EC (portavoz del IBEX) ataca a Bukele

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Resumen: Bukele es malote porque lo dicen los ejpertos y los onejetas.


La solución Bukele: así se está poniendo de moda la 'mano dura' en España
El presidente de El Salvador, un país con 6 millones de habitantes, se ha convertido en una estrella en redes. Sus vídeos contra las pandillas abren programas de televisión en España y su autoritarismo es cada vez más aplaudido


Por
Lucas Proto

Guillermo Cid
25/03/2023 - 05:00
El Salvador tiene algo más de 6 millones de habitantes, una población cercana a la de la Comunidad de Madrid, repartidos en un territorio similar al de Galicia. Su economía es modesta, ocupa el puesto 100 (de 196) en el ranking por PIB, encajada entre la de Zimbabue y Sudán. Sin embargo, es muy probable que hayas visto más de un vídeo de su presidente en internet y sepas de sobra su nombre. Es el mandatario más seguido del mundo en TikTok y si le sumamos los ***owers que aglutina en esta red, en Twitter y en Instagram, ya dobla a la población del país que gobierna, con cerca de 14 millones de fans.

El jefe de Estado salvadoreño, Nayib Bukele, se ha convertido en los últimos tiempos en uno de los rostros más reconocibles de la política internacional. No lo ha hecho por liderar una gran potencia o marcar el camino de la política global, sino que lo ha conseguido a base de vídeos virales en TikTok, políticas a contracorriente y una polémica "mano dura". Ya sea legislando a golpe de tuits, aceptando el bitcoin como moneda de curso legal o retransmitiendo sus acciones para encarcelar a miles de pandilleros como si fuera una serie de Netflix, su influencia global no para de crecer. Cada vez tiene más apoyo en su país, en Latinoamérica ya se habla de emular sus prácticas y sus incondicionales también se disparan en España. Bienvenidos al fenómeno Bukele.


"En el terreno académico, se empezó definiendo su caso y su éxito como el primer populismo millenial. Porque es un populismo en el que el peso de herencias simbólicas e identitarias de la derecha clásica se difuminan para dejar paso al culto a las nuevas tecnologías y a la cultura pop", explica el sociólogo experto en redes sociales y política, Iago Moreno. "Pero ahora su deriva autoritaria ha cambiado mucho esa realidad. Yo me refiero a él como un caudillo de tiempos digitales, porque está yendo a un ritmo estrepitoso hacia la conformación de un régimen, de una dictadura cívico militar descarada, revestida de una gran espectacularidad. Solo hay que ver el traslado de los presos, que parecía un espeluznante tráiler de Netflix", añade.


En la época de TikTok y el streaming, el caso de Bukele se sigue con atención desde varios prismas, como un hombre con dos caras igual de llamativas. Por un lado, es uno de los mejores ejemplos de cómo aprovechar el tirón de las redes y los fenómenos nacidos de internet para triunfar. Abrazada la cultura de la viralidad, está consiguiendo que el líder de un pequeño país de Centroamérica se convierta en un actor clave del planeta, poniendo el foco sobre una nación olvidada. Pero por otro, los expertos avisan, bajo ese aspecto cinematográfico y rompedor, Bukele esconde un mando autoritario que ha colocado en su tierra y que ya empieza a popularizar fuera, convirtiéndolo en algo atractivo para millones de personas en todo el mundo.



Todo ello se puede resumir en los vídeos de uno o dos minutos en los que muestra su lucha contra las pandillas. Los publica en sus redes y son su carta de presentación. Ya sean montajes cinematográficos de criminales siendo trasladados a una megacárcel, soldados salvadoreños desplazándose a ritmo de banda sonora de película de acción o fragmentos de sus discursos subtitulados al inglés (utiliza indistintamente el español y el inglés pese a que en El Salvador solo es idioma oficial el primero y buena parte de su población no habla el segundo), sus publicaciones transmiten una imagen de tolerancia cero contra la delincuencia que corre como la pólvora.


El mensaje, con millones de visualizaciones (es fácil ver, únicamente en TikTok, contenidos con más de 5 millones de views), encuentra especial resonancia en una Latinoamérica plagada de problemas de crimen organizado, pero también entre un público global ávido de soluciones sencillas a problemas complejos, como la delincuencia o la corrupción. Además, con todo este marketing ha sabido ganarse el apoyo de entornos influyentes cada vez más digitalizados y capitalizados. Es todo un símbolo entre grandes inversores relacionados con las criptomonedas o libertarios decepcionados con el sistema actual. Con su ventana online, es capaz de adaptar la realidad del país a un relato casi guionizado que, de momento, engancha a muchos.

El boom del bukelismo
Pese al interés que despierta, es difícil imaginar un copia y pega de la estrategia Bukele en países europeos como España, en opinión tanto de Moreno como para el historiador y periodista Pablo Stefanoni. Se trata de realidades bastante diferentes. Sin embargo, el bukelismo ya ha llegado a nuestro país, y, por ahora, con bastantes apoyos. Buena parte de los medios de derecha alternativa han empezado a compartir más y más contenido sobre El Salvador, aprovechando el tirón del presidente. Programas de primera línea, como Horizonte, de Íker Jiménez, le han dedicado episodios completos y es rara la vez en la que sus vídeos como los de los pandilleros no llegan incluso a los telediarios. "Están pensados y cortados especialmente para que lleguen a estos espacios", detalla Moreno.


Su discurso, además, no tiene miedo a adaptarse y no se encadena a nada. "Bukele es muy pragmático ideológicamente. Ha atacado a la OEA y a su secretario general, Luis Almagro; ha coqueteado con Rusia o China; es elogiado por el presentador de FOX News Tucker Carlson... hay que esperar para ver si esto decanta en marcos ideológicos más concretos", explica Stefanoni. "Pero sí creo que Bukele atrae a un nuevo tipo de libertarismo de extrema derecha que combina defensa de las criptomonedas con mano dura en términos de seguridad. Ahí hay algo de clima de época", apunta este experto en nuevas corrientes de derecha y autor del libro ¿La rebeldía se volvió de derechas? .


Más allá de la realidad diaria del país centroamericano, Bukele ha conseguido congeniar con un público muy concreto y que también está en pleno crecimiento. "No creo que el bukelismo se estabilice como una corriente política fuera del país, como no lo hicieron tampoco Fujimori, fuera de Perú, ni Bolsonaro fuera de Brasil. Trump lo logró solo muy parcialmente estando a la cabeza del país más poderoso del mundo: una cosa es atraer simpatía y apoyo y otra poner en pie una corriente transnacional. Pero hay circulando nuevas sensibilidades que combinan de diferentes formas ultraliberalismo —y hasta anarcocapitalismo— con posiciones reaccionarias/autoritarias. Algunos de los emprendedores de Silicon Valley, quizá el único sitio en el mundo donde perviven las utopías, son exlibertarios decepcionados con la democracia. Algunas cosas del bukelismo riman con esto", comenta.


"El dictador más cool del mundo mundial", como se autodenominó el propio Bukele cuando se empezó a llamar la atención en el país por su deriva autoritaria, ha coqueteado de forma continuada con esas ideas. Uno de sus máximos apoyos a nivel internacional son magnates que rozan el anarcoliberalismo, como el presentador, excorredor de Bolsa en Wall Street y maximalista de bitcoin Max Keiser. Un británico que fue una de las figuras del canal ruso RT (llegó a justificar la oleada turística ucraniana) y al que, según el medio salvadoreño El Faro, Bukele le ha dado una oficina en su Gobierno, como si fuera un diplomático más, después de que Keiser cambiase su residencia en EEUU por la de El Salvador.


Su última gran medida, anunciada esta misma semana, se centra claramente en estos perfiles, leyendo el hartazgo de muchos de ellos con los impuestos. En un tuit publicado en inglés, asegura que "enviará un proyecto de ley al parlamento para eliminar todos los impuestos (sobre la renta, la propiedad, las ganancias de capital y los aranceles de importación) sobre las innovaciones tecnológicas, como la programación de software, código, aplicaciones e IA; así como la fabricación de hardware de computación y comunicaciones". "Él siempre ha entendido las corrientes miméticas de la derecha alternativa y cómo ganarse su apoyo", añade Moreno.

Lo que TikTok esconde
Pero pequeña ventana que Bukele ofrece de El Salvador mediante sus publicaciones cuidadosamente elegidas esconde mucho más de lo que enseña. "El gran problema es que se está blanqueando el autoritarismo de Bukele", considera Marco Feoli, exministro de justicia de Costa Rica y actual miembro del subcomité para la Prevención de la Tortura de la ONU, en entrevista con El Confidencial. "Cuando se le pone como ejemplo, se está ocultando el desmantelamiento que ha hecho el Estado de Derecho en los últimos años", agrega.


Desde que Nayib Bukele llegó al poder en junio de 2019 con la promesa de romper con los partidos tradicionales que habían gobernado el país desde el fin de la guerra civil (1979-1992), su Gobierno ha estado marcado por la erosión de las normas democráticas. En 2020, irrumpió junto a soldados y policías armados en la Asamblea Nacional (parlamento) para exigir la aprobación de su presupuesto de seguridad. En 2021, tras haber conseguido la mayoría parlamentaria, destituyó y reemplazó a dedo a los miembros del Tribunal Constitucional y al fiscal General, logrando así el control casi total del poder judicial.


La propia lucha sin cuartel contra las maras representa solo una parte de la historia. Múltiples investigaciones, así como una acusación directa del Tesoro estadounidense, han señalado que el Gobierno de Bukele negoció con las principales organizaciones criminales del país, una táctica similar a la de sus predecesores. Como parte de estos pactos —en los que el Gobierno habría ofrecido reducciones de sentencias, rechazo de extradiciones a EEUU, mejores condiciones carcelarias y una menor persecución en las calles—, las maras disminuyeron el nivel de violencia e incluso brindaron apoyo electoral a Nuevas Ideas, el partido del presidente, en las elecciones parlamentarias de 2021, de acuerdo con la indagatoria del periódico salvadoreño El Faro. El mandatario rechaza tajantemente estos reportes.


Según estas investigaciones, la campaña de arrestos masivos habría comenzado, precisamente, a raíz de la ruptura de este pacto. Tras una ola de 87 asesinatos en tan solo dos días, Bukele, armado ya con el control de todas las ramas de poder del Estado, declaró un régimen de excepción de 30 días que cumple este lunes un año tras haber sido renovado once veces consecutivas por la Asamblea. En este periodo, más de 65.000 personas —según cifras del Gobierno, dado que no existe transparencia real sobre el número de detenidos— han sido arrestadas. Sumando los cerca de 40.000 reos anteriores, El Salvador, con cerca de un 2% de su población tras las rejas, se ha convertido en el país con mayor tasa de presos del mundo.
 
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Uy, los periolistos españoles, que a estas altura carecen de cualquier atisbo de dignidad o credibilidad, hablan mal de Bukele, el pobre debe estar temblando de miedo. honkhonkhonkhonkhonkhonk
 
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