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Madmaxista
Diez empresas acumulan el 20% del suelo urbanizable de la C. Valenciana
Jorge Fauró/Óscar Bornay, Alicante/Valencia
Algo menos del 20% del suelo urbanizable (o con aspiraciones de serlo en el futuro) de la Comunitat Valenciana está en manos de diez empresas con sede en alguna de las tres provincias de la autonomía o en Madrid. La propiedad del resto del territorio listo para edificar dentro de los lindes de la Comunitat Valenciana está muy atomizada y en poder de sociedades de menor tamaño que las diez grandes del ladrillo. La titularidad de estas últimas sobrevuela más de 150 millones de metros cuadrados, sin contar terrenos de otros propietarios cuya gestión depende de estos auténticos señores del suelo.
Edival, el Grupo Ballester, Lubasa, Marina d'Or, Grupo Ortiz, Llanera, Murcia-Puchades, la gestora inmobiliaria de Bancaja y las nacionales Metrovacesa, Urbis y Vallehermoso atesoran suelo en una superficie que representa cerca de 2 de cada 10 metros cuadrados. De éstos, la suma total de superficie lista para edificar no consigue poner de acuerdo ni al propio sector, que estima que el dominio de estas sociedades tiene capacidad para levantar medio millón de viviendas en la C. Valenciana de aquí a 10 años.
Sin tan siquiera organizarse, las empresas mencionadas constituyen un auténtico lobby que marca la política urbanística de la autonomía, trazada al rebufo del elevado número de inmuebles que crecen como hongos en Alicante, Valencia y Castelló y de la necesidad de los ayuntamientos de financiarse con dinero fresco procedente del pago de licencias de obra y demás impuestos.
Pero la propiedad intelectual de este escenario urbanístico debe atribuirse con todo merecimiento al ex conseller Rafael Blasco, arquitecto del nuevo marco legal que regula el territorio. La LRAU reforzó al agente urbanizador y le dio licencia para promover suelo pese a no ser propietario desde 1994. El desarrollo de planes a cargo de los ayuntamientos hizo el resto, y las grandes promotoras compraron todo palmo de terreno que se les puso a tiro.
La Conselleria de Territorio tiene peticiones municipales para reclasificar 194,5 millones de metros cuadrados de terrenos que actualmente están fuera de ordenación. Buena parte de esa propiedad está a nombre de la mayoría de las empresas mencionadas líneas atrás, que engrosan su cartera de suelo en previsión de una conversión urbanística que multiplique su valor. Del conjunto de poblaciones que componen la C. Valenciana, 123 aspiran a convertir de suelo rústico a urbanizable 67,2 millones de metros cuadrados en la provincia de Valencia; 68 millones en la de Castelló; y otros 59,3 millones en la de Alicante.
Cuatro de las diez mercantiles citadas anteriormente nacieron como constructoras, pero su acercamiento a la gestión de suelo crece a mayor ritmo que la actividad destinada a unir ladrillos y enyesar paredes. Nada más rentable que poner una parcela a dormir y dejar que suba su precio.
Cada empresa gobierna su señorío con mayoría absoluta sobre las demás. Alicante es territorio Ortiz. El holding del adjudicatario del plan Rabasa de Alicante, con 4,2 millones de metros cuadrados -el mayor proyecto urbanístico de la provincia pendiente de desarrollo- constituye un ejemplo de la diversificación de negocio de las constructoras, cuya inversión en terrenos crece a mayor ritmo que la edificación. El Grupo Ortiz dispone de una cartera de suelo valorada en más de 2.310 millones de euros. Sin contar Rabasa, Enrique Ortiz atesora más de 10 millones de metros cuadrados, tanto urbanizables como por reclasificar, además de gestionar parcelas para vivienda en todos los planes de actuación de la ciudad de Alicante y en algunos de los programas urbanísticos más rentables de la provincia, como el Armanello de Benidorm. En los próximos 10 años, Ortiz está en disposición de levantar más de 30.000 viviendas, Rabasa aparte.
Otras empresas
Más modesto, pero en continuo crecimiento, el grupo inmobiliario Murcia Puchades, con sede en Benidorm, basa su solidez en la «capacidad de gestión y en el inventario de terrenos», según su propia filosofía. La empresa interviene en actuaciones urbanísticas sobre más de ocho millones de metros cuadrados en 13 municipios de la Comunidad.
A finales de 2006, otro potente grupo empresarial, Llanera, compró la compañía agrícola Reva, propietaria de 900 hectáreas de terreno -alrededor de 9 millones de metros cuadrados-, situadas entre los términos de Riba-roja, Chiva y Quart de Poblet, una zona de gran potencial de crecimiento urbanístico. La castellonense Lubasa, por su parte, tiene entre manos jugosos proyectos, como el Parque Empresarial de Cheste, Golf en la Pobla de Vallbona, el bulevar Moreres II en Valencia, y otros en el disparadero que suman más de 90 millones de metros cuadrados en programas presentados.
La valenciana Edival gestiona 9,8 millones de metros, de los que 2,6 se emplearán a corto plazo para alojar 15.468 viviendas. Es en la provincia de Alicante donde tiene las actuaciones de mayor tamaño, casos de Golf Xàbia (1.738.783 metros cuadrados), Benidorm Armanello (667.600) y La Vila Joiosa (637.530 metros cuadrados). La empresa levantará 27.015 viviendas en los próximos años. Otros grupos con previsión y capacidad para visar entre 25.000 y 45.000 viviendas cada uno en propio suelo lideran todos los ránkings inmobiliarios: Marina d'Or, Bancaja y el grupo Ballester, que ha logrado alcanzar facturaciones anuales de 250 millones
Jorge Fauró/Óscar Bornay, Alicante/Valencia
Algo menos del 20% del suelo urbanizable (o con aspiraciones de serlo en el futuro) de la Comunitat Valenciana está en manos de diez empresas con sede en alguna de las tres provincias de la autonomía o en Madrid. La propiedad del resto del territorio listo para edificar dentro de los lindes de la Comunitat Valenciana está muy atomizada y en poder de sociedades de menor tamaño que las diez grandes del ladrillo. La titularidad de estas últimas sobrevuela más de 150 millones de metros cuadrados, sin contar terrenos de otros propietarios cuya gestión depende de estos auténticos señores del suelo.
Edival, el Grupo Ballester, Lubasa, Marina d'Or, Grupo Ortiz, Llanera, Murcia-Puchades, la gestora inmobiliaria de Bancaja y las nacionales Metrovacesa, Urbis y Vallehermoso atesoran suelo en una superficie que representa cerca de 2 de cada 10 metros cuadrados. De éstos, la suma total de superficie lista para edificar no consigue poner de acuerdo ni al propio sector, que estima que el dominio de estas sociedades tiene capacidad para levantar medio millón de viviendas en la C. Valenciana de aquí a 10 años.
Sin tan siquiera organizarse, las empresas mencionadas constituyen un auténtico lobby que marca la política urbanística de la autonomía, trazada al rebufo del elevado número de inmuebles que crecen como hongos en Alicante, Valencia y Castelló y de la necesidad de los ayuntamientos de financiarse con dinero fresco procedente del pago de licencias de obra y demás impuestos.
Pero la propiedad intelectual de este escenario urbanístico debe atribuirse con todo merecimiento al ex conseller Rafael Blasco, arquitecto del nuevo marco legal que regula el territorio. La LRAU reforzó al agente urbanizador y le dio licencia para promover suelo pese a no ser propietario desde 1994. El desarrollo de planes a cargo de los ayuntamientos hizo el resto, y las grandes promotoras compraron todo palmo de terreno que se les puso a tiro.
La Conselleria de Territorio tiene peticiones municipales para reclasificar 194,5 millones de metros cuadrados de terrenos que actualmente están fuera de ordenación. Buena parte de esa propiedad está a nombre de la mayoría de las empresas mencionadas líneas atrás, que engrosan su cartera de suelo en previsión de una conversión urbanística que multiplique su valor. Del conjunto de poblaciones que componen la C. Valenciana, 123 aspiran a convertir de suelo rústico a urbanizable 67,2 millones de metros cuadrados en la provincia de Valencia; 68 millones en la de Castelló; y otros 59,3 millones en la de Alicante.
Cuatro de las diez mercantiles citadas anteriormente nacieron como constructoras, pero su acercamiento a la gestión de suelo crece a mayor ritmo que la actividad destinada a unir ladrillos y enyesar paredes. Nada más rentable que poner una parcela a dormir y dejar que suba su precio.
Cada empresa gobierna su señorío con mayoría absoluta sobre las demás. Alicante es territorio Ortiz. El holding del adjudicatario del plan Rabasa de Alicante, con 4,2 millones de metros cuadrados -el mayor proyecto urbanístico de la provincia pendiente de desarrollo- constituye un ejemplo de la diversificación de negocio de las constructoras, cuya inversión en terrenos crece a mayor ritmo que la edificación. El Grupo Ortiz dispone de una cartera de suelo valorada en más de 2.310 millones de euros. Sin contar Rabasa, Enrique Ortiz atesora más de 10 millones de metros cuadrados, tanto urbanizables como por reclasificar, además de gestionar parcelas para vivienda en todos los planes de actuación de la ciudad de Alicante y en algunos de los programas urbanísticos más rentables de la provincia, como el Armanello de Benidorm. En los próximos 10 años, Ortiz está en disposición de levantar más de 30.000 viviendas, Rabasa aparte.
Otras empresas
Más modesto, pero en continuo crecimiento, el grupo inmobiliario Murcia Puchades, con sede en Benidorm, basa su solidez en la «capacidad de gestión y en el inventario de terrenos», según su propia filosofía. La empresa interviene en actuaciones urbanísticas sobre más de ocho millones de metros cuadrados en 13 municipios de la Comunidad.
A finales de 2006, otro potente grupo empresarial, Llanera, compró la compañía agrícola Reva, propietaria de 900 hectáreas de terreno -alrededor de 9 millones de metros cuadrados-, situadas entre los términos de Riba-roja, Chiva y Quart de Poblet, una zona de gran potencial de crecimiento urbanístico. La castellonense Lubasa, por su parte, tiene entre manos jugosos proyectos, como el Parque Empresarial de Cheste, Golf en la Pobla de Vallbona, el bulevar Moreres II en Valencia, y otros en el disparadero que suman más de 90 millones de metros cuadrados en programas presentados.
La valenciana Edival gestiona 9,8 millones de metros, de los que 2,6 se emplearán a corto plazo para alojar 15.468 viviendas. Es en la provincia de Alicante donde tiene las actuaciones de mayor tamaño, casos de Golf Xàbia (1.738.783 metros cuadrados), Benidorm Armanello (667.600) y La Vila Joiosa (637.530 metros cuadrados). La empresa levantará 27.015 viviendas en los próximos años. Otros grupos con previsión y capacidad para visar entre 25.000 y 45.000 viviendas cada uno en propio suelo lideran todos los ránkings inmobiliarios: Marina d'Or, Bancaja y el grupo Ballester, que ha logrado alcanzar facturaciones anuales de 250 millones