El interés de la deuda caerá de 30.000 millones por primera vez en 5 años
El problema será mayor cuando suba la inflación y el BCE normalice el QE
El coste medio de las emisiones del Tesoro ahorra cerca de 2.000 millones
La política expansiva del Banco Central Europeo (BCE), que mantiene los tipos de interés en sus mínimos históricos; y la inflación, que sigue muy por debajo del 2%, siguen permitiendo a España financiar con cierta holgura su enorme pasivo, situado en 1,135 billones de euros según los últimos datos del Banco de España (el 98,35% del PIB). Tanto es así que la semana pasada el ministro de Economía, Luis de Guindos,
anunció un ahorro de 2.000 millones este año en la partida de intereses de la deuda, para la que habrá que dedicar 30.000 millones o incluso algo menos por primera vez desde 2012.
Un coste que refleja cierta holgura para el Tesoro Público que, superados los peores efectos de la crisis de imagen nacional a raiz del conflicto con Cataluña, vuelve a financiarse a tipos negativos incluso en los plazos a tres años, algo que cualquier Gobierno hubiera firmado hace tan solo un lustro.
La bonanza para el Tesoro español se prorroga ya precisamente desde 2012, cuando Mario Draghi, al frente del BCE, dijo aquello de "hacer todo lo necesario" para salvar el euro. Después llegaron las rebajas de tipos hasta el 0% y las compras de deuda, que han provocado, en el caso español, que las partidas presupuestadas para intereses de la deuda se sitúen siempre por encima de lo que se abona finalmente. El Ejecutivo se va a encontrar un ahorro de 2.000 millones vitales para el déficit, pero lo mismo sucedió en 2016, en 2015 y en 2014, cuando ese ahorro fue incluso superior a los 3.000 millones.
Hay más noticias positivas sobre la posición holgada de nuestra deuda pública. Fuentes del Ministerio de Economía explican a este diario que
el tipo de interés medio aplicado en las emisiones de este año se sitúan en el 0,69%, muy cerca de los mínimos históricos logrados en 2016, y a años luz del 4% que se abonaba por costumbre en 2011. Mientras, el tipo medio del pasivo español en circulación ha logrado perforar en este ejercicio sus mejores registros, y a día de hoy se sitúa en el 2,59%.
La vida media de esa deuda, además, se ha incrementado hasta los 7,14 años frente a los 6,20 del año 2013, el peor ejercicio en este sentdo. ¿Qué significa exactamente eso? Que el Tesoro exhibe músculo en emisiones a más largo plazo y con mayores intereses a abonar. En lo más duro de la crisis, financiarse a medio o largo plazo era casi imposible, y el emisor español debía arriesgar en su estrategia y captar deuda en plazos menores. De ahí (ver gráfico superior) que en 2012 más del 80% de las emisiones se efectuaron a menos de diez años y ahora esa proporción haya quedado reducida a la mitad.
Además, y según las mismas fuentes de Economía, "hemos aumentado la vida media de las emisiones nuevas a medio y largo plazo desde los 5.1 años en 2012 hasta los 10.6 años en 2017", un "cambio de estrategia" necesario para garantizar la sostenibilidad del pasivo.
El mayor reto macro
Que el Tesoro pueda financiar sin problemas el enorme volumen de deuda es clave para España, porque permite manejar con tranquilidad los Presupuestos y reducir el déficit sin sustos extraordinarios. El problema puede llegar cuando la inflación repunte -no descartable teniendo en cuenta la revalorización del ptróleo en los últimos tiempos- y el BCE retire sus estímulos con mayor rapidez. Es en ese momento cuando los intereses exigidos a España pueden repuntar y, de paso, normalizarse, encareciendo el coste de financiación y provocando un agujero en las Cuentas.
Un informe de BBVA en plena crisis de deuda calculaba que el incremento de 100 puntos en la prima de riesgo española (diferencial entre el tipo exigido al bono alemán a diez años y el español al mismo plazo) tendría un impacto de 10.000 millones de euros. Eso no es en absoluto descartable teniendo en cuenta que los intereses abonados a ese plazo y a otros son tan bajos que ni siquiera se habían registrado desde que España accedió al euro.
Economía por ahora prefiere ver el vaso medio lleno e insiste en que ha comenzado ya el proceso de disminución del pasivo, que de bordear el 100 por cien del PIB se situará en el 98% a finales de este año y bajará hasta caer del 92% en 2020. Está por ver si, por una parte, ese ritmo de reducción se cumple. Y está por ver también que sea suficiente, teniendo en cuenta que más allá de portacentajes, el volumen real supera los 1,1 billones, igual que el PIB.
A día de hoy, nuestro país acumula el quinto mayor pasivo de toda la Unión Europea, y solo este año el incremento de deuda será del 3,4%, por encima de los 38.000 millones de euros.
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