steppenwulf
Madmaxista
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EL TIEMPO HISTORICO.
En historiografía el concepto de tiempo histórico se utiliza de distintas formas, por las diferentes concepciones de quién es el protagonista de la Historia, es decir, el sujeto histórico.
Entendiendo por sujeto histórico un ente social capaz de tras*formar su realidad y con ello producir acontecimientos históricos relevantes.
Si el hombre es el protagonista, la escala temporal de la vida humana es decisiva, pero si son las instituciones la escala se dilata. Si el individuo es el sujeto histórico, entonces la historia es el registro de los hechos memorables de grandes personas o héroes, por ejemplo Julio Cesar y Napoleón. Esta es la manera más simple, común y antigua de escribir la historia. Pero para la interpretación social, son las instituciones, creaciones humanas superiores al individuo las verdaderas protagonistas de cada fase de la Historia, como por ejemplo, el Imperio romano, el Estado liberal o la URSS…
La terminología distingue entre causas lejanas, profundas (las económicas y sociales) y causas próximas o catalizadoras. Otra terminología utiliza, con parecido sentido, los términos estructura y coyuntura.
A lo largo del siglo XX, la forma de ver la Historia tuvo una tras*formación de la mano de la Escuela de los Annales. Esta metamorfosis surgió a partir de la intención de Marc Bloch y Lucien Febvre de desafiar el paradigma positivista dominante hasta ese entonces. El principal heredero del pensamiento de Bloch y Febvre es sin duda Fernand Braudel, a quien se le recuerda como el máximo exponente de la segunda generación de los Annales.
Desde una concepción influida por el estructuralismo y el materialismo histórico, la Escuela de los Annales (Fernand Braudel) desarrolla una compleja articulación del concepto de tiempo histórico en su metodología de investigación y planteamiento de las conclusiones.
En contra de la historiografía tradicional, que solo narra acontecimientos, Braudel escribió una historia que, en su célebre visión del tiempo histórico en tres niveles, pusiera el énfasis en la “larga duración” (estructuras) y la coyuntura. Relegando los acontecimientos a la corta duración, a lo que él consideraba como la espuma de la ola de la Historia. El mismo título de la obra más representativa de esta postura es La Méditerranée et le Monde Méditerranéen a l'époque de Philippe II, libro dividido en tres secciones, uno para la larga duración (El Mediterráneo en sí como una estructura fisica), otro para la mediana (el mundo mediterráneo en aquel momento) y, por último, otro para la corta duración, los acontecimientos y los personajes de la historia más tradicional, como el mismo Felipe II o Juan de Austria.
La larga duración (o nivel de las estructuras cuya estabilidad es muy grande),
La coyuntura (estadio intermedio, en que el cambio es perceptible), y
El acontecimiento (considerado como la espuma de la historia)
En historiografía el concepto de tiempo histórico se utiliza de distintas formas, por las diferentes concepciones de quién es el protagonista de la Historia, es decir, el sujeto histórico.
Entendiendo por sujeto histórico un ente social capaz de tras*formar su realidad y con ello producir acontecimientos históricos relevantes.
Si el hombre es el protagonista, la escala temporal de la vida humana es decisiva, pero si son las instituciones la escala se dilata. Si el individuo es el sujeto histórico, entonces la historia es el registro de los hechos memorables de grandes personas o héroes, por ejemplo Julio Cesar y Napoleón. Esta es la manera más simple, común y antigua de escribir la historia. Pero para la interpretación social, son las instituciones, creaciones humanas superiores al individuo las verdaderas protagonistas de cada fase de la Historia, como por ejemplo, el Imperio romano, el Estado liberal o la URSS…
La terminología distingue entre causas lejanas, profundas (las económicas y sociales) y causas próximas o catalizadoras. Otra terminología utiliza, con parecido sentido, los términos estructura y coyuntura.
A lo largo del siglo XX, la forma de ver la Historia tuvo una tras*formación de la mano de la Escuela de los Annales. Esta metamorfosis surgió a partir de la intención de Marc Bloch y Lucien Febvre de desafiar el paradigma positivista dominante hasta ese entonces. El principal heredero del pensamiento de Bloch y Febvre es sin duda Fernand Braudel, a quien se le recuerda como el máximo exponente de la segunda generación de los Annales.
Desde una concepción influida por el estructuralismo y el materialismo histórico, la Escuela de los Annales (Fernand Braudel) desarrolla una compleja articulación del concepto de tiempo histórico en su metodología de investigación y planteamiento de las conclusiones.
En contra de la historiografía tradicional, que solo narra acontecimientos, Braudel escribió una historia que, en su célebre visión del tiempo histórico en tres niveles, pusiera el énfasis en la “larga duración” (estructuras) y la coyuntura. Relegando los acontecimientos a la corta duración, a lo que él consideraba como la espuma de la ola de la Historia. El mismo título de la obra más representativa de esta postura es La Méditerranée et le Monde Méditerranéen a l'époque de Philippe II, libro dividido en tres secciones, uno para la larga duración (El Mediterráneo en sí como una estructura fisica), otro para la mediana (el mundo mediterráneo en aquel momento) y, por último, otro para la corta duración, los acontecimientos y los personajes de la historia más tradicional, como el mismo Felipe II o Juan de Austria.
La larga duración (o nivel de las estructuras cuya estabilidad es muy grande),
La coyuntura (estadio intermedio, en que el cambio es perceptible), y
El acontecimiento (considerado como la espuma de la historia)