Choque a cámara lenta

Rescato este hilo de las profundidades para seguir mezclando metáforas. Llevo unos días, a raiz de la llegada (bastante más tarde de lo esperado) de la progenitora de todas las reformas laborales, con la imagen rondándome en la cabeza de un barco (la galera "Hispania" de la que tan bien se escribió hace años, y habría que reflotar también esos hilos) en el que viven varias clases de "pasajero": hay galeotes y "cattle class", pero también hay mucha gente que va en segunda clase, sin remar y haciendo pequeñas tareas en el barco, y que ahora se encuentran que cada vez hay menos comida y más tareas, y que se les obliga a bajar a la sentina o incluso a remar. Cada vez hay más apreturas y luchas entre los que lograron progresar durante los años buenos y llegaron a tener silla en la segunda cubierta, y los galeotes que nunca dejaron de remar, con poca comida y condiciones deplorables, y ahora escuchan que "vivimos por encima de nuetras posilidades y ahora toca apretarse el cinturón". Mientras tanto, los armadores y sus invitados siguen su vida sin cambios en la cubierta superior, con los oficiales.

La imagen de un país como un barco (la nave del estado, intrepidamente pilotada por el capitán Mariano, que tomó el relevo del intrépido comandante jose luis (que ahora descansa en su cómoda tumbona por los servicios prestados) solo sirve si nos olvidamos de llegar a ninguna parte. El destino de los barcos es seguir flotando hasta que se hunden, cosa que pasa muy raramente porque la vida sigue incluso tras crisis y guerras y los países no desaparecen en el mar, pero es cierto que un país se puede hundir, como yugoslavia, aunque sus tripulantes, pasajeros y polizones (o muchos de ellos) seguirán flotando en balsas o chalupas construidas con los materiales del país que zozobró.

En todo caso el choque a cámara lenta sigue a su ritmo, el habitáculo es cada vez más pequeño, hay menos agua que compartir y la comida para muchos se reduce a cuencos de arroz. Las peleas y robos entre pasajeros aumentan. Menos mal que la situación está controlada porque todos los pasajeros tienen la oportunidad, cada cuatro años, de elegir si quieren que el capitán sea Mariano o Jose Luis, y además cuentan con la zanahoria de una hamaca cerca de un ojo de buey si se portan bien.
 
Buenos días Miss,

Algunos le echábamos de menos y casi ya no nos acordábamos porque acudimos a este foro.

Al final las predicciones de la gente con sentido común se cumplen. Los sesudos y pensadores económicos y políticos están tan fuera de la realidad que se pierden en pensamientos vagos de su propio mundo.

Seguiremos aquí.
 
Siempre nos podemos tirar al mar y que se nos coman los tiburones...
 
Rescato este hilo de las profundidades para seguir mezclando metáforas. Llevo unos días, a raiz de la llegada (bastante más tarde de lo esperado) de la progenitora de todas las reformas laborales, con la imagen rondándome en la cabeza de un barco (la galera "Hispania" de la que tan bien se escribió hace años, y habría que reflotar también esos hilos) en el que viven varias clases de "pasajero": hay galeotes y "cattle class", pero también hay mucha gente que va en segunda clase, sin remar y haciendo pequeñas tareas en el barco, y que ahora se encuentran que cada vez hay menos comida y más tareas, y que se les obliga a bajar a la sentina o incluso a remar. Cada vez hay más apreturas y luchas entre los que lograron progresar durante los años buenos y llegaron a tener silla en la segunda cubierta, y los galeotes que nunca dejaron de remar, con poca comida y condiciones deplorables, y ahora escuchan que "vivimos por encima de nuetras posilidades y ahora toca apretarse el cinturón". Mientras tanto, los armadores y sus invitados siguen su vida sin cambios en la cubierta superior, con los oficiales.

La imagen de un país como un barco (la nave del estado, intrepidamente pilotada por el capitán Mariano, que tomó el relevo del intrépido comandante jose luis (que ahora descansa en su cómoda tumbona por los servicios prestados) solo sirve si nos olvidamos de llegar a ninguna parte. El destino de los barcos es seguir flotando hasta que se hunden, cosa que pasa muy raramente porque la vida sigue incluso tras crisis y guerras y los países no desaparecen en el mar, pero es cierto que un país se puede hundir, como yugoslavia, aunque sus tripulantes, pasajeros y polizones (o muchos de ellos) seguirán flotando en balsas o chalupas construidas con los materiales del país que zozobró.

En todo caso el choque a cámara lenta sigue a su ritmo, el habitáculo es cada vez más pequeño, hay menos agua que compartir y la comida para muchos se reduce a cuencos de arroz. Las peleas y robos entre pasajeros aumentan. Menos mal que la situación está controlada porque todos los pasajeros tienen la oportunidad, cada cuatro años, de elegir si quieren que el capitán sea Mariano o Jose Luis, y además cuentan con la zanahoria de una hamaca cerca de un ojo de buey si se portan bien.

buenisimo...como siempre
 
Muy bonito, de verdad.

Cada vez va tomando fuerza la proyección de un futuro no muy lejano de una España al borde de un conflicto armado o graves desordenes (suena grueso...) pero, viendo el fundamentalismo del cartel bancario que manda en Alemania con su BCE y los papanatas de lengua aramea de Bruselas, va quedando claro que están dispuestos a ir al límite. Ya desenmascarada la actual U.E, de su corte antidemocrático, con un sistema basado en la dominación y desechando sus orígenes de cooperación y cohesión. Llegados a este punto, la duda cada vez más fuerte, es; ¿se podrá controlar este leviatán azul cuando los estados nacionales quiebren, que no fundirse con otros, etc. y si pierde el control se desatarán los demonios ibéricos?

El proceso que vivimos dentro de la U.E se está cepillando la soberanía popular y el estado de derecho, por el momento sin despeinarse, con una promesa de estabilidad que la mayoría cree ver en el horizonte... Lo trágico va a ser si llegados a ese horizonte, no se encuentra la promesa y tampoco se tiene el estado. Suele ser cuando se producen los amotinamientos.


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Rescato este hilo de las profundidades para seguir mezclando metáforas. Llevo unos días, a raiz de la llegada (bastante más tarde de lo esperado) de la progenitora de todas las reformas laborales, con la imagen rondándome en la cabeza de un barco (la galera "Hispania" de la que tan bien se escribió hace años, y habría que reflotar también esos hilos) en el que viven varias clases de "pasajero": hay galeotes y "cattle class", pero también hay mucha gente que va en segunda clase, sin remar y haciendo pequeñas tareas en el barco, y que ahora se encuentran que cada vez hay menos comida y más tareas, y que se les obliga a bajar a la sentina o incluso a remar. Cada vez hay más apreturas y luchas entre los que lograron progresar durante los años buenos y llegaron a tener silla en la segunda cubierta, y los galeotes que nunca dejaron de remar, con poca comida y condiciones deplorables, y ahora escuchan que "vivimos por encima de nuetras posilidades y ahora toca apretarse el cinturón". Mientras tanto, los armadores y sus invitados siguen su vida sin cambios en la cubierta superior, con los oficiales.

La imagen de un país como un barco (la nave del estado, intrepidamente pilotada por el capitán Mariano, que tomó el relevo del intrépido comandante jose luis (que ahora descansa en su cómoda tumbona por los servicios prestados) solo sirve si nos olvidamos de llegar a ninguna parte. El destino de los barcos es seguir flotando hasta que se hunden, cosa que pasa muy raramente porque la vida sigue incluso tras crisis y guerras y los países no desaparecen en el mar, pero es cierto que un país se puede hundir, como yugoslavia, aunque sus tripulantes, pasajeros y polizones (o muchos de ellos) seguirán flotando en balsas o chalupas construidas con los materiales del país que zozobró.

En todo caso el choque a cámara lenta sigue a su ritmo, el habitáculo es cada vez más pequeño, hay menos agua que compartir y la comida para muchos se reduce a cuencos de arroz. Las peleas y robos entre pasajeros aumentan. Menos mal que la situación está controlada porque todos los pasajeros tienen la oportunidad, cada cuatro años, de elegir si quieren que el capitán sea Mariano o Jose Luis, y además cuentan con la zanahoria de una hamaca cerca de un ojo de buey si se portan bien.

Se huele la brisa marina y todo. Up.
 
Asombrosas las predicciones de Miss Marple cumplidas casi a rajatabla. Y un tanto sorprendente que un pequeño foro de economía cuente entre sus miembros con mentes tan lúcidas y que un pais haya sido o esté siendo gobernado por tal caterva de inútiles tipo ZP o Mariano.

No hay duda del error de esta civilización. Una pena que Miss no se prodigue en demasía. Habrá que reflotar más.
 
Última edición:
Miss Marple, como se puede ver consultando la fecha de apertura de este hilo, tenia usted una bola de cristal que ya la quisieran varios ministros actuales y defenestrados.
¿podria usted iluminarnos de como se saldrá de esta?¿que condiciones deberan aunarse para que la economia/sociedad vuelva a la normalidad (que no a la cordura)?

PD: encantado de volver a leerle
 
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