expresionista
Madmaxista
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Otro modo de verlo es el de lo natural frente a lo ideal, pero en el fondo es lo mismo.Incluso veo más femenino que masculino el defender con saña ese círculo de intereses privados y familiares. Creo que ha sido un ejemplo pelín desafortunado.
Cierto, creo que hemos de llegar a acuerdos. Yo no defiendo ningún lado porque ambos tienen carencias, aunque tienda más hacia uno de ellos.Esto puede ser así, o podemos llegar a un acuerdo como seres sociales de unas normas mínimas y voluntarias de convivencia para no reventarnos la cabeza los unos a los otros a la mínima de cambio.
El tema reside en que el propio 15-M es obra del sistema.
¿te has preguntado por qué ha sido publicitado hasta la saciedad por todos y cada uno de los medios del sistema, y por qué nos lo han vendido unánimemente como algo espontáneo?
¿de dónde ha salido el dineral para carteles, papeletas de las asambleas, y demás merchandising?
El 15-M es la manera que tiene el sistema de canalizar la ira del populacho, para que no se líe parda en las calles, como pasaría en cualquier país civilizado que sufriese este corrupto y despiadado sistema neoliberal.
En cambio, si los antiprogres organizamos una manifa contra, por ejemplo, la inmi gración masiva, o contra este sistema de cosa llamado democracia, ¿crees de verdad que nos iban a dar la misma publicidad y apoyo?
Nos llamarían nazis, Muy de derechas, y todo la mansalva de progreces habituales, ilegalizarían la manifa sin contemplaciones y espérate que no privasen de libertad a los convocantes.
He dicho.
El sistema es un monstruo que crece para engullirlo todo. Tiene una consistencia propia, formada por las interacciones de todos los que creen en la idea de un nebuloso bien común por encima del individuo. Por esto cualquier persona o grupo, sin importar las particularidades de sus pensamientos siempre que coincidan en lo básico (la imposición de las propias ideas sobre los demás), están sirviendo al Sistema con mayúsculas, el gran monstruo que solo se transforma, porque están aportando su granito de arena para crear estructuras de control resistentes al paso del tiempo, que otras nuevas personas de este tipo ocuparán y extenderán cuando los primeros hayan desaparecido.
Esta soberbia, esta imposición de las propias ideas sobre los demás, es, por cierto, la vieja lucha del diablo contra Dios, al tratar de dominar ilegalmente la Creación de Dios.