Enrique Múgica y las arcas del PSOE: "El dinero lo recibía en sacos".

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Voy a detenerme brevemente unas líneas sobre la figura de uno de estos oscuros personajes que ha dado a la historia la social-democracia en nuestro país: me refiero al abogado donostiarra Enrique Múgica Herzog, nieto de un mísero peletero judío y cerebro gris del marxismo español durante las últimas seis décadas.

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Tras participar en las revueltas estudiantiles de los años cincuenta, siendo su cabeza destacable, junto con otros correligionarios suyos de inquietudes, como Boyer, Sastre o Schwartz, Múgica se afilia en 1963 al entonces clandestino PSOE, etapa durante la cual el joven Enrique efectúa numerosos viajes y desplazamientos por Europa (Bonn, Berlín, Londres, etc), con motivo de celebrarse el 25° aniversario del Movimiento Europeo, a cuya directiva española perteneció en representación del PSOE.

Ferviente sionista, decía ser «el más pro-israelí del PSOE. Tanto él como su hermano Fernando, alias «Poto», «de profundas convicciones judías» y casado con la judía conversa María del Carmen de las Heras, afirmaban siempre que tenían su corazón dividido entre el País Vasco y el Estado de Israel. Durante el franquismo, en el domicilio familiar de los Múgica, una villa en Igeldo llamada «Nere Aberria» (Mi patria), estuvieron colocadas permanentemente una ikurriña y una bandera de Israel[1]. «Durante la Dictadura su casa fue punto de encuentro y de asilo de compañeros de toda España»[2]. Un antiguo camarada suyo cuenta, que, «a principios de los 70, Múgica les ofrecía a él y a otros jóvenes viajar, con todos los gastos pagados, a visitar un kibutz, para ver como es el socialismo en Israel. Manejaba mucho dinero, que le llegaba de Tel Aviv. Y también de Alemania, de los países nórdicos... El de Italia, lo recibía en sacos. Yo le preguntaba si no tenía miedo de que le desplazaran de su privilegiado puesto. Y él me contestaba: Mientras tenga la llave de la caja yo, no hay problema»[3].

Iniciada la democracia comienza la meteórica carrera de Enrique Múgica que se perfilaba muy fructífera, pues parece que una misteriosa y poderosa mano esotérica y triangular guiaba su imparable ascenso político, social y profesional. Así, Múgica es nombrado presidente de la Comisión de Defensa del Congreso después de las elecciones generales de 1977. Casi al mismo tiempo, la denominada Comisión Constitucional y de Libertades Públicas, constituida en agosto de ese mismo año, estuvo integrada, al margen de los siete “padres” de la Constitución, por otra terna de judíos tan notorios como Enrique Múgica, Pablo Castellanos y Salvador Sánchez Terán, seguidos de un conjunto de masones, entre los que cabría destacar particularmente a Jerónimo Saavedra, Enrique Tierno Galván y Gregorio Peces-Barba, este último presunto. También formaron parte de dicha Comisión, Felipe González, Alfonso Guerra y Javier Arzallus, masones también los tres.

Hombre de la Comisión Trilateral, el periódico “Cinco Días” del 28-11-1979, publicaba un artículo bajo el título «Múgica entusiasmó a los trilaterales», organización mundialista fundada en 1972 por el magnate y masón multimillonario David Rockefeller. «Múgica fue largamente aplaudido —señalaba una fuente ("El PAIS", 20.09.1981)— por los integrantes de la sección española de la Trilateral, cuando ésta celebró un pleno en Madrid, al que fue invitado Felipe González. El secretario general del PSOE excusó su asistencia acudiendo en su lugar Múgica Herzog».

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Con la victoria electoral del PSOE en 1982 se le sitúa al frente del ministerio de Justicia. El nombre de Múgica, junto con el de su compañero de partido Luis Solana, ex presidente de Telefónica, aparecieron ese mismo año en un organigrama elaborado por la Brigada Antigolpe de la policía que investigaba la «trama» del 23-F. En ese documento a los dos se les atribuye una relación con algunos golpistas y con la CIA. A Múgica, concretamente, lo señalan de estar directamente involucrado en los prolegómenos que rodearon el autogolpe del 23-F, del que estaba sin duda al corriente por ser amigo del general Armada que le puso en antecedentes de sus intenciones.

En julio de 1983, Múgica y Carlos Sanjuan, ambos miembros de la Comisión de Defensa del Congreso, marcharon a Washington donde mantuvieron conversaciones con directivos del Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad de Georgetown, uno de los institutos asociados a la Comisión Trilateral y con múltiples interrelaciones con el CFR. Tampoco la prensa informó del contenido concreto de lo allí tratado.

No es extraño, por consiguiente, que en nuestro país nos encontrásemos a un hombre estrechamente vinculado a los norteamericanos como el judío donostiarra Enrique Múgica Herzog, por aquel entonces diputado socialista y presidente de la Comisión de Defensa del Congreso, ocupando un puesto en la junta directiva del Instituto de Cuestiones Internacionales (INCI), la filial hispana de CFR, fundada a comienzos de 1979 y de enorme actividad a lo largo de la década siguiente. El INCI ―sobre el que habremos de volver― ha estado «formado por casi un centenar de profesores, diplomáticos, hombres de negocios, militares, periodistas y políticos»[4], inquietos por la consolidación de la democracia consensuada en España.

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"ABC", 08.02.1980

Su presidencia era ocupada por el Teniente General Manuel Díez-Alegría[5], persona especialmente relacionada con la comunidad judía y la Embajada de Israel en Madrid. Múgica se llegó a referir de forma elogiosa a Díez-Alegría como un «hombre con magia», durante una cena-homenaje a su figura que tuvo lugar en febrero de 1980. Pero lo más relevante a tener en cuenta es que el Instituto de Cuestiones Internacionales «ha formado parte —según el periodista Alfredo Grimaldos― del laberinto de organismos creados por el Departamento de Estado norteamericano, la CIA y el Pentágono en todo el mundo para crear “estados de opinión” favorables o desfavorables a cualquier tema que afecte a los intereses vitales de Estados Unidos»[6].

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Las lealtades judías y sionistas de Diez-Alegría, quien estuvo llamado a suceder a Suárez en la presidencia del gobierno.

Otro personaje fundamenta de la historia reciente de nuestro país vinculado durante décadas a las empresas norteamericanas llamado José Mario Armero Alcántara, amigo de Vernon Walters (director adjunto de la CIA entre 1972-1976) e «informador» de la Embajada de los Estados Unidos, desempeñó la primera vicepresidencia de INCI. Armero ha sido en este sentido el hilo directo encargado de justificar científicamente sus tesis y, luego, darles publicidad a través de la otra gran agencia española, Europa Press, que este exquisito y supuesto criptojudío dirigió a lo largo de tres décadas, un potente aparato ideológico que le ha permitido influir de manera directa en la opinión pública española.

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Los curiosos cónclaves frecuentados en los años ochenta por Armero, presidente de Europa Press, el apodado "pontífice" de la Transición y miembro del INCI, junto con Múgica.

Es comprensible, pues que, al margen de sus estrechos vínculos con los norteamericanos, las relaciones de Enrique Múgica con el Mossad y la inteligencia israelí vengan igualmente de largo en el tiempo. La periodista Pilar Urbano afirma que el responsable de poner en contacto y relación en 1979 a la policía española, y en concreto al comisario general de policía Manuel Ballesteros con el Mossad, fue precisamente Enrique Múgica. Según palabras de Ballesteros, «aquella visita (a Israel) y aquel buen acceso al director del Mossad (El-Azar) me la facilitó Enrique Múgica»[7].

Lógicamente, tanto Enrique como su hermano Fernando, también abogado y uno de los dirigentes históricos del Partido Socialista de Euskadi, a cuya refundación contribuyó en los años sesenta, se acabaron convirtiendo tras la llegada de la democracia en los principales artífices e interlocutores de todo un programa cuidadosamente elaborado que finalizaría con el establecimiento de relaciones diplomáticas con el Estado hebreo, formalizado en 1986. De hecho, Fernando fue uno de los impulsores de la Asociación de Amistad España-Israel creada a finales de los años setenta específicamente con ese fin.

Según el abogado de ascendencia judía Jorge Trias Sagnier, dicha asociación fue «un grupo de amigos que nos uníamos fraternal y regularmente en torno a la mesa bien provista de ideas de Max Mazin: Cela, Armero, Herrero de Miñón, Navarro Alvarez, Pérez Bilbao, Juan Barranco, el embajador Hadas (a quien Fernando Múgica Herzog alias «Poto» gustaba denominar «el padre Samuel» por sus maneras jesuíticas), Miguel Angel Gózalo, José Luis Lacave, Gregorio Marañón, Carmen Llorca, Ricardo de la Cierva, Jacques Laredo, Enrique Múgica —¡ay, Enrique!―, José M.ª Martín Patino (provicario de la Archidiócesis de Madrid-Alcalá), el catedrático de economía Antonio López Nieto (de la familia de Nieto Antúnez) o el jefe del Estado Mayor del Ejército José Miguel Vega Rodríguez y los demás embajadores del estado de Israel que después fueron»[8].

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Armero, Múgica, Fraga, Polanco, Entralgo, Marañón, etc, ahí están todos...

Estas gestiones como interlocutor entre ambos países las inicia Fernando, persona «que tenía muy buenos amigos en Israel»[9], cuando lleva a Felipe González una carta personal de Miha Harish, uno de los asesores de Simón Peres, en la cual se analiza la posibilidad de establecer relaciones oficiales entre ambos países. En estas primeras operaciones jugarían también un papel destacado dos socialistas adscritos a la Comisión Trilateral, Julio Feo y Juan Antonio Yáñez-Barnuevo, diplomático y responsable de la política exterior del gabinete de la Presidencia del Gobierno. Ambos fueron invitados a visitar Israel en diversas ocasiones. En 1986 se cumplía uno de los sueños de los hermanos Múgica: España reconoció al Estado de Israel y aprobó el establecimiento de relaciones diplomáticas. «Poto» había trabajado activamente para ello. Llegó incluso, como hemos indicado, a ejercer de correo entre Moncloa y dirigentes laboristas israelíes como Miha Harish, que había asistido como invitado al XXX Congreso del partido socialista.

En el año 2006, la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) quiso mostrar el reconocimiento de los judíos españoles a todos los que en España trabajaron para lograr el establecimiento de relaciones diplomáticas entre este país y el Estado de Israel, que tuvo lugar en 1986. «Muchas fueron las personas que trabajaron para que ese sueño se hiciese realidad, como el ex ministro José Barrionuevo, Enrique Múgica, Jordi Pujol, Gregorio Marañón, Miguel Angel Gozalo, José Mario Armero o el periodista Pedro J. Ramírez», señalaba la FCJE en una nota.

En 1979, Fernando Múgica Herzog ocupó una concejalía en el Ayuntamiento de San Sebastián, como miembro de la gestora que sustituyó a la anterior Corporación. La llegada del PSOE al Gobierno en 1982 no alteró las cosas. Fernando, como buen judío, consiguió un puesto de asesor en el Banco Exterior de España y lo compaginó con su actividad profesional. Simultáneamente, «Poto» inició diversas aventuras empresariales de la mano de sinuoso Nicolás Franco Pascual de Pobil, miembro del Club de los Rotarios y quien a finales de los años sesenta había aparecido mezclado con el grupo del diario “Madrid”, liderado por alopécico Serer, García Trevijano y compañía. En febrero de 1975, Pobil era nombrado presidente del Banco del Noroeste (Grupo Rumasa), atreviéndose a afirmar solo dos meses más tarde que «Estoy contra el bunquer y contra el fascismo. A favor de la convivencia democrática e igualitaria sin privilegios de ninguna clase».

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Pascual de Pobil era hijo de un hermano del Caudillo vinculado a la masonería, Nicolás Franco Bahamonde, ex-embajador en Lisboa (una plaza «clásica» del Intelligence Service británico) y bon vivant, «cuya presencia en asuntos turbios de toda índole se extendió a lo largo y ancho de toda la geografía española, y en relación con multitud de personajes adinerados»[10]. Su esposa era cuñada de los hermanos Coca, conocida familia de banqueros salmantinos propietarios de la Banca Coca a los que habían apodado «los banqueros del Movimiento Nacional». El «hermano del ministro», apelativo con el que se conocía a Fernando Múgica, se acabó viendo envuelto en pequeños escándalos, como el caso del Casino Costa Blanca de Alicante que prometía ser un fabuloso negocio (empresa en la que figuraba como secretario del Consejo de Administración). Aquello le valió a «Poto» varias querellas criminales[11].

Uno de los hijos de Fernando, el abogado donostiarra Rubén Múgica (a) «Potito», fue Secretario de Formación de la Comisión Ejecutiva Federal de las Juventudes Socialistas. Más tarde militó en el partido político de Rosa Díez como cabeza lista de UPyD y participó como contertulio de manera esporádica en los programas del Grupo Intereconomía. «Potito» es también portavoz del Foro de Ermua y primo en segundo grado de Andrés Herzog (San Sebastián, 1974), «mano derecha» de Rosa Díez, puesto que su padre, Carlos Herzog, peletero de profesión, era primo de «Poto».

Pero Rubén Múgica Heras (o «de las Heras») está divorciado de Eugenia Arribas García, contratada en Banca Cívica como alta ejecutiva por su propio padre, el opulento financiero José María Arribas jovenlandesal (FOTO), que ha sido entre 2003 y 2011 presidente de Caja Burgos y vicepresidente de Banca Cívica[12], lo que le ha rodeado de una aureola de continuos escándalos, y al que en vista de los datos, tanto por sus características étnicas como biográficas, estimo de la misma antropología racial. Ex procurador de Alianza Popular, José María Arribas es, para más señas, padrastro de la exitosa periodista de origen judío Pilar (Cubero) García de la Granja, ex-redactora jefe de economía de Onda Cero, quien se encuentra casada con Alfredo Timermans, al que se propuso como director de Telemadrid.

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El banquero José Mª. Arribas, yerno de «Potito».

A raíz del asesinato en 1996 de Fernando Múgica a manos de la banda terrorista ETA, su hermano Enrique acuñaría un término que pasaría a la historia: «eusko-nazis», definición con que maliciosamente pretendía etiquetar a esa fauna de drojadictos anti-españoles y maleantes marxistas que constituyen el entorno más próximo y los cuadros militantes de la banda terrorista ETA.

La estrategia de calificar de «nazis» y «fascistas» a los terroristas de extrema izquierda que han configurado históricamente el núcleo y la militancia de la organización terrorista vasca, es una táctica y una obsesión típicamente judía con la finalidad de confundir a la ciudadanía. Esta línea de desinformación trazada por los hebreos que ya he tratado con más amplitud en otro hilo (¿Combatir el "fascismo vasco"? Los farsantes del Foro de Ermua), volvía a encontrar eco por boca del judío venezolano José María (“Txiki”) Benegas Haddad en un acto organizado por la Fundación Pablo Iglesias en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el 9 de marzo del 2011 en recuerdo de Fernando Múgica, donde hizo un llamamiento «a mantener la unidad y la tenacidad contra la intolerancia, que hace que el último reducto del nazismo nacionalista anide todavía en el País Vasco».

Sería conveniente recordar que su hermana Doris Benegas ha sido una figura destacada de ese "último reducto" que lidera la izquierda abertzale vasca. También es revelador lo que cuenta Manuel de la Pascua, un policía amigo de Enrique, adscrito al Seced en la última etapa del franquismo. Este desvela que «El Servicio (el Seced) solía hacer algún favor (a Enrique Múgica), de vez en cuando, a cambio de que condenara a ETA, pero él siempre se negaba. ETA era entonces para el PSOE el aliado estratégico».

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Tras el asesinato en 1979 a manos de los socialistas de ETA, del joven militante socialista Germán González López, la prensa judeomasónica nos vende una narrativa de sobra conocida.

Manuel Paredes un comandante de Seced en aquella época, amigo también de Múgica, señala que cuando le preguntaba porque se callaba y no condenaba los atentados de ETA, Múgica respondía: «No, no. ETA está luchando contra la dictadura, y nosotros no vamos a condenar nada que vaya contra la dictadura que es también nuestro enemigo»[13]. En aquellos años todos los demócratas tenían de ETA una opinión muy distinta a la que después fue fraguándose. Como recuerdan algunos autores, en 1970 «nadie vio a los procesados como unos separatistas en lucha contra España, sino a unos heroicos luchadores contra una dictadura brutal que —añade en 1982 Alejandro Muñoz Alonso, vicepresidente de "Cambio 16"― tras torturarlos despiadadamente les sometían a la farsa de un consejo de guerra».


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[1] “Diario Vasco”, 08-02-1996.
[2] Recuerdo de Fernando Múgica, Fundación Pablo Iglesias, 2011, pág. 3 (José María Benegas).
[3] Alfredo Grimaldos, La CIA en España, Debate, 2006, págs. 244/5.
[4] “ABC”, 12-02-1980.
[5] “ABC”, 08-12-1979, p. 22.
[6] Grimaldos, La CIA en España, p. 215.
[7] Pilar Urbano, Yo entré en el CESID, Plaza & Janés, 1997, pág. 303.
[8] “ABC”, 12-02-1996.
[9] Recuerdo..., op. cit., p. 65.
[10] Ramón Tijeras, Las sagas del poder, Plaza & Janés, 1998, p. 85.
[11] «Fernando Múgica deja una sociedad investigada por presunto fraude» (“EL PAIS”, 28-03-1990).
[12] Nacida en el año 2010 tras la unificación de Caja Burgos, Caja Sol, Caja Navarra y Caja Canarias. En marzo de 2012 Banca Cívica era fusionada con CaixaBank. Arribas fue también presidente de la Federación de Cajas de Ahorro de Castilla-León.
[13] Urbano, op. cit., p. 128.
 
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