Cada vez entiendo menos esa visión apasionada de la Historia, en la cual uno se posiciona a favor o en contra de hechos que sucedieron hace 200, 500, 1000 años. Como si fuera parte de ellos, como si hubiera buenos o malos.
Me gusta bastante la Historia y no creo que mis conocimientos sean pequeños en comparación a la media, tampoco voy a decir que sea un experto. Pero esa sensación de intentar justificar filias y fobias modernas buscando en nosequé hechos del siglo XVI, o la necesidad de proclamar consignas nacionalistas (me vale lo mismo centralista que periféricos), en el fondo me parece una búsqueda de autoafirmación.
La Historia es cojonuda porque te da explicaciones, y una visión meta de lo que sucede (y podría volver a suceder...) cuando se juntan ciertos factores. Pero no es ni buena ni mala, mi vida no cambia porque hubiera existido o no el sitio a Numancia o porque Hernán Cortes derrotase a Moctezuma.
Puedo valorar (y valoro mucho!) la cercanía que tengo con los paisanos, la identificación con una forma de ser, de vivir, con unos lazos culturales que hace que te encuentres a gusto, y mucho más cercano a humanos de otras latitudes. Y puedo valorar sus valores, en comparación a los de otros.
Pero soy consciente de que eso no me hace especial. Persia es una de las zonas con más historia del mundo, y no es nada envidiable en casi todos los sentidos. Noruega puede ser envidiable por su nivel económico, pero no me identifico con vivir permanentemente entre nieves y con unas relaciones sociales alejadas de los que tengo interiorizado.
E igual que veo lo bueno, veo lo malo. Obviamente, igual que la inmensa mayoría de la buena gente que conozco es española, también el porcentaje de fulastres está copado por españoles. Y me puedo quejar ampliamente de ciertas costumbres cerriles, de una política absurda, de ciertas 'cerrazones' mentales muy propias nuestras.
Cuando la Historia se convierte en ideología, para mi pierde todo el interés. La Historia explica, no define. Y en el momento en que alguien intenta utilizarla para definir, rápidamente tiende a manipularla o interpretarla como más le interese para su relato.
Por eso huyo tanto de quien intenta traspasar la mentalidad actual a siglos anteriores, juzgando a gente de hace 8 siglos como si ya hubieran tenido que ser pogre, como de esos movimientos de 'todo o nada', donde hay que glorificar épocas pasadas de esplendor, como si eso me sirviera para pagar el alquiler.
Te das cuenta, además, que tenemos glorificadas ciertas figuras que 'salieron en la foto', cuando su biografía real dejaba mucho que desear, y su actuación fue cuando menos cuestionable. Porque tenemos una necesidad de crear mitos y héroes, somos incapaces de no ver la Historia como un partido de fútbol en el que debamos llevar una camiseta puesta.