La policía de Oslo confiesa: “Hemos perdido el control de la ciudad”
Gronland se encuentra a sólo dos manzanas del Parlamento, bastante cerca de las oficinas del gobierno que sufrieron el atentado de Breivik. La zona se parece a Karachi, a Basora y a Mogadiscio a la vez. La gente vende droja a la vista de todo el mundo justo al lado de la estación de metro de Gronland.
Esto ya no es Noruega ni Europa. La población extranjera vive de espaldas a la cultura noruega y europea, salvo cuando hay que ir a cobrar el dinero de las ayudas sociales. La Policía ha abandonado la zona. A principios de 2012 el diario Aftenposten (multicultural y por regla general pro islam) reconocía que había patrullas de la sharia en esta zona y que los gayses habían sido expulsados de la zona. “Gronland es más de la religión del amor que jovenlandia”, repiten los conocedores de la realidad del barrio. La realidad es que Gronland se ha convertido en un gueto de pagapensiones fieles a la religión del amor.
Oslo se ha transformado en los últimos años en una ciudad insegura, en algunos de sus barrios reinan grupos criminales étnicos que imponen su ley y someten a la población a su control.
En los últimos 10 años más de 4.000 personas han sido asaltadas y robadas en el centro de la ciudad y en la zona de la comisaría de Gronland. Sturla Nostvik es la víctima número 351 en lo que va de año en el barrio. Durante ese mismo periodo cerca de 50 violaciones han sido denunciadas en Oslo. Los criminales actúan de manera cada vez más audaz, consciente del temor que inspiran a sus víctimas y de la poca efectividad de la Policía en contra de las bandas étnicas. El jefe de la Policía de Oslo, Inge Sundeng, reconoce: “Hemos perdido el control de la ciudad”.
La policía de Oslo confiesa: “Hemos perdido el control de la ciudad”
Gronland se encuentra a sólo dos manzanas del Parlamento, bastante cerca de las oficinas del gobierno que sufrieron el atentado de Breivik. La zona se parece a Karachi, a Basora y a Mogadiscio a la vez. La gente vende droja a la vista de todo el mundo justo al lado de la estación de metro de Gronland.
Esto ya no es Noruega ni Europa. La población extranjera vive de espaldas a la cultura noruega y europea, salvo cuando hay que ir a cobrar el dinero de las ayudas sociales. La Policía ha abandonado la zona. A principios de 2012 el diario Aftenposten (multicultural y por regla general pro islam) reconocía que había patrullas de la sharia en esta zona y que los gayses habían sido expulsados de la zona. “Gronland es más de la religión del amor que jovenlandia”, repiten los conocedores de la realidad del barrio. La realidad es que Gronland se ha convertido en un gueto de pagapensiones fieles a la religión del amor.
Oslo se ha transformado en los últimos años en una ciudad insegura, en algunos de sus barrios reinan grupos criminales étnicos que imponen su ley y someten a la población a su control.
En los últimos 10 años más de 4.000 personas han sido asaltadas y robadas en el centro de la ciudad y en la zona de la comisaría de Gronland. Sturla Nostvik es la víctima número 351 en lo que va de año en el barrio. Durante ese mismo periodo cerca de 50 violaciones han sido denunciadas en Oslo. Los criminales actúan de manera cada vez más audaz, consciente del temor que inspiran a sus víctimas y de la poca efectividad de la Policía en contra de las bandas étnicas. El jefe de la Policía de Oslo, Inge Sundeng, reconoce: “Hemos perdido el control de la ciudad”.
La policía de Oslo confiesa: “Hemos perdido el control de la ciudad”