En los últimos tiempo Iñaki Urdangarin, el marido de la infanta Cristina, había despuntado demasiado. No nos referimos a su presencia, junto a la infanta Cristina y su cada vez más numerosa prole, en las revistas del corazón o actividades inherentes a su papel de miembro de la familia real, sino a su faceta como empresario ligado a los Borbón. Que los negocios del duque de Palma formaran parte de la información económica diaria y que los abultados contratos que firmaba salieran a la luz por distintas disputas entre gobiernos autonómicos y oposición provocaba más que respingos en los despachos de Zarzuela. Ahora, una vez que el ex jugador de balonmano ha abandonado la presidencia del Instituto Nóos de Estudios Estratégicos de Patrocinio y Mecenazgo, la empresa desde la que ha impulsado sus negocios más polémicos, el Rey respira con más calma. Sin duda, en Zarzuela son conscientes desde hace tiempo de la necesidad de evitar cualquier cuestión susceptible de afear la imagen de la monarquía española, máxime cuando la institución no pasa por sus mejores momentos de popularidad después de que recientemente parte de los españoles celebraran con nostalgia los 75 años de la proclamación de la II República.
Lo cierto es que la trayectoria empresarial del marido de la infanta Cristina ha dado varios disgustos dentro de la familia Borbón. Quizás el más sonado es también el más reciente. El Siglo ya lo reflejó en su tema de portada El 'yernísimo'. Los negocios de Urdangarin con el Gobierno de Matas comprometen a la Casa Real (ver nº 685)
Se trata de los interrogantes que se abrieron después de que el pasado mes de febrero el diputado socialista en el Parlamento balear, Antoni Diéguez, difundiera que el Govern había pagado 1,2 millones de euros a la Fundación Nóos para que celebrara en Palma de Mallorca un Foro sobre Turismo y Deporte entre los días 22 y 25 de noviembre de 2005. Según el convenio suscrito entre ambas partes, es decir la empresa entonces presidida por Urdangarin y el ejecutivo del popular Jaume Matas, por la organización de este evento -duró apenas tres días y su repercusión no fue para tirar cohetes- Baleares había pagado 1,2 millones de euros.El diputado en ningún momento mencionó que el Instituto Nóos estuviera presidido por Iñaki Urdangarin, sin embargo el nombre de la empresa era ya familiar para muchos, incluidos nuestros lectores, que ya sabían que en Valencia tampoco habían evitado beneficiarse de alguna forma de la aureola real de Urdangarin para promocionar la Copa de América de Vela que acogerá la ciudad mediterránea. De hecho, los datos hechos públicos por los socialistas baleares animaron a los correligionarios valencianos a interesarse más a fondo sobre los gastos públicos generados por dos eventos -celebrados en los meses de octubre de 2004 y de 2005- destinados a difundir la prueba náutica y organizados por el Instituto Nóos. El ayuntamiento de Rita Barberá reconoció que el coste de los dos Valencia Summit había superado los 1,2 millones de euros, repartidos entre el canon de 450.000 euros anuales y los 363.000 euros destinados a desplazamientos y estancia de participantes. Un dinero que se daba por bien gastado tanto por parte del ayuntamiento valenciano como por la Generalitat de Francisco Camps, que corrió con parte de los gastos.
Para la Casa del Rey era la gota que colmaba el vaso después de demasiado tiempo durante el que su forma de ganarse las habichuelas no lograba ser lo impecable que debía en quien tiene el honor de ostentar el título de yerno real. El caso es que la última asamblea general del Instituto Nóos del pasado 7 de abril formalizó la renovación de su cúpula directiva, dejando al cargo de la empresa a un hombre de la absoluta confianza del duque de Palma, el hasta ahora vicepresidente, Diego Torres.
Con motivo del relevo, Nóos publicó un comunicado en el que resaltaba la aportación del ex jugador de balonmano y deseaba mucho éxito al ex presidente en el proyecto “en el que va a embarcarse en las próximas fechas, encaminado al fomento del deporte como herramienta para la integración social”. De un día para otro parece que Urdangarin va a cambiar sus boyantes actividades de asesoramiento en marketing deportivo por otros menesteres que probablemente también le reporten beneficios económicos pero que están más cercanos a las tradicionales labores de compromiso social a las que suelen dedicarse distinto miembros de las familias reales europeas. Concretamente, según declaraciones del propio duque recogidas por la prensa valenciana, quiere promover “una fundación internacional” para desarrollar “proyectos de integración social, deporte y cultura”. Al parecer, el proyecto podría estar completamente definido este mismo año y Urdangarin no descarta algún tipo de colaboración con el Instituto Nóos en el futuro.
No es de extrañar. Al yerno del Rey le ligan muchas cosas con la compañía y quienes siguen trabajando allí (ver reportaje de portada de El Siglo nº 655 La mansión de los duques. Los negocios de Urdangarin, ¿suficientes para pagar seis millones de euros?) empezando por el nuevo presidente, el profesor del ESADE Diego Torres.
Con él fundó Nóos, empresa cuya sede social se situaba en la calle Beethoven, en el mismo número y piso en la que constan como inscritas cuatro empresas en las que Urdangarin ha participado junto a Carlo María Gallucci y Francisco Delgado Ruiz, profesores del ESADE. Se trata de Dentipartners S.L; Odont Mad S.L.; y Sport e Formazione S.L. De estas tres el duque dejó de formar parte de su consejo a mediados del año pasado. En cuanto a Dentiform XXI S.L., sociedad que comenzó a operar en noviembre de 2003 para la formación médica, gestión estratégica de administración e investigación y difusión a profesionales, entre otros fines, el duque consta todavía como consejero y secretario. Pero es una quinta empresa vinculada a Galluci, Enveitg XXI S.L., donde aparece otro hombre muy relacionado también con Iñaki Urdangarin.
Se trata de Carlos Medina Morales, ex administrador único de Enveitg XXI y de Nóos Consultoría Estratégica S.L. en sus inicios. Medina Morales también aparecía como administrador en Shiriaimasu S.L, una de las empresas en las que participa Diego Torres junto a Ana María Tejeiro Losada, quien comparte apellidos con el secretario de la mencionada Sport e Formazione. En definitiva, una maraña de empresas y nombres vinculados unos con otros y que han tenido al duque de Palma, en su faceta de hombre de negocios, como nexo de unión.
Actualmente, según el registro mercantil, el duque de Palma se mantiene sólo en Aizoon S.L. Creada en febrero de 2003 en la ya familiar calle Beethoven, 9 5-1 y que en 2005 trasladó su domicilio a la calle Balmes, 224 4-1. Su administrador único es Iñaki Urdangarin y tiene, entre otros objetos sociales el servicio de consultoría y asesoramiento en gestión de e mpresas y la compraventa y arrendamiento de bienes inmuebles.
Una vez abandonada la presidencia del Instituto Nóos, al duque de Palma sólo se le reconocen oficialmente dos actividades laborales: ser profesor del Departamento de Política de Empresa de ESADE y Consejero independiente de Motorpress Ibérica.
Su relación con esta última empresa también fue fuente de preocupación en Zarzuela. Asumió ese cargo después de que aparecieran voces críticas cuestionando la idoneidad de que el marido de la Infanta compaginara su puesto como vicepresidente en el Comité Olímpico Español con otro en una empresa dedicada al marketing deportivo, es decir, el cargo de director del área de planificación de Octagon Esedos, multinacional norteamericana dedicada a la organización de espectáculos deportivos y matriz de la mencionada Motorpress.
No fueron esas las únicas críticas que le llegaron al duque de Palma durante su etapa en el COE. Durante algún tiempo se barajó la posibilidad de que el ex jugador de balonmano saltara de la vipresidencia primera del organismo, a la presidencia, un cargo que en otros países ocupa algún miembro de la realeza local. Sin embargo, de nuevo los negocios de Urdangarin desaconsejaron optar a ese puesto y ya ni siquiera ocupa la vicepresidencia.
Por entonces, algunos presidentes de federaciones deportivas consideraron incompatible que el duque mantuviera un cargo de tanto relieve dentro del olimpismo con intereses profesionales en el mundo del deporte. Por entonces se acababa de saber que Urdangarin había mediado para que el antiguo equipo ciclista Banesto pasara a denominarse Illes Balears, lo que le iba a costar al Govern de Jaume Matas siete millones de euros, cifra considerada muy superior a la barajada en otros equipos.
Ya en nuestra portada El 'yernísimo'. Los negocios de Urdangarin con el Gobierno de Matas comprometen a la Casa Real El Siglo resaltaba que en los últimos tiempos Palma de Mallorca se ha convertido en sede de todo tipo de competiciones sin que la falta de infraestructuras fuera un problema. En septiembre de 2004, por ejemplo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) elegía a Palma como sede del mundial de ciclismo en pista cubierta de 2007. La isla competía con Hamilton (Canadá), Praga (República Checa), San Salvador (El Salvador) y San Sebastián, sin embargo dejó a sus rivales por el camino a pesar de que la capital balear carecía de velódromo. La nueva instalación deportiva estará lista a tiempo gracias a los 21 millones de euros que ha invertido el Govern y el Ejecutivo central.
Otra de las casualidades fue la de la eliminatoria de la Copa Davis de 2004 entre España y Holanda. El lugar que albergó el encuentro: la plaza de toros de Palma de Mallorca, un emplazamiento cuanto menos heterodoxo, aunque el Gobierno balear fue lo suficientemente convincente como para que la Federación Española de Tenis aceptara su candidatura, previo pago de 300.000 euros en concepto de derechos de imagen.
En cualquier caso, hasta que Urdangarin no ponga en marcha sus nuevos proyectos tendrá que vivir de los ahorros y de la nómina de la infanta Cristina quien recibe de la Fundación de La Caixa un sueldo nada poco apreciable. Precisamente en virtud de su cargo en la Fundación, directora del área social, la duquesa de Palma participó como ponente recientemente en un curso en la Universidad de Harvard (Massachusetts) junto a expertos de todo el mundo en el fenómeno de la emigración. Harvard, al igual que la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade) de Barcelona en la que se formó su marido y actualmente colabora como profesor, forma parte de la Red de Conocimiento de Empresas Sociales.
Sin embargo, el yerno del Rey no puede tardar demasiado tiempo en “completar” los ingresos familiares ya que el matrimonio se ha metido últimamente en gastos realmente importantes. Hace algo más de un año adquirieron una nueva casa en la selecta zona de Pedralbes, barrio en el que ya vivían en un piso de lujo de unos 300 metros. Si esa primera vivienda de casados, de dimensiones a priori absolutamente suficientes para albergar al matrimonio y sus cuatro hijo, les costó 540.000 euros, para hacerse con su nuevo hogar han tenido que desembolsar 6 millones de euros -mil millones de las antiguas pesetas-, a lo que hay que sumar los abultados gastos que ha generado la reforma total de esta mansión que cuenta con más de 1.200 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, a los que hay que sumar un jardín de 1.300 metros, un espacio que los anteriores propietarios utilizaron para albergar una piscina, un frontón, un cenador y una pista de baile.
Tras meses de obras, y fuertes desembolsos económicos, la familia ya está instalándose e incluso ha comenzado a enseñarla a su familiares.
Los Príncipes de Asturias tuvieron ocasión de conocer cómo ha quedado el nuevo hogar de los Urdangarin con motivo del cumpleaños de uno de los hijos de los duques. El Rey, por su parte, visitó la casa de su hija el mismo día que acudió a Barcelona ha hacerse un chequeo en una clínica situada en Pedralbes. Seguramente el monarca sintió cierta envidia, ya que el chalet de los Urdangarin nada tiene que envidiar a la zona privada de La Zarzuela.