Uno de los leit motiv preferidos de la ****ría internacional, se puede afirmar que es la celebérrima "Solución Final" …
La leyenda holocáustica afirma que la solución alemana al problema judío fue el exterminio de los judíos.
Así es, de las entrañas de una nación capaz de dar al mundo celebridades como Schopenhauer,
Bertolt Brecht, Goethe, Kant, Wagner,Einstein, Durero ,Beethoven,Lutero,Schiller,Humboldt,
Robert Koch...e incontables seres humanos de enorme valor para la Humanidad, pudo surgir la idea de exterminar a una nación entera como si fueran vulgares cucarachas.
No importa que la mentada solución final, realmente se refiriera a programas de evacuación, reasentamiento y deportación de judíos con el objetivo final de su total expulsión de Europa.
Y aquí nos encontramos con un primer gran problema: que la gran mayoría de los millones supuestamente exterminados eran judíos de Europa del Este, no de Alemania ni de Europa Occidental.
Por eso el estudio del problema a través de las estadísticas de población ha sido difícil o imposible.
Otro problema adicional: Que los rusos estaban aplicando el mismo sistema con sus judíos, los estaban arreando de a miles más allá de los Urales, a sus propios campos de trabajo.
Y por si fuera poco, los Sionistas estaban haciendo lo mismo: trasladaron un gran número de judíos a Palestina, Estados Unidos y otros países.
Los países absorbieron a muchos judíos, en la mayoría de los casos en condiciones que hacían imposible una contabilidad numérica.
Con estas descontroladas condiciones demográficas es utópico elaborar estadísticas que permitan saber qué judíos no estaban porque los mataron o no estaban porque se escaparon a otros países, lo que sí pudimos comprobar al terminar la guerra que la cantidad de judíos vivos era prácticamente la misma que cuando la guerra comenzó..,y quien lo dude que consulte el Almanaque Judío de 1946.
La única actitud razonable y meditada que merece la leyenda del exterminio judío es el escepticismo, cuando no el rechazo liso y llano de una mentira alevosa.
El lector casual de la literatura holocáustica sabe que durante la guerra prácticamente nadie, en todo el mundo, se daba por enterado que existiera en Alemania un plan de exterminación sistemática de seres humanos. Es razonable entonces, entender al Vaticano, la Cruz Roja y a las Agencias de Inteligencia Aliadas por su ignorancia e inacción.
Si sumamos todo, tenemos la surrealista afirmación de que durante casi tres años los trenes alemanes, operando a escala continental en regiones densamente civilizadas de Europa, estaban trasladando regular y sistemáticamente a millones de judíos, como si fuera ganado, a sus muertes en los mataderos. Increiblemente nadie los vió. O los camuflaron muy bien. O no ocurrió. Menos para Hollywood que por supuesto nos saturó con imagenes de alubio*s embarcados en vagones de ganado rumbo a la fin...
Los líderes judíos tampoco estaban actuando como si estuviera sucediendo algo extraordinario en Alemania.
Las comunicaciones ordinarias entre los países ocupados y neutrales estaban abiertas, y estaban en contacto con los judíos que los alemanes estaban deportando, quienes, por lo tanto, no podían haber ignorado el "exterminio" si esas afirmaciones tenían alguna validez.
Entonces:
Así como el judío mantiene encendido su falso holocausto, nosotros, los goyim, mantendremos también el fuego encendido de la duda, que tarde o temprano nos devolverá la luz de la Verdad. Nada podremos ya resolver, pero al menos, dejaremos de ser tratados como fulastres.
Y a las conmemoraciónes infinitas del HoloCuento conque anualmente nos agobian, que asistan solo quienes crean que ocurrió, es decir, solo los judíos
cz4
