J
Josec
Guest
No os lo perdáis, es de lo mejorcito que he leído en años. Vamos, más
razón que un santo. Y más claro agua. Pérez -Reverte se supera a sí mismo
llamando a las cosas por su nombre
[...] En el ámbito escolar, no sólo hemos logrado que cada comunidad
autónoma eduque como le salga del ciruelo, sino que poseemos el fastuoso
récord de diecisiete sistemas educativos distintos. Que además estamos a
punto de enriquecer con la francofonía, la portuguesía, la iparraldía y la
magrebía; hasta el punto de que la UNESCO alucina con lo nuestro y le pide
la fórmula a Harry Potter. Encima, de postre, vamos a pasar a la historia de
las ciencias políticas inventando el Estado Monárquico de Naciones
Plurilingües Federal y Republicano Según y Cómo, antes llamado España y
ahora marca Acme. Más avanzados, imposible. Cómo será la cosa, que ya ni
bandera usamos. No hace falta. Se nos conoce en seguida por la cara de
iluso.
--
Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte
Somos el pasmo de Europa
A la vanguardia de toda iniciativa que apunte a la salud, la felicidad y
el buen rollito
También vamos a tener una de las leyes antitabaco más severas y
radicales de Europa. O eso dicen. Que luego se cumpla, es lo de menos. Lo
que cuenta, acabo de oírle en la radio a un político de fuste, es que España
está en vanguardia de toda iniciativa que se encamine a la salud, la
educación, la felicidad y el buen rollito. Para pioneros, nosotros. Se acabó
la caspa fascista. Se dan lecciones de mus de diez de la mañana a cinco de
la tarde. Pero en algo discrepo de mi primo: a ser asombro del mundo no
hemos llegado por las buenas. Sólo con esfuerzos históricos prolongados es
posible mantenerse en tan espectacular vanguardia. Hace año y pico, por
ejemplo, éramos pasmo de Occidente con lo de Iraq. De todos los presidentes
europeos, el nuestro era el único a quien Bush permitía poner los zapatos
sobre la mesa en las fotos: el amigo Ansar. Y en lo espiritual, calculen.
Nadie tocó la guitarra ante el difunto Juan Pablo II como nuestras amigas
Catalinas y Josefinas. Por su parte, la conferencia episcopal siempre hizo
encaje de bolillos condenando al mismo tiempo el aborto y el uso del
preservativo, aparte de recomendar la castidad como revolucionario
tratamiento contra el Sida. Comparado con algunos de los doberman de Dios
que tenemos aquí -que además predican desobediencia civil sin que nadie los
meta en la guandoca-, el papa Ratzinger es mantequilla blanda. Un osito
Mimosín.
En milicia también somos vanguardia a tope. El mérito no es de la nueva
administración, ojo, porque ya el anterior gobierno consiguió que el español
fuese el único ejército del mundo, por delante incluso del norteamericano,
donde las mujeres están en unidades de combate de primera línea; detalle que
confiere a nuestras fuerzas armadas una despiadada ferocidad. Además, hemos
inventado el concepto brillantísimo de fuerzas armadas desarmadas, con
soldados que no son para la guerra -que está mal vista por la sociedad- sino
para atender a niños huérfanos en maremotos o cosas así. Sobre el pacifismo
combinado con la integración de extranjeros, ni les cuento. En Melilla,
donde si un día hay enemigo éste será moruno, casi el cuarenta por ciento de
los soldados en algunas unidades es de origen jovenlandés: más integrados y
pacíficos a la hora de combatir, imposible. De momento le queman el coche al
sargento cuando hay discrepancias tácticas. A ver qué se han creído estos
españoles racistas de hez.
En lo demás, lo mismo. Punteros que echas la pota. Tenemos unos derechos
y libertades tan sólidos y avanzados que, desde el humilde navajero al
mafioso internacional, todos vienen a España a disfrutarlos. Y nuestros
jóvenes, no es que estén protegidos: están acorazados. Si un maestro llama
simple a un alumno, los padres pueden demandarlo por violencia escolar y por
insultar al colectivo de disminuidos psíquicos. Pero ni los padres tienen
bula: a una madre acaban de caerle seis meses por maltratar salvajemente con
dos bofetadas a su criatura de quince años. En cuestiones de paridad
hombre-mujer también somos faro del universo: mitad y mitad en todo, haya o
no haya, por decreto; el caso es que cuadren las cuentas. Sin olvidar los
asuntos lingüísticos: somos el único país culto -es una clasificación, no
una definición- donde el BOE prescinde del diccionario, de las academias, de
los filólogos y de los clásicos, y el Gobierno se mofa de la lengua española
a medida que a cada ministro o ministra le sale de las narices y huevas. En
materia de uniones y adopciones gayses, nuestra legislación superará
también cuanto nadie ha legislado nunca; de modo que toda España está loca
por salir del armario, a ver si trinca algo: una adopción de niños, un buen
puesto de trabajo, un marido. En el ámbito escolar, no sólo hemos logrado
que cada comunidad autónoma eduque como le salga del ciruelo, sino que
poseemos el fastuoso récord de diecisiete sistemas educativos distintos. Que
además estamos a punto de enriquecer con la francofonía, la portuguesía, la
iparraldía y la magrebía; hasta el punto de que la UNESCO alucina con lo
nuestro y le pide la fórmula a Harry Potter. Encima, de postre, vamos a
pasar a la historia de las ciencias políticas inventando el Estado
Monárquico de Naciones Plurilingües Federal y Republicano Según y Cómo,
antes llamado España y ahora marca Acme. Más avanzados, imposible. Cómo será
la cosa, que ya ni bandera usamos. No hace falta. Se nos conoce en seguida
por la cara de iluso.
razón que un santo. Y más claro agua. Pérez -Reverte se supera a sí mismo
llamando a las cosas por su nombre
[...] En el ámbito escolar, no sólo hemos logrado que cada comunidad
autónoma eduque como le salga del ciruelo, sino que poseemos el fastuoso
récord de diecisiete sistemas educativos distintos. Que además estamos a
punto de enriquecer con la francofonía, la portuguesía, la iparraldía y la
magrebía; hasta el punto de que la UNESCO alucina con lo nuestro y le pide
la fórmula a Harry Potter. Encima, de postre, vamos a pasar a la historia de
las ciencias políticas inventando el Estado Monárquico de Naciones
Plurilingües Federal y Republicano Según y Cómo, antes llamado España y
ahora marca Acme. Más avanzados, imposible. Cómo será la cosa, que ya ni
bandera usamos. No hace falta. Se nos conoce en seguida por la cara de
iluso.
--
Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte
Somos el pasmo de Europa
A la vanguardia de toda iniciativa que apunte a la salud, la felicidad y
el buen rollito
También vamos a tener una de las leyes antitabaco más severas y
radicales de Europa. O eso dicen. Que luego se cumpla, es lo de menos. Lo
que cuenta, acabo de oírle en la radio a un político de fuste, es que España
está en vanguardia de toda iniciativa que se encamine a la salud, la
educación, la felicidad y el buen rollito. Para pioneros, nosotros. Se acabó
la caspa fascista. Se dan lecciones de mus de diez de la mañana a cinco de
la tarde. Pero en algo discrepo de mi primo: a ser asombro del mundo no
hemos llegado por las buenas. Sólo con esfuerzos históricos prolongados es
posible mantenerse en tan espectacular vanguardia. Hace año y pico, por
ejemplo, éramos pasmo de Occidente con lo de Iraq. De todos los presidentes
europeos, el nuestro era el único a quien Bush permitía poner los zapatos
sobre la mesa en las fotos: el amigo Ansar. Y en lo espiritual, calculen.
Nadie tocó la guitarra ante el difunto Juan Pablo II como nuestras amigas
Catalinas y Josefinas. Por su parte, la conferencia episcopal siempre hizo
encaje de bolillos condenando al mismo tiempo el aborto y el uso del
preservativo, aparte de recomendar la castidad como revolucionario
tratamiento contra el Sida. Comparado con algunos de los doberman de Dios
que tenemos aquí -que además predican desobediencia civil sin que nadie los
meta en la guandoca-, el papa Ratzinger es mantequilla blanda. Un osito
Mimosín.
En milicia también somos vanguardia a tope. El mérito no es de la nueva
administración, ojo, porque ya el anterior gobierno consiguió que el español
fuese el único ejército del mundo, por delante incluso del norteamericano,
donde las mujeres están en unidades de combate de primera línea; detalle que
confiere a nuestras fuerzas armadas una despiadada ferocidad. Además, hemos
inventado el concepto brillantísimo de fuerzas armadas desarmadas, con
soldados que no son para la guerra -que está mal vista por la sociedad- sino
para atender a niños huérfanos en maremotos o cosas así. Sobre el pacifismo
combinado con la integración de extranjeros, ni les cuento. En Melilla,
donde si un día hay enemigo éste será moruno, casi el cuarenta por ciento de
los soldados en algunas unidades es de origen jovenlandés: más integrados y
pacíficos a la hora de combatir, imposible. De momento le queman el coche al
sargento cuando hay discrepancias tácticas. A ver qué se han creído estos
españoles racistas de hez.
En lo demás, lo mismo. Punteros que echas la pota. Tenemos unos derechos
y libertades tan sólidos y avanzados que, desde el humilde navajero al
mafioso internacional, todos vienen a España a disfrutarlos. Y nuestros
jóvenes, no es que estén protegidos: están acorazados. Si un maestro llama
simple a un alumno, los padres pueden demandarlo por violencia escolar y por
insultar al colectivo de disminuidos psíquicos. Pero ni los padres tienen
bula: a una madre acaban de caerle seis meses por maltratar salvajemente con
dos bofetadas a su criatura de quince años. En cuestiones de paridad
hombre-mujer también somos faro del universo: mitad y mitad en todo, haya o
no haya, por decreto; el caso es que cuadren las cuentas. Sin olvidar los
asuntos lingüísticos: somos el único país culto -es una clasificación, no
una definición- donde el BOE prescinde del diccionario, de las academias, de
los filólogos y de los clásicos, y el Gobierno se mofa de la lengua española
a medida que a cada ministro o ministra le sale de las narices y huevas. En
materia de uniones y adopciones gayses, nuestra legislación superará
también cuanto nadie ha legislado nunca; de modo que toda España está loca
por salir del armario, a ver si trinca algo: una adopción de niños, un buen
puesto de trabajo, un marido. En el ámbito escolar, no sólo hemos logrado
que cada comunidad autónoma eduque como le salga del ciruelo, sino que
poseemos el fastuoso récord de diecisiete sistemas educativos distintos. Que
además estamos a punto de enriquecer con la francofonía, la portuguesía, la
iparraldía y la magrebía; hasta el punto de que la UNESCO alucina con lo
nuestro y le pide la fórmula a Harry Potter. Encima, de postre, vamos a
pasar a la historia de las ciencias políticas inventando el Estado
Monárquico de Naciones Plurilingües Federal y Republicano Según y Cómo,
antes llamado España y ahora marca Acme. Más avanzados, imposible. Cómo será
la cosa, que ya ni bandera usamos. No hace falta. Se nos conoce en seguida
por la cara de iluso.