Estación del Norte. El Beirut Español.

alas97

La Victoire est a Nous
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vengo de Ered Lindon.


Para los que no tienen TT.

Me acaba de contactar un viejo conocido de mis tiempos en la Estación del Norte. Ahora trabaja para el sindicato. Me ha dicho que mejor borremos el vídeo donde hablo de la Estación. Así que... HILO SOBRE DELINCUENCIA, VIOLENCIA Y LA ESTACIÓN DEL NORTE

Parece que mis declaraciones en el canal de
@Javimarenas
han levantado ampollas. La gente, acostumbrada a la vida excepcionalmente pacífica de la que disfrutamos en España, se ha olvidado de cómo es el mundo más allá de los Limes del Imperio, de dónde vienen los criminales

Y no es una cuestión de racismo. En todo caso, sería una cuestión de xenofobia. Que no es el caso, pero puestos a insultarme, que por favor lo hagan de acuerdo a la realidad.

Los valores occidentales, una combinación de ética y jovenlandesal clásica forjada en el crisol de la cristiandad católica (y corrompida por los perros luteranos), sólo imperan en los lugares acomodados de herencia cristiana. Allí donde reina la miseria, la jovenlandesal se hace a un lado.

Ni qué decir tiene, las regiones que no han sido bendecidas con la luz de la cristiandad tienen un sistema de valores completamente distinto. Aunque al ciudadano acomodado promedio le cueste entenderlo, la vida humana en si misma no tiene valor alguno.

El valor lo aportamos nosotros. El valor surge de la concepción cristiana de que la vida es preciosa, un buen a cuidar y proteger, especialmente la de las mujeres y los niños. Pero de nuevo, esos valores no imperan en otros lugares del ancho mundo.

Y cuando dos (o más) culturas se encuentran, aparecen los roces. Las fricciones. El conflicto. Si a un lugar civilizado llegan personas incivilizadas, hay dos opciones: O se civilizan o campan a sus anchas. Y ser un bárbaro entre gente civilizada es lucrativo.

Hecha esta introducción (larga y aburrida), voy a entrar a hablar de casos concretos. Realidades. Las historias censuradas por los afiliados a lo políticamente correcto, sobre todo aquellos que jamás han sentido el acero en el abdomen ni han conocido el miedo.

Todos somos muy tolerantes, respetuosos y empáticos con los delincuentes desde casa de papá, en un barrio bien. Hasta que te roban la cartera con una navaja en el cuello nunca te planteas que quizá, sólo quizá, traer a navajeros ultramontanos no fue una gran idea...

Como decía, en casa de papá se está muy bien defendiendo a "las minorías". Se está peor en el hospital, con los tendones de la mano izquierda seccionados y sin solución. Eso le pasó a... llamémosle Mariano

Mariano era un señor que echaba horas en cualquier servicio que le cayese. Os imaginaréis la situación. progenitora dependiente, esposa en paro de larga duración, hipoteca carísima de principios de los 2000. El hombre se zampaba 320h al mes. Libraba dos o tres días como mucho.

Estaba en "la espiral". Necesitas dinero. Haces más horas. Pides noche. Vas a servicios chungos (donde están los pluses). Haces más horas. Hacienda te retiene más. Sigues necesitando dinero. Haces más horas. No tienes vida. Estás agotado. Necesitas dinero. Hacienda...

Al lado de la Estación del Norte está el metro, en aquel entonces aún en obras. Las carteristas rumanas hacían su agosto allí y, cuando las echaban, se venían a nuestra Estación. Robaban allí hasta que las echábamos. Y de vuelta al metro.

El clásico.

Huelga decir, la pareja habitual tenía prohibida la entrada al metro. Un juez rumboso les puso una orden de alejamiento de 400m según me explicó Troll, un cabo de la GU que hacía honor a su sobrenombre. Os podéis imaginar el caso que le hacían.

Una tarde (trabajaba de 18:00 a 06:00 y Mariano de 08:00 a 20:00) nos encontramos a las amigas de lo ajeno haciendo la clásica jugada. Una monta el espectáculo (rasista, rasista) mientras la otra aprovecha el alboroto para llevarse una maleta, bolso, lo que pille.

Con la tontería, con esta práctica se sacaban cosas buenas. Los chinos, por ejemplo, suelen llevar bastante dinero en metálico en la maleta. Hablamos igual de 15-20k, fácil. Una vez me contó Troll que era una cosa suya, cultural, para el turisteo. Ni idea.

Los pasaportes también eran jugosos. 1500-2000€ en el mercado neցro. Se ve que cambian la foto y listo, con eso ya pueden entrar asiáticos no filiados. Esto me lo contó el Cojo, uno de los chorizos marroquís habituales. Porque solía hablar bastante con esta gente.

Inciso: No puedes estar todo el puñetero día metiéndole palos a la peña. Al final, acabas hablando con ellos. Aunque sea cuando los tienes engrilletados. Los marroquís hablan mucho, sobre todo si tienen público. El argelino es más callado. Por mi experiencia con ladrones, ojo.

Total, las rumanas. Las pillamos. Hacen ademán de huir, pero la verdad es que tampoco se esforzaron mucho. Quicir, ni que les hiciera falta. Las acompañamos a un rincón a esperar a GU y se pasaron todo el rato montando alboroto.

"Me violan, me violan" "Guarro, no toques" "Me toca las berzas, violador" Así durante 30 - 45 minutos. Os podéis imaginar el público. Las miradas. El ambiente.

Gracias a Dios, era 2013. Ahora estas cosas acaban con 300 Charos llamándote de todo y estas amigas de lo ajeno huyendo a la mínima. En aquel entonces la cosa se controlaba "mejor". Aunque teníamos a futuras votantes de Podemos gritándonos, también.

Fascistas, lo de siempre. Machistas, fascistas, policías frustrados. Los clásicos de ayer, hoy y siempre. Lo dicho, en casa de papá... Estas eran las mismas que si les robaban el bolso porque se quedaban fritas en la sala de espera ponían el grito en el cielo.

Obviamente, la culpa era tuya...

Total, revuelo. Kimbo en su caseta, con Mariano solía esperarme a que se fuese para sacarlo. Le daba miedo. No le culpo. Kimbo imponía. Aunque con él, nada de esto habría pasado.

De repente, una de las rumanas, rubia teñida, hace una finta, driblaje de profesional. Me parte la cadera, soy un ladrillo. Mariano alarga la mano. La intercepta. La agarra con la zurda del único sitio al alcance. El moño.

Fue un segundo eterno. Mariano no dijo nada. La soltó. Se miró la mano. La cara desencajada. Los ojos desorbitados. Terror. Sangre.

Una cuchilla de afeitar.

La rumana llevaba una cuchilla de afeitar en el moño. No era la primera que había visto. Algunos argelinos las llevaban entre los bemoles y el ojo ciego, en el perineo. Envuelta en cinta americana. A la que te despistas... ¡Zas! Nadie cachea ahí.

Sección completa de los tendones. La mano, destrozada. Nunca recuperó del todo la movilidad. No he vuelto a saber de él desde entonces.

A las rumanas las volví a ver la siguiente semana. Me preguntaron dónde estaba Mariano entre risas. Luego, que porqué le sueltas el perro a la gente.

Os he hablado antes del Cojo. El Cojo era un jovenlandés gracioso, rumbero. Pedía en la Estación. Mendigaba, arrastrándose con su pierna tullida, y solía pillar bastante porque era, como he dicho, gracioso.

"Tu eres chica muy guapa, seguro que también generosa" "Hombre, amigo, tan buen peluco y tan poca calderilla" El tío tenía arte. También era un carterista cojonudísimo.

Tenía mucho método. Pedía, iba pidiendo, con su gracia, hasta que alguien sacaba una cartera buena. Entonces, supongo que por repentina inspiración religiosa de Nuestro Señor Jesucristo, sus males desaparecían.

"Cojo, levántate y camina" Por arte de magia, el ranqueante jovenlandés se convertía en la versión moruna de Usain Bolt. Siempre tras arrancar con un tirón de áspid la cartera de las manos del legítimo propietario.

Cojo tenía predilección por las abuelas. "Son más fáciles, amigo. Llevan menos dinero, pero son más fáciles", me dijo una vez. No era la primera anciana a la que derribaba en sus tirones. Más de una vez hubo que llamar a una ambulancia.

Otro día hablaremos de las ambulancias y los médicos de los Servicios Sociales, por cierto. De cómo les llamabas, venían, veían a una abuela desorientada meándose encima y se largaban indicando que "esto no es mi trabajo" Y sacando pecho, encima.

Los que se quejaban de los recortes en 2012. Los de los aplausos en 2020. Esos. Otro día. Otro día...

Cojo, decía. Cojo tenía un buen esprín. Creo que no llegué a atraparlo nunca y yo soy (más bien era) un tío bastante rápido. O eso dice mi mujer. Quien sí sabía atraparlo era...

Lo que también hacía Cojo era dotar a su muleta de diferentes medidas de seguridad, a lo navaja suiza. A veces una navaja de afeitar, otras un par de clavos retráctiles. Aquello parecía una Bat-muleta.

Una vez lo vi sacar una sierra de cadena del mango de la muleta. El cabrón pretendía serrar la puerta de una máquina de tabaco para llevarse la recaudación.

Una vez le pegó un muletazo a Kimbo en la cara. Gracias a Dios, el cubreboca de acero desvió el golpe y sólo lamentamos un pequeño corte en la oreja.

Luego, que porqué los encierras con el perro en el lavabo. O porqué les metes una buena curra en vez de darle un besito en la frente o "educarlo". Signifique eso lo que signifique.

No son angelitos de la caridad. Por mucho que esta gente quiera verlos así. Tampoco demonios. Es gente que entiende el mundo de otra forma. Una enfrentada a la nuestra. Una que nos puede devorar si no defendemos lo nuestro.

Siempre hay los simples de turno. Los que te llaman racista y tal. Por eso me gusta cuando esa gente se encuentra de golpe con la realidad. La fruta y perrísima realidad.

Como los de la congregación.

Venían de Sarriá. Los dirigía un páter estilo
@patergongora
pero en modernillo. Joven. Repeinadito, en plan pájaro espino. Las feligresas eran todo cuarentonas. La fe se mezclaba con el zumito de limón, creo yo. La fruta prohibida y tal.

Total, eran de este formato de "Católicos cumbayá". Rezaban haciendo un círculo en la puerta de la Estación y sacaban mesas, toneladas de comida cocinada en casa, táppers, cubiertos de plástico (en aquella época aún no eran la destrucción del planeta)

Más de una vez les advertí que ese no era buen lugar para eso. Que le estaban dando de comer a delincuentes. "Todos somos hijos de Dios", me dijo el páter con una sonrisa de suficiencia, como perdonándome la vida.

"Igual sí, pero no del mismo Dios" Ni puñetero caso.

Cada noche me pasaba por allí porque algún jovenlandés o argelino les reventaba la mesa, les tiraba la comida por encima, les sacaba algún destornillador. "Esto no lo puedo comer" Supongo que en el Corán no sale eso de "a caballo regalado..."

Y ellos se esforzaban, ojo. Ponían mucho interés en hacer comidas que todos pudieran comer. Pero nunca era suficiente. Si no era Haram, a uno no le gustaba. A otro lo ponían menos que al de al lado. Uno se quería llevar 10 bolsas. "Para mis hijos" Ya

Una noche fue maravillosa. Ahí el páter le vio las orejas al lobo, creo. Pasaron meses sin montar su movida chupiguay. Seguramente se fueron a un barrio menos conflictivo. Supongo que el morbo de ver pobres no compensa el riesgo de que te partan la boquita.

Los delincuentes habituales allí eran cuadrillas de marroquís, argelinos y rumanos. Y se odiaban entre ellos. Antes había también peruanos, pero los expulsaron. No eran lo bastante violentos, creo yo.

Y eso que una vez mi colega Pozo tuvo que utilizar a uno de escudo mientras el resto de su cuadrilla lo apedreaba con adoquines. Buena anécdota para otro día. Pozo era un grande. Si recupero mi cuenta original...

Total, que un argelino se intentó colar a los rumanos. Un rumano lo empujó. Le tiró la comida a un jovenlandés. ¿Os imagináis el resto?

Más de treinta personas dándose de palos en la puerta de la Estación. Navajas, palos, piedras, destornilladores, cadenas de bici, agujas de calceta, botellas rotas... Los de la misa no sabían dónde esconderse, aquello era un campo de batalla.

Uno que yo observaba con detenimiento, pero nulas intenciones de intervenir. Incluso Kimbo me echó una mirada en plan: "Socio, en esta no, ¿verdad?" Era un animal sorprendentemente expresivo. O quizá yo lo humanizaba. Nah. Era muy expresivo.

Total, en esta estábamos, viendo un espectáculo de la Warner (pero con sangre), cuando llega una ambulancia. Una fruta ambulancia. Medicalizada, de las cuadradas. Y pienso: No será TAN estulto de meterse en medio

Uy, que si lo era

Abren las puertas traseras y se baja un médico. ¿Que cómo sé que era médico? Los aires, la arrogancia. El creerse por encima del bien y del mal. Esa forma de sacar pecho sólo la tienen los médicos y los abogados. Malísimas personas ambos.

Total, baja el médico, una chavala y un auxiliar. - ¡No os metáis! -les grité- ¡Os van a dar de baja de la suscripción de la vida, no os metáis! El médico me mira. De arriba a abajo y de abajo a arriba. Conozco esa mirada.

La mirada de "Donde vas, analfabeto de cosa, cállate la boca, que eres tontísimo. Aquí estoy yo con mi carrera, dos másters y 30 años de MIR" La que me echó mi mujer cuando le tiré caña por primera vez.

Total. Les da por jugar a Sanitarios de Combate. Se bajan, cogen a un jovenlandés con la cabeza abierta del suelo y lo suben a la furgo. La pelea se detiene de inmediato. Un segundo de silencio.

Imaginaros una jauría humana de treinta personas intentando entrar en una ambulancia. La desvalijaron en cuestión de segundos. El médico, encerrado en una esquina, intentando sobrevivir. La moza, en el asiento del copiloto. El auxiliar metiendo patadas desde la camilla.

Aquí la cagué yo. fulastre de mi. fruta cosa de vida. Hasta Kimbo sabía que nos estábamos enmarronando.

Le di correa. Kimbo tenía una correa de 5m que yo llevaba colgando del pecho. Se la solté, atándomela a la cadera. Sólo necesitaba eso, un poco de espacio para moverme

Me eché a la carrera, pegué todos los gomazos que me cabían en las manos. A lo Santiago Matamoros. Nunca mejor dicho.

Con las manos libres, cogí de los pies al jovenlandés de la ambulancia y lo saqué de un tirón. Kimbo me cubría la espalda, arrojándose de un lado al otro con brutales tirones de la correa. Vi las estrellas un par de veces. El jovenlandés semiconsciente me pateó la cara también.

Cuando conseguí tirarlo fuera, sus amigos los recogieron. La ambulancia ya estaba desvalijada, así que tampoco valía la pena quedarse. Dándome un palazo por la espalda de regalo, la marabunta se dispersó entre ladridos de perro, chillidos islámicos y dolor en mi cuerpo.

Uno pensaría que el médico aprendió la lección. Estaba arrinconado contra las butacas de delante, con más miedo que 50 viejas. Uno pensaría que reconocería su error y me daría las gracias.

La sugestión progre era demasiado fuerte. El miedo, claro. El miedo también hace su parte. Empezó a echarme una bronca inconexa e hiperventilada sobre cómo los había dejado tirados.

Que les tendría que haber cubierto la intervención, hacer un perímetro, mogollón de conceptos sacados de Rainbow Six. Con el brazo encogido sobre el pecho y el cuerpo dolorido, me volví a recepción a lamerme las heridas.

Kimbo estaba bien, por cierto. Ni un arañazo. Y es que los fiel a la religión del amores le tienen un miedo atroz a los perros

Creo... Creo que por hoy ya es suficiente. Otro día, si queréis, os hablo de mamporreros de la Estación. De la Asociación de Gays y Lesbianas (aún no había LGTBI++OMEGA) defendiendo a depravados que se hacían caricias delante de niños.

Hablamos del Guardaespaldas, un turco enorme que estrangulaba a sus víctimas para robarles. Hablamos del Flaco, que se jactaba de cobrar 2400 euros en ayudas. Hablamos de cómo el Flaco le vacilaba a los Mossos D'Escuadra en su cara y ellos pagaban su frustración conmigo

Hablamos de cuando la GU tardaba casi 3 horas en llegar a una llamada teniendo el cuartel puerta con puerta de la Estación. Hablamos de peña esnifando farlopa a las 5am en mitad del andén.

Hablamos del abuelo rumano que paraba la furgoneta en la puerta de la Estación y soltaba docena y media de críos para que robasen cuanto pudiesen, en plan plaga de langostas. "Soy un niño, no puedes tocarme"

Hablamos de los autobuses de rumanía cuyos viajeros llegaban a la Estación, se bajaban del vehículo e INMEDIATAMENTE empezaban a robar. Sin siquiera pasar por el lavabo.

Hablamos de los Mossos D'Escuadra montando guardia una noche entera en un autobús que venía de África (no recuerdo de donde) porque habían recibido chivatazo de que dentro iba un tío peligroso de narices. Pero no podían subir a buscarlo porque... Patatas.

Hablamos de autobuses llegando del Aeropuerto de Gerona cargados de guiris a los cuales, según abrían puertas, una jauría humana de criminales desvalijaban al instante. De la peña abriendo el maletero del autobús en movimiento, con un desencofrador, para ser el primero en pillar

Hablamos de los indigentes y sus movidas, del viejo Espallarga pagando 200 euros para que dos crías lesbianas fugadas de casa le succionasen el glande varias veces al mes.

Hablamos de un pobre anciano japonés que, llorando confuso, me preguntaba por qué le habían robado todo lo que tenía. Incapaz de entender eso, que le robasen. Como si fuese algo alienígena.
@MurcianoJapo
seguro que sabe explicarlo.

Hablamos de lo que queráis. Pero no me vengáis con cosas progres raras. Víctimas de la sociedad y nosequé. Víctima era mi colega Manuel. O Mariano. Pero por esa peña nadie da un torrao.

A nadie le importa una grandísima cosa el tío que se echa a la espalda 230h al mes para dar de comer a los suyos, pero todos muy preocupaditos por el me gusta la fruta que le da el palo a una vieja para comprarse unas Air Jordan nuevas. O un peluco. O pegamento.

No me jodáis, hombre. No me jodáis.

Bueno, me olvidé de decirlo, pero FIN DE HILO. Si os ha gustado, agradeceré los RT (me gustan mucho cuando los citáis), compartir, suscribiros a mi canal y nosequé movidas milenials más. Ahora... Me voy a leer manga de gente que se quiere que flipas
 
Excelente redacción .
He sentido el incidente de Mariano como si fueran mis tendones . Espero encuentre momentos de paz o alivio a pesar de todo .
 
Jajaja me he reído bastante (por no llorar).

El tío escribe muy bien. Ya he localizado el podcast en Youtube y a ver si me lo bajo y lo escucho un día paseando por el monte.

¿Es el OP? Mis dieses
 
Jajaja me he reído bastante (por no llorar).

El tío escribe muy bien. Ya he localizado el podcast en Youtube y a ver si me lo bajo y lo escucho un día paseando por el monte.

¿Es el OP? Mis dieses

Dónde está en youtube?
 
jorobar que tocho niniiiio. No me leo eso ni con tus hogos. o_O
El resumen será el de siempre, que estamos rodeados de me gusta la fruta de importación y alguno que otro autóctono.
Vamos, que vienen los mejores, como decía la vieja chocha, ya tu sabehhhhhhhhh
 
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