Según los voxemitas que inundan el foro, si Abascal fuese presidente del Gobierno, el IBEX nunca bajaría de los 15.000 puntos. Pero la realidad es que el efecto rebote postplandémico parece eterno. Hace ya dos años y medio que se levantó el último estado de alarma y todavía se ven bares llenos a todas horas, restaurantes en los que hay que reservar mesa como mínimo una semana antes o coches nuevos por todas partes (y no todos son Dacias precisamente).