Comentemos amistosamente: La tradición hispana de libertad

De forma independientes? Y un carajo! No sé de dónde sacamos la idea de que todo el legado intelectual espannol no ha sido utilizado en siglos posteriores. Por otros, por supuesto...

No toma los desarrollos de nadie, llega a las mismas conclusiones de forma independiente. O por lo menos a las mismas conclusiones en un porcentaje muy alto, hay cosas que no son iguales, por ejemplo el punto de partida axiomático, los escolásticos eran más "positivistas" (o sea, tenían los axiomas más escondidos).

Luego, la parte menos importante del pensamiento escolástico (que el gobierno se basa en un hipotético contrato social) fue malinterpretada y usada por los defensores del Estado-providencia. El resto, simplemente olvidado. Los austriacos que desarrollaron su teoría del ciclo no creo que supieran quien fue Tomás de Mercado; y hasta que Rothbard empezó a hablar de ella no dijeron gran cosa sobre la escolástica (si acaso sobre Santo Tomás) y si lo dijeron pasó desapercibido como si fuera una excentricidad más. Por ejemplo:

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Lo que es una aberración es decir que la Escuela Austriaca toma los métodos de la escolástica tardía.
 
La tradición hispana de libertad....de empresa, así se entiende mejor, porque de las otras, vamos, ni por el forro....a menos que se sea de la casta, claro.
 
fueron las circunstancias (siglo XVI), lo que llevó a buscar soluciones prácticas al nacimiento de un nuevo contexto económico derivado del Descubrimiento de América y el Mercantilismo que esto originó, con las ingentes cantidades de oro y plata que fueron el pilar de nuestra economía como Nación. Nuestra industria no evolucionó, puede ser achacable a las políticas proteccionistas que fomentaban la seguridad y por lo tanto no existía necesidad de idear nuevas fórmulas, nos limitábamos a comerciar... no a innovar, a diferencia de las naciones protestantes, otro factor que señala a estas como el origen del Capitalismo.

:XX::XX::XX:

Por el amor de dior, amosnomejodas. Y nadie te rebate. :roto2:

Las ingentes cantidades de oro y plata fueron el pilar de las economías europeas, salvo de la nuestra. Nuestra industria fué sacrificada por Carlos V de Alemania, al igual que nuestro comercio internacional y nuestra innovación. Todo para mayor gloria de Dios, Roma y los Austrias. Los Borbones aún añadieron a su verdadero país, Francia, entre los beneficiarios.

Y de aquellos polvos, estos lodos. :cool:
 
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Por el amor de dior, amosnomejodas. Y nadie te rebate. :roto2:

Las ingentes cantidades de oro y plata fueron el pilar de las economías europeas, salvo de la nuestra. Nuestra industria fué sacrificada por Carlos V de Alemania, al igual que nuestro comercio internacional y nuestra innovación. Todo para mayor gloria de Dios, Roma y los Austrias. Los Borbones aún añadieron a su verdadero país, Francia, entre los beneficiarios.

Y de aquellos polvos, estos lodos. :cool:

Es que la fabricación de dinero es más atractiva a corto plazo que la fabricación de mercancías. Por eso se sacrificaron el resto de sectores y en cierto modo se convirtió en el pilar de la economía (o de la no-economía) destruyendo la producción real y haciendo al pueblo más pobre con unas guerras absurdas declaradas por el camino.
 
Bueno, voy a comentar el texto principal para dar ejemplo.

Hace unos días (o un par de semanas) escribía Luisito2 en el principal que la teoría austriaca se equivocaba al explicar el ciclo económico porque por su subjetivismo no podía explicar que se destruyese capital. Sin un metro que tenga siempre el mismo tamaño, ¿cómo shishi vas a saber si algo está creciendo o menguando?

La teoría de la Escuela de Salamanca, o por lo menos de la parte más importante de ella, sí tiene ese metro. Los precios, los salarios y casi todo se forman igual, en lo esencial pero responden a una medida objetiva: es justo, objetivamente justo, lo que se acuerda en la plaza sin engaños y sin aprovecharse de las necesidades extremas de una de las partes.

Es, quitando la parte menos importante que está un poco desfasada, en ciertos aspectos mejor que la Austriaca. Los modernos liberales deberían intentar adecuarla a la realidad actual (lo fundamental no cambia, algunos aspectos secundarios sí, por ejemplo, ya no se trae mercería de Flandes y al llegar no vale nada, pero sí es cierto que los costes no determinan el precio). Cuanto más leo más escolástico me vuelvo.

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Luego, el mismo autor en uno de sus libros, dice que no hay más economía que la economía de mercado (lógico) y que la doctrina que más favorece al capitalismo es la que más respeta la libertad del hombre.

Las sectas protestantes tienen dos buenas sinrazones para oponerse: la primera, el determinismo que está más o menos presente en todas, en el texto se decía al principio "ya que Dios nos ha dado libertad tomémosla" pero si creemos en la predestinación nuestro futuro ya está escrito y no hay libertad posible (se reduce al final en un piensa lo que te dé la gana y haz lo que digo al principio, y en un sólo haz lo que digo al final); la segunda el subjetivismo y la creencia en que no existe una verdad objetiva.

Por eso, siendo más o menos ateo, alguna vez he dicho que el liberalismo auténtico debe ser católico (creer en la libertad del hombre frente al determinismo y en la jovenlandesal objetiva frente al subjetivismo). Por eso tienen los pensadores católicos objetivamente mayor peso en el liberalismo que en los socialismos y, más o menos relacionado, la palabra catolicismo (el ser católico como movimiento de masas) parece que fue una mala copia del término protestantismo.

No sé si me explico.

En la escolástica española, y en la Escuela de Salamanca más concretamente, está ya casi todo lo que puede pensarse y decirse en cuanto a filosofía, teoría política y economía. Llevo metido en ella muchos años y es una tarea sin fin, con infinidad de material y una complejidad tremenda, aparte de la añadida dificultad idiomática en relación al latín, que lastra y retarda el estudio. Un día que tenga tiempo escribiré algo aquí al respecto.

Brevemente, y en cuanto a esa presunta subjetividad del liberalismo, habría mucho que decir. Suele ser, las más de las veces, un tópico que repiten sus enemigos con la peor de las intenciones. Nada hay más objetivo, al cabo, que los procesos de mercado que definen condiciones materiales ineluctables, a las cuales los operantes en él deben adaptar sus deseos y necesidades, si pretenden no ser expulsados del mismo. A la adaptación a esas circunstancias, y al conatus -aquí me pongo espinosiano- por perseverar en la propia esencia, en la medida en que la determinación de las condiciones materiales en cada momento dadas lo permita, a ese esfuerzo continuo por insertarse en el mundo o cambiar, si la fuerza para ello es suficiente, las condiciones circundantes con el fin de hacer menos traumático ese choque; a todo eso, digo, a ese precario poder elegir el modo de adaptación -o lucha- a las condiciones que la realidad -que somos todos actuando en el mundo, nosotros, ellos y la naturaleza- impone, a esa conciencia de la necesidad llamamos libertad. No es un libre albedrío puro, ni una libertad meramente subjetiva; sino una libertad objetiva insertada en las condiciones materiales del mundo y el mercado, las cuales, producidas por y en lucha con nuestros deseos, nos determinan y construyen nuestro yo. Eso es la libertad; no un incausado asno de Buridan decidiendo libremente entre dos nadas. Lo justo es lo real; lo real es el mercado, el mundo.

Yo, también como usted -y como Gustavo Bueno, dueño del genial hallazgo-, soy un ateo católico.
 
En la escolástica española, y en la Escuela de Salamanca más concretamente, está ya casi todo lo que puede pensarse y decirse en cuanto a filosofía, teoría política y economía. Llevo metido en ella muchos años y es una tarea sin fin, con infinidad de material y una complejidad tremenda, aparte de la añadida dificultad idiomática en relación al latín, que lastra y retarda el estudio. Un día que tenga tiempo escribiré algo aquí al respecto.

Brevemente, y en cuanto a esa presunta subjetividad del liberalismo, habría mucho que decir. Suele ser, las más de las veces, un tópico que repiten sus enemigos con la peor de las intenciones. Nada hay más objetivo, al cabo, que los procesos de mercado que definen condiciones materiales ineluctables, a las cuales los operantes en él deben adaptar sus deseos y necesidades, si pretenden no ser expulsados del mismo. A la adaptación a esas circunstancias, y al conatus -aquí me pongo espinosiano- por perseverar en la propia esencia, en la medida en que la determinación de las condiciones materiales en cada momento dadas lo permita, a ese esfuerzo continuo por insertarse en el mundo o cambiar, si la fuerza para ello es suficiente, las condiciones circundantes con el fin de hacer menos traumático ese choque; a todo eso, digo, a ese precario poder elegir el modo de adaptación -o lucha- a las condiciones que la realidad -que somos todos actuando en el mundo, nosotros, ellos y la naturaleza- impone, a esa conciencia de la necesidad llamamos libertad. No es un libre albedrío puro, ni una libertad meramente subjetiva; sino una libertad objetiva insertada en las condiciones materiales del mundo y el mercado, las cuales, producidas por y en lucha con nuestros deseos, nos determinan y construyen nuestro yo. Eso es la libertad; no un incausado asno de Buridan decidiendo libremente entre dos nadas. Lo justo es lo real; lo real es el mercado, el mundo.

Yo, también como usted -y como Gustavo Bueno, dueño del genial hallazgo-, soy un ateo católico.

Brillante, como siempre, más en cuestiones que domina.

Sobre ese liberalismo español y sus autores, e incluso sobre otros más tardíos, me pregunto que opinión tendrían sobre la justicia de ciertos mercados post-modernos en los que las necesidades de capital para poder ser un actor son inalcanzables o en el que las barreras de entrada cierran la partida antes de empezar. En fin, todas esas condiciones que convierten a parte de los mercados modernos (también las que vienen del Estado) en un coto muy diferente a las plazas y los mercados de los que hablaba Igualdad. Seguro que nos puede dar una opinión muy interesante...

Le animo a que escriba en este foro eso que tiene pensado sobre el tema.
 
Luego, el mismo autor en uno de sus libros, dice que no hay más economía que la economía de mercado (lógico) y que la doctrina que más favorece al capitalismo es la que más respeta la libertad del hombre.

Yo precisamente pienso que el capitalismo, en el sentido de ese sistema económico que empieza a tomar forma, sobre todo en el Reino Unido (y un poco después en los USA), desde mediados del Siglo XIX, es lo que desplaza al liberalismo en su sentido más clásico y lo que va poniendo, en relación con este último, en segundo plano al hombre y a su libertad.

Yo no mezclaría mucho a la Escuela de Salamanca (evidentemenre anterior en el tiempo) con ese modelo económico.
 
No se puede ser escolástico y ateo, por la misma razón que no se puede ser liberal y católico.

El "austriacismo", que es una aberración, procede de tomar los desarrollos conceptuales económicos de los escolásticos prescindiendo de Dios, que es el principio del que partieron esos mismos.

De ahí no puede salir otra cosa que un monstruo y la adoración del Becerro.

Se inteligente, y si te has molestado en leer a los escolásticos -me jugaría es pescue a que debido a la influencia de los "austríacos", Huerta de Soto and company- haz el favor de no aislar sus desarrollos y llegar a su punto de partida y tener una visión completa. Te encontrarás con Teología, Teología y más Teología que es... nada menos que la progenitora de la Economía, lo mismo que es la progenitora del Método Científico.

Si eres honesto contigo mismo y haces eso.... tú acabas converso.

Tiene usted toda la razón. No se puede entender esa defensa de la libertad de los escolástico españoles sin Dios. Eliminarlo, y con él la busqueda de la justicia trascendente en lo real que hacen ellos, es crear un hijo poco agraciado.
 
Pondré el contrapunto ateo, ya que nadie toma el relevo.

Por supuesto que existe, y puede existir, un liberalismo ateo. El ateismo solo es la respuesta actual a nuetro nuevo conocimiento. Dios no existe, como es evidente a quien se lo plantee honestamente en el fondo de su corazón. Lord Acton no era ateo porque vivió en su tiempo, de haber nacido un siglo después la cosa habría pintado en forma muy diferente.

Las ideologías y el pensamiento evolucionan, y se infiltran en la sociedad, hasta en sus bases. Poco a poco lo que no era sino una enfermedad, se convierte en la sana respuesta ante la vida. Porque mantener creencias irreales nos deja indefensos ante la vida.

Probablemente la escuela de Salamanca inició líneas de pensamiento, pero estas murieron, su saber se perdió, y fue redescubierto por otros. Podemos sentirnos orgullosos de ello, pero no de que crearan una escuela que perdurara, porque no es cierto.

Los reyes españoles iniciaron una guerra contra el interés de las personas, una guerra que aún se libra, aunque muchos aún no lo sepan.

En mi opinión Weber tiene una sólida razón. El protestantismo tiene una base más apropiada para el ahorro y la acumulación de capital.

Y precísamente la religión católica es lo que llevó en cierta medida a nuestros reyezuelos (porque no merecen otro calificativo) a tomar medidas que perjudicaron la economía, cruentas con la población, y que perseguían intereses ajenos a los de la sociedad.
 
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