¿Que no?
¿Cuánto trigumfador del tocho son dos sueldos, alguna mascota y cero hijos?
He dicho muchas veces en este foro que en 1995 se podía pagar una vivienda de 15 millones de pesetas en 15 años. Con ciertos sacrificios, restricciones y apuros, pero se podía. A unos tipos de interés muy altos. En aquellos tiempos las hipotecas de 25 o 30 años eran consideradas como un disparate: porque lo eran.
Pocos años después te hablaban con toda la jeta de 150.000 € (que son 25 millones de las antiguas pesetas) como si fuese calderilla, porque lo de gente decente eran los 200.000 o 250.000 €. Y eso a 25 o más años, y a unos tipos de interés bajísimos.
En estas condiciones vienen diciéndonos las chorradas habituales de las ayudas a la familia y bla bla bla, pero que nos joroben ahora diciéndonos que se pueden tener dos hijos y comprar vivienda digna con la cosa de sueldos que la mayoría (fuera del foro se entiende) disfruta. Ni siquiera viviendo en las condiciones de nuestros padres, aunque sólo sea porque gran parte de la sociedad vive de vender cosas que realmente no necesitamos y, si nos ponemos estupendos y austeros, los comercios cerrados se multiplicarán a nuestro alrededor (como si no estuviesen ya las calles llenas de locales vacíos).
¿De verdad que millones de nygrytws y mwrytws bwenws van a pagarnos las pensiones? Pues eso: que vivimos en una burbuja ideológica en que millones de estultoes egoístas están esperando a su extinción mientras se creen que los sueldos crecerán siempre porque crecen en los cajeros automáticos, y que los jovenlandeses están invadiéndonos para levantar este país . Y entre ellos los peores son las divisiones panza, el tipo de ralea que aspira a tener dos pensiones máximas y dos himbersinones hinmoviliarias para especular con ellas, porque dicen que lucharon contra no sé qué dictador y dicen que trabajaron mucho, pero no aseguran absolutamente nada más que tierra quemada a sus escasos hijos.
Las piezas por si mismas no dicen nada pero el conjunto más o menos viene a encajar, y la imagen que dan es muy tenebrosa. La burbuja inmobiliaria, a que este foro debe su nombre, vino acompañada de profundas distorsiones en la jovenlandesal, la política y la cultura españolas. Somos una sociedad decadente en que con disimulo se respeta a los viciosos y se toma la depravación como modelo de éxito.
Pero, acabemos por ahora. El problema con la tal Animosa es que venía a ser el abanderado del sector del foro que venía, en pleno disparate inmobiliario, chuleando acerca de que habían comprado vivienda y los demás eran unos pobres por no poder hipotecarse (cuando el problema era que no había vivienda aceptable, a precio aceptable: el mismo tipo de vivienda que había sólo cinco años antes) Si hubiese tenido un punto de humildad no habría sucedido nada, porque en el fondo nadie tenía nada que objetar de la compra de vivienda, siempre y cuando fuese en unas condiciones justas de mercado, y no a mayor gloria de las posteriormente quebradísimas cajas (que, entre otras cosas, apostaron por conceder hipotecas a pagapensiones que venían con una mano delante y otra detrás y, ¡oh sorpresa! iban a trabajar en la construcción: y que luego se comieron con patatas el efecto sonajero) y de gente infecta como los pasapiseros. En aquellos tiempos queríamos que las cosas volviesen a su punto de origen. Se solía decir aquello de que el Estado no lo permitirá. Y vaya si no lo pemritió, pero a un coste del que nos será dificilísimo recuperarnos.
La tal Animosa dio mucho la brasa en el foro durante mucho tiempo, y luego, cuando se paralizó el tinglado, desapareció. No voy a especular acerca de por qué, aunque prefiero ser misericordioso y pensar que es por vergüenza al ver la que se había liado. Recientemente ha asomado para presumir de que acababa de terminar de pagar. De ahí el comentario acerca de en qué condiciones o a qué precio. Es una pena que Alberto Noguera crease personajes como Pepito Relámpago o Juanita Nuncabaja pero no acertase en predecir la realidad: habríamos preferido que hubiese tenido razón, porque un hundimiento a tiempo nos habría asegurado una mejor recuperación. Sin embargo, aquí estamos disfrutando de la galopante deuda pública, en tanto nos quieran seguir concediendo todos los caprichos.
