Entre un 40 y un 50% de las familias españolas no podía comprar el año pasado una vivienda nueva de cien metros cuadrados, según el último informe sobre coyuntura económica de Caixa Catalunya, que dice que la alternativa al encarecimiento de los pisos es la compra de viviendas más pequeñas.
Según ha informado hoy la entidad, en el informe se publica un estudio sobre las posibilidades que tiene una familia de comprar una determinada vivienda según la renta de los hogares, la tipología de la vivienda y diversas alternativas financieras.
Una vivienda de cien metros cuadrados y de menos de dos años de antigüedad y con un préstamo hipotecario a treinta años, equivalente al 75% del valor de la vivienda, representa un gasto por carga hipotecaria igual o por encima del 40% de la renta laboral para casi el 40% de los hogares españoles, lo que se sitúa en el límite de la capacidad económica de un hogar.
La alternativa de los hogares ante la creciente dificultad de adquisición de una vivienda es la de comprar pisos de menores dimensiones y, a medida que se reduce la vivienda, el porcentaje de hogares excluidos es menor.
Así, según Caixa Catalunya, en la hipótesis de un préstamo a treinta años por el 75% del valor de una vivienda nueva de sesenta metros cuadrados, sólo quedarían excluidos del mercado un 10% de los hogares, mientras que si el piso tuviera ochenta metros cuadrados, un 20% no podría comprarlo.
Si la vivienda tuviese cuarenta metros cuadrados, prácticamente todos los hogares con ingresos de trabajo podrían acceder a su compra.
Según Caixa Catalunya, todas las simulaciones se han efectuado pensando en los hogares que tienen al menos un trabajador ocupado, por lo que habría que incluir entre los excluidos del mercado inmobiliario a aquellas familias que no tienen a ningún miembro ocupado.
Según ha informado hoy la entidad, en el informe se publica un estudio sobre las posibilidades que tiene una familia de comprar una determinada vivienda según la renta de los hogares, la tipología de la vivienda y diversas alternativas financieras.
Una vivienda de cien metros cuadrados y de menos de dos años de antigüedad y con un préstamo hipotecario a treinta años, equivalente al 75% del valor de la vivienda, representa un gasto por carga hipotecaria igual o por encima del 40% de la renta laboral para casi el 40% de los hogares españoles, lo que se sitúa en el límite de la capacidad económica de un hogar.
La alternativa de los hogares ante la creciente dificultad de adquisición de una vivienda es la de comprar pisos de menores dimensiones y, a medida que se reduce la vivienda, el porcentaje de hogares excluidos es menor.
Así, según Caixa Catalunya, en la hipótesis de un préstamo a treinta años por el 75% del valor de una vivienda nueva de sesenta metros cuadrados, sólo quedarían excluidos del mercado un 10% de los hogares, mientras que si el piso tuviera ochenta metros cuadrados, un 20% no podría comprarlo.
Si la vivienda tuviese cuarenta metros cuadrados, prácticamente todos los hogares con ingresos de trabajo podrían acceder a su compra.
Según Caixa Catalunya, todas las simulaciones se han efectuado pensando en los hogares que tienen al menos un trabajador ocupado, por lo que habría que incluir entre los excluidos del mercado inmobiliario a aquellas familias que no tienen a ningún miembro ocupado.