A día de hoy es inim fruta ble.
Dije que una señora era absoluta,
y siendo más honesta que Lucrecia,
por dar fin el cuarteto la hice fruta.
Forzome el consonante a llamar necia
a la de más talento y mayor brío,
¡oh, ley de consonantes dura y recia!
Habiendo en un terceto dicho lío,
un hidalgo afrenté tan solamente
porque el verso acabó bien en judío.
A Herodes otra vez llamé inocente,
mil veces a lo dulce dije amargo
y llamé al apacible impertinente.
Y por el consonante tengo a cargo
otros delitos torpes, feos, rudos,
y llega mi proceso a ser tan largo
que porque en una octava dije escudos,
hice sin más ni más siete maridos
con honradas mujeres ser cornudos.
Aquí nos tienen, como ves, metidos
y por el consonante condenados,
a puros versos, como ves, perdidos,
¡oh, míseros poetas desdichados!