Entre decir que la mayoría son falsas y mentir como el observatorio del jorobar Judicial diciendo que casi no había tiene que existir un término medio.
Lo que doy por seguro es que el número de denuncias falsas es mucho más elevado que lo que se quiere dar por cierto desde los chiringuitos hembristas institucionalizados; que el número de denuncias sin pruebas es elevadísimo; y que no son pocas las denuncias fundadas en comportamientos de escasa transcendencia (como levantar la voz o coger a la mujer por el brazo).
La ley del jenaro carece de toda proporcionalidad, ya que está basada en un dogma: el de que todos los hombres, presentes pasados y futuros, son esbirros de El Macho®, la organización machisto-masónica que tiene por objeto sojuzgar a todas las mujeres, pasadas, presentes y futuras, del mundo. Y eso es algo que no le perdono a Rodrígued y sus guestes ni a los continuistas del partido autodenominado popular.