Hay muchos tipos de liberales. Los liberales mainstream influenciados por los lobbies de opinión defienden la herencia sin matices, claro está; sin saberlo defienden los intereses de otros. Pero existen otras tradiciones.
Concretamente, según la idea original de Locke, para que algo pueda ser propiedad y por tanto extensión de la vida de una persona, es necesario que haya proyectado, de alguna forma, su energía sobre lo poseído. Puedes poseer una tierra que trabajas y cultivas, pero no 10000 hectáreas en el Amazonas con las que no haces nada. Como ese requisito no se cumple en la mayoría de las herencias, estas serían ilégitimas. Para estos liberales, es legítimo que heredes el negocio de tus padres si en vida de estos has estado trabajando y contribuyendo a él, pero sería ilegítimo que heredases por la cara una fortuna en metálico con el propósito de pegarte la vida padre.
El centro de la legitimidad de las herencias no está en quien recibe una herencia sino en quien lega esa herencia y este problema de legitimidad depende de un pacto social. No se trata del derecho a recibir una herencia sino el derecho a legar libremente una herencia.
La fuerza esencial que impulsa el comportamiento de todo ser vivo es propagar su herencia genética.
La agricultura, por ejemplo, es posible debido a esto. Los granos de trigo que recolecta el agricultor son solo una minúscula fracción el peso de la planta de trigo y, sin embargo, contienen casi toda la energía y los nutrientes que la planta de trigo logró absorber y producir durante su vida en el campo. La planta de trigo, que sería "la progenitora", concentra toda la energía y nutrientes que puede en una cápsula que acompaña a cada embrión que hay en cada grano, que serían "los hijos". La planta de trigo hace esto porque su función de utilidad es hacer máxima la probabilidad de supervivencia de sus hijos, maximizar la probabilidad de propagación de sus propios genes.
El proceso económico y fiscal de las herencias debe tener en cuenta esta ley crucial del mundo.
Un agente económico construye y acumula capital, "tejido productivo", por multitud de razones. Ese tejido productivo o capital real es siempre colectivo y su producción económica sirve para resolver las necesidades sociales colectivas.
La prosperidad económica de una sociedad, la velocidad a que una sociedad erradica la pobreza, depende críticamente de la velocidad a que esa sociedad "ahorre" esto es, la medida en que esa sociedad esté dispuesta a sacrificar parte de su consumo actual para acumular esa parte de la producción en forma de un "tejido productivo" creciente.
Todo esto hace que la velocidad a que una sociedad erradica la pobreza dependa críticamente de que haga agentes económicos, dentro de esa sociedad, dispuestos a producir, a renunciar a parte de su consumo y a acumular tejido productivo (o capital real)
El que en una sociedad haya agentes dispuestos a este ahorro que permite erradicar la pobreza depende del conjunto de incentivos que sean ofrecidos por la sociedad a los agentes dispuestos a hacer ese esfuerzo.
Una de las fuerzas naturales más poderosas que pueden impulsar el comportamiento de todo ser humano, o de todo ser vivo en realidad, es el "deber natural" de todo ser vivo a hacer máxima la probabilidad de dispersión de sus genes, o de supervivencia de sus hijos.
Una sociedad que pacte con cada uno de sus ciudadanos el derecho a transferir a sus hijos (o a quien desee) el control del uso (no el uso) del tejido productivo que ese ciudadano construya durante su vida, esta haciendo uso de un poderoso incentivo para la creación de ese tejido productivo y una sociedad que niegue ese derecho está renunciando a una de las fuerzas constructivas más poderosas que existen en el mundo real.
En una sociedad basada en el libre mercado con libertad de herencia, los ciudadano suelen heredar a sus hijos pequeñas o grandes acumulaciones positivas de capital, de tejido productivo.
El caso de los políticos, que reciben heredados ciertos organismos públicos que a su vez heredarán a sus sucesores, las cosas son muy diferentes porque en la función de utilidad de los políticos no hay una propagación genética.
El resultado garantizado es que cada político heredará a su sucesor una institución más empobrecida, más endeudada y más quebrada porque la "función de utilidad" de cada político consiste en maximizar su propia supervivencia consumiendo capital heredado y sacrificando la supervivencia de sus herederos.
Según el "principio de luisito", un principio de mi propia invención, todo lo que es económicamente eficiente es "éticamente justo" y esta "coincidencia" ocurre simplemente porque las sociedades y culturas humanas existentes deben su existencia a una selección natural basada en su eficiencia económica. Las sociedades y culturas humanas, sin excepción, consideran "justo" simplemente lo que es económicamente eficiente porque las culturas que consideraban "justo" algo diferente a lo económicamente eficiente hace miles de años que desaparecieron arrastradas por su ineficiencia económica.