostop y currando de lo que hiciera falta donde lo llevaran, y así se recorrió Francia, Países Bajos, Suiza, Alemania y media Europa a lo simple, o gente de mi edad que de jóvenes se hacían Interrail durante meses durmiendo en albergues, hostales y demás currando de lo que podían (fregando platos, echando una mano en alguna fábrica, camareros, etc.) y cuando no encontraban sitio o no tenían pasta en la misma estación de turno y a tomar por ojo ciego... esto del artículo son gaiadas de "influencers" pijas no me godas... aparte que como han apuntado de "libertad" nada: tienes que estar pendiente de dónde repostar, dónde coger agua potable, comprar comida, donde puedes aparcar el "mamotreto" ese que te quepa, dónde puedes dormir y dónde no.... libertac mis güevos y "económico" una cosa también....
 
Bien resuelto, dedicando tu vida a vivirla de la manera que mas te aporte, la vida es incompatible con cualquier trabajo en el sistema actual, o vives de verdad, o lo haces para trabajar que no es vivir. Cuando saboreas la vida real, y te elevas en la dimensión del tiempo libre, te haces sobrenatural, y ya no vuelves nunca más a querer ser un preso corriente condenado para remar.

Pero claro, esto se lo sueltas aun programado de cosa, y tira bocados como un perro rabioso. Antes de reconocer que lo el llama vida, es miseria absoluta del alma. Esto no lo supera el 80% de zombis corrientes, que trataran de estigmatizar inmediatamente al libre, al no permitirte una realidad superior al alcance de muy pocos.

Sé lo que es el trabajo, y sé lo que es el tiempo libre, y no hago nada tan valioso y trascendente en mi tiempo libre, que me llevara a pensar que el 100% de mi vida dedicado al tiempo libre sería trascendental y maravilloso.

Mucho menos teniendo que dar tumbos en una furgoneta precaria, y que me tenga que gustar por narices, porque es lo que se lleva ahora, y soy una lesbiana más pobre que una rata.

Brrrrrrrrr, que repelús.
 
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