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Un batacazo en toda regla
(09:42 05-03-2007)
Los inversores chinos tendrán que ir aprendiendo, porque, de momento, la bolsa les viene grande. En esta ocasión ningún especulador se ha quemado a lo bonzo, pero el hospital de Shanghai ha atendido más infartos de los habituales.
Ha quedado muy claro que Alan Greenspan no se resigna a pasar a segundo plano, después de haber mandado en la Reserva Federal durante cuatro legislaturas. Tiene guasa que este hombre, al que había que leerle los labios, mirar con lupa el sesgo, y observar el tamaño de su cartera -llena de documentos cuando iba a dar noticias menos buenas, y flaquita flaquita, cuando nada iba a cambiar-, ahora, a la vejez, se ponga a largar e intente enmendarle la plana a su sucesor. Desde Bernanke, actual presidente de la Fed, hasta Rodrigo Rato, presidente del FMI, han tenido que salir con el capote de San Fermín, para evitar que cundiese el pánico en los mercados.
El batacazo ha sido serio. Tanto el Dow Jones como el S&P 500 perdieron en la jornada del martes 27 todo lo ganado desde finales de noviembre. En los días siguientes, los tres principales índices bursátiles norteamericanos se limitaron a oscilar alrededor de los mínimos del martes, que en algunos medios, muy dados al sensacionalismo y con un pobre repertorio de adjetivos, no tardaron en calificar como martes neցro.
Ahora el mensaje es, que no cunda el pánico, que no pasa nada. Pues sí que pasa. Pasa, que le han dado a la bolsa un buen susto. Y cuando los mercados se ponen a bajar, les ocurre como a los niños cuando cogen una pataleta, que no saben como parar y, al final, ya no saben ni por qué lloran. En el caso de los niños, aplicando la más ortodoxa de las metodologías pedagógicas, con un buen cachete, seguido de la consabida frase: ahora vas a llorar, pero con motivos. En pocos minutos, tema zanjado. En las bolsas es más complicado. Los discursos ya se han dado, ahora como dice el refrán: a Dios rogando, pero con el mazo dando. Lo que toca es meter dinero y frenarla, pero de verdad, no para provocar un tirón al alza, que entre el personal confiado y, acto seguido, otro papelón al mercado. Con esto, a perder todos.
En esta tesitura, es normal que el inversor dude entre venderlo todo, y esperar precios más bajos para comprar, o bien aguantar el temporal. Hay otras alternativas: Si se tiene el 100% del capital invertido en bolsa, por supuesto que habrá que disponer de algo de liquidez, por si esto va a más. Bien, vendiendo valores con plusvalías, o aquellos otros con situaciones técnicas más comprometidas. Si parte del capital está en liquidez, hay que saber que estamos en una corrección. En este caso, los valores buenos deben de mantenerse en cartera, y no hay que tener prisa para comprar, hasta que quede claro que la corrección ha finalizado. No se entrará en mínimos, pero se evitará el riesgo de quedar enganchados.